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TESTIMONIO DE FRONTERA
PARA DAR VIDA
Joven campesino,
agente de pastoral en una zona bajo control popular
Cuando hay operativos
se nos hace bastante difícil el trabajo pastoral. Porque nosotros, de por sí,
somos ilegales dentro de la zona. Entonces, los compas, cuando se dan cuenta de
que va a haber operativos -a veces dos o tres días antes- nos avisan, para
darnos seguridad, y empezamos a maniobrar con ellos. Muchas veces hemos estado
cerca de la muerte. Pero gracias a Dios vamos caminando. En medio de tantas
dificultades va comprendiendo uno que Dios se hace presente en medio de ese
pueblo.
Muchas veces ha habido
operativos fuertes, en los que uno se siente más cerca de la muerte que de la
vida. Recuerdo que una vez, el 24 de diciembre, íbamos a celebrar el nacimiento
del niño Dios cuando empezó a sobrevolar un A-37. Se habían congregado todas
las comunidades. Iban en procesión. Para mí era la primera experiencia. Yo tuve
bastante miedo. Nunca había visto un A-37.
La procesión iba hacia
el pueblo, rumbo al templo. Venía de otra comunidad. Las bombas caían allá
cerca. La procesión caminando, y las bombas cayendo. Si bien es cierto que las
bombas caían y que la muerte se hacía presente, la esperanza era más fuerte. Si
eso hubiera ocurrido en una zona que no fuera de conflicto, la gente hubiera
salido corriendo. Pero allí, la gente seguía adelante, a pesar de las bombas.
La fe y la esperanza son más fuertes que la muerte. Nos han pasado muchas cosas
de éstas.
Cuando llega el
ejército dice a la gente que no se reúnan con "esos sacerdotes" que
son comunistas, socialistas, que les están llenando la cabeza con cosas que no
son religiosas. Pero la gente sabe perfectamente que los sacerdotes están
acompañando al pueblo. El ejército con sus operativos trata de intimidar a la
gente, pero la gente no hace caso y sigue participando en el trabajo y en la vida
eclesial.
En octubre llegó el
ejército en un operativo hasta la montaña, en un operativo que llegó hasta X,
casi en la frontera. En una comunidad les destruyó la granja, les descabezó las
gallinas y les dijo que no siguieran reuniéndose con "esos sacerdotes".
Una señora se enfrentó con el militar y le dijo que si tener gallinas era ser
comunista, que la mataran. Se enfrentó al ejército. Se fueron los militares,
pero luego regresaron, la fueron a buscar a su casa y se la llevaron lejos.
Trataron de sobornarla, y luego, de violarla. Ella les dijo que si su delito
era reunirse con esos sacerdotes, que la mataran... Les acusaban de que esa
granja era de la guerrilla; pero es una granja que se ha conseguido con mucho
trabajo, y con ayuda del arzobispado. Esa granja es un signo, porque aunque no
se puede abastecer sigue en pie. Es un signo de fe y de esperanza.
Es hermoso ver cómo un
pueblo alzado en armas va acompañando la procesión. Algunos dicen que todos los
guerrilleros son ateos, pero muchas veces son más cristianos que nosotros. Es
hermoso ver cómo un guerrillero va con su arma a recibir la comunión.
Hay veces, cuando los
operativos, en que hay que salir de allí todos pero alguien tiene que cubrir la
retirada, y ellos te dicen: yo me quedo aquí cubriéndoles, váyanse ustedes. En
esos momentos ellos no saben si van a salvar la vida o no, si regresarán... Se
arriesgan a morir, pero a morir para dar vida.
Estando en una zona
conflictiva, donde la muerte se hace más presente que la vida, unos compas me
preguntaron si tomaría un arma para defenderme. (Porque hay veces que uno no
sabe si va a sobrevivir si cae en manos del ejército). Eso me cuestionó mucho.
Porque yo siempre había dicho: yo voy a servir a mi pueblo pero sin la opción
de las armas. Realmente ese ha sido un conflicto grande para mi, muy serio. Me
preguntaba a mí mismo: ¿cómo yo, haciendo un trabajo pastoral, voy a coger un
arma?
Pero, con el pasar del
tiempo fui evolucionando. Fui descubriendo que los cristianos como cristianos,
tenemos que dar vida. Hasta entonces, si a mí, en un momento determinado, en un
operativo, me pedían hacer posta en favor de los demás, yo lo hacía sin armas.
Y me puse a pensar: ¿qué pasaría si llega el ejército y yo estoy haciendo la
posta sin armas y soy yo el responsable de toda esa gente que queda en el
suelo... ? Me cuestionó tanto el pensar que yo sería el responsable, y que como
cristiano tenía que dar vida... Pensé que siendo el responsable de la seguridad
de los demás, con un arma podría defender las vidas ajenas, podría dar vida a
toda esa gente que estaba allí, y que con un tiro podría matar a la misma
muerte (mientras que el ejército con un tiro puede matar la vida...).
Digo esto porque la
guerra que hay en mi país es una guerra santa porque es de los pobres. Es una
guerra que se inició para alcanzar salarios más justos, para cambiar
estructuras injustas, para librarnos de la muerte que se nos había impuesto...
Y aunque yo agarre un arma para asegurar a los demás, aún me siento
cuestionado. Pero veo claro que como cristiano tengo que dar vida, y que si
como cristianos con un tiro tengo que matar a la misma muerte, pues tengo que
hacerlo como cristiano que soy. Porque allí, sólo así, dando muerte a la muerte
podemos dar vida.
El hecho de que yo
esté allí se debe a que yo siempre he tenido inquietudes religiosas. No sé cómo
lo van a ver ustedes. Y yo siento que no me puedo aislar del pueblo mismo y
meterme en un seminario. No puedo aceptar una congregación religiosa, porque
primero tendría que obedecer a la congregación y al obispo, y yo siento que a
quien tiene uno que obedecer es al pueblo, a ese pueblo pobre, a ese pueblo de
Dios... Ese es el conflicto serio que yo tengo...
OFRECER LA VIDA A UNA
CAUSA
Rigoberta Menchú
Yo soy humana, soy una
mujer, y no puede decir que yo rechazo el matrimonio, pero mi tarea principal
pienso que es primero mi pueblo y después mi alegría personal... Tenemos
compañeras que son casadas y que aportan igual que yo. Compañeras que tienen
cinco y seis hijos y que son admirables en la lucha. Es un cierto trauma que yo
tengo y que tengo miedo a todo esto... Mi conclusión es que mientras existan
problemas, no hay que buscarse más, porque ya tenemos suficientes con los
problemas que hay que solucionar. Mientras que no tenga problemas, no los busco.
Yo tenía un novio y
llega un momento en que ese novio ambicionaba muchas cosas en la vida, quería
tener una casa buena para sus hijos y vivir tranquilo. Eso era todo lo
contrario de mis ideas... Entonces, cuando empecé con mi convicción
revolucionaria, tuve que definir dos cosas: la lucha o el novio... Llegó un
momento en que yo estaba entre dos cosas, o él u optar por la lucha de mi
pueblo. Y llegué a eso, pues, que tuve que dejar al novio con dolor, y
sentimientos, pero yo decía que tenía mucho que hacer por mi pueblo y no
necesitaba una casa bonita mientras que mi pueblo vivía en condiciones de
horror como en las que yo nací y crecí. Así es cuando yo me separé por un lado
y el por otro... Así es cuando yo seguí la lucha y estoy sola. Y, como decía,
llegará un momento en que las condiciones sean diferentes. Cuando todos seamos
quizá no felices estando en una buena casa pero por lo menos no veamos más a
nuestras tierras llenas con sangre y el sudor de muchos.
A partir de los
sucesos de la Embajada de España los cristianos revolucionarios decidieron
formar una organización y ponerle el nombre de mi padre: se llama
"Cristianos Revolucionarios Vicente Menchu". Los cristianos toman el
nombre de mi padre como un héroe nacional de los cristianos, que a pesar de sus
duras experiencias, nunca perdió la fe. Nunca confundió lo que es el cielo y lo
que es la tierra. Optó por luchar con un pueblo. Un pueblo que necesita desde
su fe, denunciar todos los secretos de los riesgos y de la explotación. Luchó
en contra de eso como cristiano. Esto debido a la diferencia de Iglesias que
existe en Guatemala. Existe la Iglesia pobre que está en pie de lucha. Así como
nosotros hemos optado por la violencia justa. En el Quiché muchos curas
abandonaron la Iglesia. Ellos vieron que no era comunismo lo que había, sino
una justa lucha del pueblo. El pueblo cristiano había visto la necesidad de una
organización. No es solamente para tener una organización y ser representados
en la lucha sino que es más bien la imagen de todos los cristianos que se
encuentran hoy día en la montaña, motivados por la fe cristiana. La jerarquía
cristiana no tiene el espacio para meterse en la lucha del pueblo. Eso
significa que desaparecerá de Guatemala. Muchos no entienden la situación a
pesar de las masacres. No quieren entender la situación. Dicen que debemos
perdonar, pero no ven que el régimen no nos pide perdón por matar a nuestros
hermanos. Prácticamente la Iglesia se ha dividido en dos: la de los ricos, en
la que muchos curas ni quieren tener problemas, y la Iglesia pobre que se une a
nosotros.
La Iglesia ha hablado
siempre de amor y de libertad y no hay libertad en Guatemala. Para nosotros al
menos. Tampoco vamos a esperar hasta que veamos el Reino de Dios en el cielo.
Ante esto, puedo decir que la mayor parte de los obispos están conservando la
Iglesia como un privilegio. Pero hay otros que se han dado cuenta de que su
deber no es defender un edificio, una estructura; han comprendido que su
compromiso es con su mismo pueblo los han perseguido y los han obligado a
abandonar la Iglesia. La jerarquía eclesiástica no ha definido una actitud
clara...
Yo opté por mi
reflexión cristiana, por los "Cristianos Revolucionarios Vicente
Menchu". No es porque sea el nombre de mi padre sino porque es la tarea
que me corresponde como cristiana, trabajar con las masas. Mi tarea era la
formación cristiana de los compañeros cristianos que a partir de su fe están en
la organización. Es un poco lo que yo narraba anteriormente, que yo fui
catequista. Entonces, mi trabajo es igual que ser catequista, sólo que soy una
catequista que sabe caminar sobre la tierra y no una catequista que piensa en
un reino de Dios sólo para después de la muerte...
Llegábamos a grandes
conclusiones con los compañeros. Reflexionando la Biblia. Hemos encontrado que
la Biblia se ha utilizado como un medio para acomodarse y no llevar la luz al
pueblo pobre...
Entonces, también
denunciamos la postura de la Iglesia como jerarquía, que muchas veces se toman
la mano con el régimen. Eso es precisamente lo que yo reflexionaba mucho, pues,
porque se llaman cristianos pero muchas veces son sordos y mudos ante el
sufrimiento del mismo pueblo. Y eso es precisamente a lo que yo me refería
anteriormente al pedir que los cristianos cumplan verdaderamente con la práctica
de lo que es ser cristiano. Muchos se llaman cristianos pero ni merecen
llamarse cristianos. Tienen toda la tranquilidad y una casa bonita y eso es
todo. Por eso puedo decir que la iglesia en Guatemala está dividida en dos. En
la iglesia de los pobres y muchos han optado por la iglesia de los pobres y
tienen la misma convicción que el pueblo. Y la iglesia como jerarquía y como
institución que sigue siendo como una camarilla. La mayor parte de nuestro
pueblo es cristiano. Pero, sin embargo, si sus mismos pastores, como se llaman,
son los que enseñan los malos ejemplos, se toman de la mano con el régimen,
tampoco vamos a soportarlos. A mí me da mucho que pensar eso. Por ejemplo, las
monjas, su vida cómoda, me daba pena, porque eran mujeres desperdiciadas, que hacen
nada por los otros...
Yo no soy dueña de mi
vida, he decidido ofrecerla a una causa. Me pueden matar en cualquier momento
pero que sea en una tarea donde yo sé que mi sangre no será algo vano sino que
será un ejemplo más para los compañeros. El mundo en que vivo es tan criminal,
tan sanguinario, que de un momento al otro me la quita. Por eso, como única
alternativa lo que me queda es la lucha, la violencia justa, así lo he
aprendido en la Biblia. Eso trato de hacerle comprender a una compañera marxista
que me decía que cómo quería hacer la revolución siendo cristiana. Yo le dije
que toda la verdad no estaba en la Biblia, pero que tampoco en el marxismo
estaba la verdad. Que ella debía aceptar eso así. Porque tenemos que
defendernos en contra de un enemigo, pero al mismo tiempo defender nuestra fe
como cristianos, en el proceso revolucionario y, al mismo tiempo estamos
pensando que después del triunfo nos tocarán grandes tareas como cristianos en
el cambio. Yo sé que mi fe cristiana nadie me la va a quitar. Ni el régimen, ni
el miedo, ni las armas. Y eso es lo que tengo que enseñar también a mi gente...
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