Beata María Romero Meneses, virgen
fecha: 7 de julio
n.: 1902 - †: 1977 - país: Nicaragua
canonización: B: Juan Pablo II 14 abr 2002
hagiografía: Vaticano
n.: 1902 - †: 1977 - país: Nicaragua
canonización: B: Juan Pablo II 14 abr 2002
hagiografía: Vaticano
En la ciudad de León, en Nicaragua,
beata María Romero Meneses, virgen del Instituto de Hijas de María Auxiliadora,
que en el territorio de Costa Rica se dedicó, con bondad y eficacia, a la
instrucción de las jóvenes, especialmente las pobres y marginadas, y difundió
la devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen María.
María Romero Meneses nace en Granada
(Nicaragua) el 13 de enero de 1902, en una familia muy acomodada, pero de gran
sensibilidad hacia las necesidades de los más pobres, a quienes socorre
regularmente con generosidad. Orientada en familia hacia los estudios artísticos,
pronto revela su talento para la música y la pintura. A los doce años, en el
colegio de las Hijas de María Auxiliadora, recién llegadas a su ciudad, empieza
a conocer a don Bosco: congenia inmediatamente con la figura del gran apóstol
de la juventud, en quien encuentra como la encarnación de los ideales que
vibran en su espíritu, primero de manera genérica y vaga y luego cada vez más
claramente y con mayor capacidad de entusiasmarla.
Hace su opción como Hija de María
Auxiliadora (1923), y en el nombre de esta su Madre y «su Reina» -como amaba
invocarla- realiza una incansable actividad apostólica, dando vida a grandiosas
obras sociales, especialmente en Costa Rica, a donde es enviada en 1931. Con
viva sensibilidad evangélica y eclesial, conquista para su misión apostólica a
las jóvenes alumnas que se vuelven «misioneras» (misioneritas, las llama) en
los pueblitos de los alrededores de la capital, entre niños semi abandonados y
familias desheredadas. Luego, también adultos, empresarios adinerados y
renombrados profesionales quedan conquistados por su devoción mariana, que
obtiene gracias estrepitosas, y se sienten por lo tanto comprometidos a
colaborar efectivamente a las iniciativas asistenciales que Sor María, bajo la
acción del Espíritu, va proyectando continuamente con la audacia de la más
auténtica fe en la Providencia.
Sor María sueña para sus pobres siempre
nuevas soluciones a las urgencias apremiantes: obtiene primero visitas médicas
gratuitas, gracias a la acción voluntaria de médicos especialistas, y con la
colaboración de industriales del lugar organiza cursos de formación profesional
para jóvenes y mujeres que en la pobreza hubieran encontrado una pésima
consejera. En esta forma logra dar vida en poco tiempo a un ambulatorio
múltiple, con varias especialidades, para asegurar la asistencia
médico-farmacéutica a muchas personas y familias privadas de toda garantía
social. Al mismo tiempo crea cerca instalaciones adecuadas para Ia acogida de
los pacientes -a veces familias enteras- como también salas para la catequesis
y la alfabetización en los momentos de espera, además la capilla y un gracioso
jardín, y hasta el balcón con los canarios.
Para las familias sin techo, reducidas con
frecuencia a una vida precaria bajo los puentes de la periferia, hace construir
-siempre con la ayuda de una sorprendente Providencia- «verdaderas» casitas, en
las cuales limpieza y propiedad, junto con los colores de un pequeñísimo
jardín, tienen la función pedagógica de recuperar personas amargadas, restituir
dignidad a vidas envilecidas por el abandono, abriendo los corazones a
horizontes de verdad, de esperanza y de nueva capacidad de inserción social.
Surgen así las «ciudadelas de María Auxiliadora»: una obra que continúa
todavía, debido al interés de sus colaboradores a través de la Asociación de
laicos Asayne (Asociación de Ayuda a los Necesitados).
En medio esta vida activa, y de una
peculiar actividad suya como consejera espiritual (cada día horas y horas de
intensos coloquios privados, las llamadas «consultas») encuentra espacio y
momentos de ardientes elevaciones del espíritu y de una profunda vida mística,
que es en realidad la fuente de la fuerza interior de donde su apostolado brota
y recibe extraordinaria eficacia. Su ideal: amar profundamente a Jesús, «su
Rey», y difundir su devoción junto a la de su divina Madre. Su íntima alegría
es la posibilidad de acercar a la verdad evangélica a los niños, a los pobres,
a los que sufren, a los marginados. La más ambicionada recompensa a sus
sacrificios es la de ver reflorecer la paz y la fe en una vida «perdida».
Haciéndose como el Apóstol, «toda para
todos» y olvidándose de sí para conquistar cada vez nuevos amigos a su Jesús,
se entrega hasta el último de sus días: el primero en el que decidió darse un
poco de descanso. La esperaba allí el descanso eterno, con «su Rey» y «su
Reina». Era el 7 de julio de 1977. La fama de su santidad se expresó en el
lamento general de sus asistidos y de sus colaboradores; y por obra de éstos,
en el continuo reflorecimiento de las obras fundadas por ella. Fue beatificada
por SS Juan Pablo II el 14 de abril de 2002.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2286
can.: pre-congregación
país: Reino Unido (UK) - †: 706
formas del nombre: Hedda
país: Reino Unido (UK) - †: 706
formas del nombre: Hedda
En Winchester, en
Inglaterra, san Edda, obispo de la Sajonia occidental, varón de preclara
sabiduría, que desde Dorchester trasladó el cuerpo de san Birino a esta ciudad,
en la que fijó su sede episcopal.
can.: B: Juan Pablo II 17 ene 1995
país: Papua-Nueva Guinea - n.: 1912 - †: 1945
país: Papua-Nueva Guinea - n.: 1912 - †: 1945
En el pueblo de
Rakunai, en la isla de Nueva Bretaña, en Melanesia, beato Pedro To Rot, mártir,
padre de familia y catequista, que en tiempo de guerra fue arrestado por haber
perseverado en su ministerio, sufriendo el martirio bajo los efectos de una inyección
de veneno letal.
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