EL CONCEPTO DE DIOS
Si yo digo la palabra ''Dios'' todos ustedes me entienden enseguida, ¿a que sí? Pues me entienden mal, porque yo no sé lo que significa la palabra ''Dios''. Y si hay alguno que lo sabe no tiene por qué asistir a mis clases, pierde el tiempo.
No pensamos suficientemente que qué es lo que decimos cuando decimos ''Dios''. Qué es Dios. Pensémoslo, pero no lo definamos por lo que es, que lo ignoramos. Sí, ya sé que hay gente que sabe quién es Dios (sí, hay gente que lo sabe), y sé que según lo que yo diga se les erizarán los pelos. Qué tienen ellos que ver con Dios me pregunto yo, ¿o es que defienden a Dios? Venimos de la ''muerte de Dios'' que tanto ha sonado durante cien años, ¿y ahora ellos, los buenos, se sienten en la opbligación de defender a Dios? ¿A caso Dios necesita ser defendido? Insisto: qué es lo que entendemos cuando decimos ''Dios''.
Conviene recordar a todos los que saben quién es Dios, es decir, a todos los que viven en ''los cuarteles de invierno'' que hay un dogma de fe de Trento que dice que Dios es un Ser Supremo ''QUE NO SE PUEDE DECIR NI PENSAR''.
- ¿Tú piensas de Dios?
- Sí.
- Pues piensas de cualquiera sea menos de Dios.
- ¿Tú sabes quién es Dios?
- Sí.
- Pues no eres creyente. Los creyentes no sabemos quién es Dios.
- Sí.
- Pues piensas de cualquiera sea menos de Dios.
- ¿Tú sabes quién es Dios?
- Sí.
- Pues no eres creyente. Los creyentes no sabemos quién es Dios.
Dios no se puede decir, ni siquiera pensar. Y no es un problema de palabra, es un problema de concepto.
Palabra y concepto: he aquí dos problemas diferentes. Yo puedo decirte que tengo una idea de Dios pero que no sé cómo decírtelo porque no puedo imaginarme a Dios, que eso sería un problema de palabra. Pero yendo más adentro, te diré que yo no sé decirte quién es Dios porque soy incapaz de imaginarme a Dios, yo no soy capaz de tener un concepto de Dios. Nadie puede hablar de Dios porque Dios no se puede decir ni siquiera pensar. Usamos y manoseamos la palabra ''Dios'' y no sabemos lo que decimos. Cuando yo digo que Dios no existe siempre hay alguno que se queda aterrorizado, y eso que ésa es una de las cosas buenas que pueden decirse de Dios.
Que Dios no exista no significa que no haya Dios, recuerden a los existencialistas. Las cosas están aquí pero no exsiten, decía Heidegger. Somos Hombres y como Hombres existimos, en efecto. ¿Pero por qué estamos aquí, por qué hemos sido sumergidos en esta tinaja del Tiempo? Y Heidegger responde: ''Existir es estar en el tiempo para LLEGAR A SER''. Esto es: yo aún no-soy-Yo, pero se me da el Tiempo para que pueda llegar a ser lo que estoy llamado a ser.
Existir es caminar de lo que aún no se-es a lo que se quiere llegar a ser. ¿Existe Dios? No. Dios no existe. Y traduzco: si Dios existe es que está en el tiempo ''para llegar a ser'', lo cual quiere decir que todavía no-Es, o que está por hacerse o que está haciéndose. Que Dios no exista no es una brutal afirmación, es un enunciado iluminador. La existencia de Dios no es como nuestra existencia, es más: Dios es de tal categoría que de Él nada sabemos.
El Hombre es el único que puede pensar su existencia, es decir, yo sólo me puedo pensar en cuanto yo soy un ser descontento de mí, si yo estuviera contento de mí ya no me pensaría, me sería. Cuando yo me pienso, me digo: ''Yo no soy el de ayer, pero tampoco soy el de mañana, soy el de ahora, pero el de ahora no es el que ha de ser mañana''. Es decir, yo me voy pensando a saltos, me voy pensando existiendo. Por el contrario, cuando yo pienso de Dios no puedo decir que no es el de ayer, pero tampoco es el de mañana, como sucede conmigo. No, no puedo decirlo, porque Dios no existe. ¿Y eso no será anular a Dios? No, no es anularlo, es afirmarlo. Porque existir es una limitación, es ''estar en el Tiempo para llegar a ser'' y Dios rompe todas las tinajas de la limitación, está fuera del Tiempo. Yo no puedo conocer a Dios como me conozco a mí, pues yo me conozco en tanto en cuanto no-soy y Dios es Dios cuando se Es, exactamente lo opuesto a mí.
¿Qué sabemos entonces de Dios? NADA, eso, lo primero. Además, el que sabe de Dios no puede hablar porque se le derriten los plomos. Recuerden a San Juan de la Cruz: ''Quedéme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo''. El tonto y el sabio se manifiestan igual, quedan en silencio, callan: el tonto porque lo ignora todo, y el sabio porque al saber tanto se le ha roto el motor del habla. Dios trasciende toda ciencia.
De Dios nada sabemos. Nada. Y si supiéramos un poco, ese poco nos mataría. Con lo cual llegamos a una conclusión: si nosotros seguimos vivos es porque Dios aún no nos ha entrado suficientemente. ¿Cómo vamos a hablar de Dios si apenas nos ha tocado? Si nos hubiera tocado ya estaríamos fundidos en Él.
* Enseñanzas de Antonio Oliver Montserrat:https://www.facebook.com/Enseñanzas-de-Antonio-Oliver-Mon…/…
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