San Esteban, diácono y protomártir.
Venid, adoremos a Cristo recién nacido, que ha coronado a Esteban.
San Esteban, diácono y protomártir. 26 y 27 de diciembre, 2 de agosto (traslación de las reliquias de Jerusalén a Constantinopla), 7 de mayo (traslación de las reliquias de Constantinopla a Roma), 3 de agosto (traslación de las reliquias) y 20 de abril (con San Lorenzo, en Roma).
La primera referencia sobre San Esteban la hallamos, por supuesto, en las Escrituras. Los Hechos de los Apóstoles (capítulos 6, 7 y 8) nos cuentan su elección, vida, pasión e intuyen su gloria al contar su visión de Cristo en los cielos. Estos textos inaugurarían una larga tradición hagiográfica en la Iglesia. Porque Esteban no queda al margen de la leyenda, sino que también tiene la suya, al menos desde el siglo X. El Códice de Athos, el más antiguo que se conoce, cuenta que Esteban, elegido dos años después de la Ascensión del Señor, destacaba entre todos por defensor de la Divinidad de Cristo y su Nacimiento virginal, cuestiones que irritaban terriblemente a los judíos. Fue acusado ante Pilatos, que lo defendió. Luego pasó por Caifás, el cual mandó azotarle. Además, permitió que Esteban defendiera sus creencias ante varios sabios, pero ninguno, ni siquiera el célebre Saulo, luego San Pablo (29 de junio, martirio; 30 de junio, conmemoración; 25 de enero, conversión; 18 de noviembre, dedicación de la basílica) pudo rebatirle. Tres días y sus noches duró esta pasión del santo diácono y en la última noche un ángel se le apareció y le confortó. Además, le anunció su próximo martirio. Efectivamente, en ese juicio, Saulo llegó a exigir fuera lapidado por blasfemo. Nuevamente Pilatos intentó defenderle, junto a Nicodemo y Gamaliel, pero nada. Ya sabemos lo que ocurrió, según la Biblia. La leyenda en su final tiene varias versiones. Alguna dice que Pilatos enterró el cuerpo en la tumba familiar, otra que Nicodemo y Abibas, hijo de Gamaliel, serían martirizados por sepultar el cuerpo del santo protomártir que había sido arrojado a las fieras para que lo devorasen. Por su parte, la leyenda francesa de Nicodemo tiene su tela por donde cortar y para nada tiene que ver con martirio. Como fuese, el cuerpo de Esteban permanecería enterrado en Cafarmagala, porque allí lo enterró Gamaliel.
La primera referencia sobre San Esteban la hallamos, por supuesto, en las Escrituras. Los Hechos de los Apóstoles (capítulos 6, 7 y 8) nos cuentan su elección, vida, pasión e intuyen su gloria al contar su visión de Cristo en los cielos. Estos textos inaugurarían una larga tradición hagiográfica en la Iglesia. Porque Esteban no queda al margen de la leyenda, sino que también tiene la suya, al menos desde el siglo X. El Códice de Athos, el más antiguo que se conoce, cuenta que Esteban, elegido dos años después de la Ascensión del Señor, destacaba entre todos por defensor de la Divinidad de Cristo y su Nacimiento virginal, cuestiones que irritaban terriblemente a los judíos. Fue acusado ante Pilatos, que lo defendió. Luego pasó por Caifás, el cual mandó azotarle. Además, permitió que Esteban defendiera sus creencias ante varios sabios, pero ninguno, ni siquiera el célebre Saulo, luego San Pablo (29 de junio, martirio; 30 de junio, conmemoración; 25 de enero, conversión; 18 de noviembre, dedicación de la basílica) pudo rebatirle. Tres días y sus noches duró esta pasión del santo diácono y en la última noche un ángel se le apareció y le confortó. Además, le anunció su próximo martirio. Efectivamente, en ese juicio, Saulo llegó a exigir fuera lapidado por blasfemo. Nuevamente Pilatos intentó defenderle, junto a Nicodemo y Gamaliel, pero nada. Ya sabemos lo que ocurrió, según la Biblia. La leyenda en su final tiene varias versiones. Alguna dice que Pilatos enterró el cuerpo en la tumba familiar, otra que Nicodemo y Abibas, hijo de Gamaliel, serían martirizados por sepultar el cuerpo del santo protomártir que había sido arrojado a las fieras para que lo devorasen. Por su parte, la leyenda francesa de Nicodemo tiene su tela por donde cortar y para nada tiene que ver con martirio. Como fuese, el cuerpo de Esteban permanecería enterrado en Cafarmagala, porque allí lo enterró Gamaliel.
Y allí estuvieron las reliquias hasta el 415, ó 417, cuando fueron inventadas y trasladadas. De esta Invención, celebrada a 3 de agosto, podéis leer ampliamente en este artículo: http://preguntasantoral.blogspot.com.es/2012/08/de-nicodemo-y-la-invencion-de-san.html
Sobre estas reliquias, pues hay que decir que son más que dudosas, sin embargo su hallazgo supuso un acontecimiento en la Iglesia, a juzgar por las palabras que varios prelados y Padres de la Iglesia dedican a Esteban y sus milagros, a partir de esta fecha. La mayor parte de las reliquias pasó a Jerusalén, a una iglesia dedicada a su memoria en 422. El 20 de abril de 425 fueron depositadas algunas reliquias en Roma, junto a San Lorenzo Ancona y Metz veneran supuestas piedras del martirio. La abadía de Longport tiene un hueso. Halberstadt, tiene sangre y dos dedos. Cráneos hay en Athos, Croacia, Colonia y en más sitios. Y una larga lista de lugares podría añadirse. Llegadas las reliquias que antes decíamos a Roma, la devoción a San Esteban creció y se extendió por todo el mundo conocido, a la par de la evangelización. San Agustín (28 de agosto, 24 de abril, bautismo, y 5 de mayo, conversión) hace elogios de su persona, en el libro 22 de "La ciudad de Dios", dedicando buena parte a los portentos que se obran por intercesión de San Esteban y sus reliquias, de las cuales también llegaron a Hipona. Dice Agustín:
“Si tuviera que escribir todos los milagros de sanación que por el glorioso mártir Esteban ocurrieron entre nosotros, tendría que llenar toda una fila de libros. Lo que he escrito está disponible y se lee en público. (…) Hace sólo dos años que están estas reliquias en Hipona y sé que hay muchos milagros de los que no se levantan acta. Pero en el momento en que escribo esto, el número de maravillas son bien conocidas. Han resucitado a setenta”.
En el siglo VI San Gregorio de Tours (17 de noviembre) dedica igualmente un capítulo de su obra "La gloria de los mártires” a San Esteban, reseñando algunos portentos que ocurren en una capilla dedicada al santo diácono, en la que se veneraban reliquias, depositadas tiempo atrás (parece aludir a reliquias traídas igualmente en el boom). Cuenta también otros milagros ocurridos en la catedral de Bourges, dedicada a Santa María y San Esteban. Y aún escribe en su “Historia de los Francos”, de maravillas ocurridas en Chalon, Burdeos y Metz, ciudad que se libró de los húngaros por intercesión de San Esteban.
El culto a San Esteban es antiguo en la Iglesia, y el día de su memoria fue variado, según las regiones. Incluso en la Edad Media, algunos calendarios le traen en Pascua, o Ascensión, o Pentecostés, o por la Santa Cruz, casi siempre en relación con alguna solemnidad de Cristo. Es San Gregorio de Nisa, quien une su memoria a la celebración de la Natividad de Cristo. Dice:
"¡Mirad, amados! Celebramos una fiesta tras otra. Ayer el Señor del Universo nos dio alimento, y hoy el seguidor de Cristo nos alimenta. ¿Cómo es eso? Cristo baja a los hombres, Esteban sube a Cristo. Cristo entra al valle de la vida, Esteban salió de ella. Cristo fue envuelto en pañales por los hombres, y Esteban fue cubierto de piedras por Cristo".
Es San Esteban especial patrono de canteros, albañiles, picapedreros, escultores, carpinteros, tejedores, sastres, toneleros, enólogos, cerveceros y por supuesto de los diáconos. Se le invoca contra los dolores de cabeza y articulares y los cálculos biliares y cálculos renales. En la iconografía suele hacer tándem con San Vicente Mártir (22 de enero y 11 de noviembre, Iglesias Orientales) y San Lorenzo (10 de agosto y 20 de abril, en Roma con San Esteban).
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XV. Alban Butler. REV. BARING GOULD.
-"Vidas de los Santos". Tomo XV. Alban Butler. REV. BARING GOULD.
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