Santa Devota, virgen y mártir
fecha: 27 de enero
†: c. 303 - país: Francia
canonización: Conf. Culto: (aprobación de la misa en su honor) 1984
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 303 - país: Francia
canonización: Conf. Culto: (aprobación de la misa en su honor) 1984
hagiografía: Abel Della Costa
En
Mariana, en la isla de Córcega, conmemoración de santa Devota, virgen y mártir.
patronazgo: patrona de
Mónaco.
La
vida terrena de santa Devota desarrolló en Córcega -en aquel momento provincia
del Imperio Romano- en tiempos de la gran persecución ordenada por Diocleciano.
Devota nació hacia el 283 en un lugar llamado Quercio, en las laderas que
conectan el puerto romano de Mariana al centro de la ciudad, en la parte más
elevada, en el territorio llamado actualmente Luciana, departamento de
Haute-Corse.
La
joven virgen había decidido consagrar su vida al servicio de Dios, pero fue
víctima de una delación y a comienzos del 304 fue arrestada, encarcelada y
torturada. Su craneo fue apedreado. Después de su muerte, el gobernador ordenó
quemar su cuerpo, pero algunos cristianos lo salvaron de las llamas y lo
pusieron en un barco con rumbo al África, donde -pensaban- alguien le daría
cristiana sepultura. Pero en las primeras horas de la travesía se levantó una
tormenta. De la boca del cadáver inanimado de Devota salió milagrosamente una
paloma, que guió la embarcación el pequeño valle de Les Gaumates, que ahora
forma parte del Principado de Mónaco, donde según la leyenda, ya había una
capilla dedicada a San Jorge, mártir también de la persecución ordenada por
Diocleciano. Aquí, según estas tradiciones, encalló la nave alrededor del 27 de
enero, en un arbusto de flores muy temprano para la temporada de frío. El
cuerpo mutilado de la joven mártir fue descubierto por pescadores y en su honor
se erigió una capilla donde hoy se levanta la iglesia parroquial dedicada a
ella, cerca del puerto de Mónaco. Los habitantes de Mónaco, así como los
marineros de paso, comenzaron a reunirse en su tumba, y así comenzaron a
verificarse los primeros milagros.
Este
relato popular proviene de las muy difundidas (aunque tardías)
"Actas", que se extienden en detalles sobre los diversos milagros que
Dios obró en favor de sus fieles por mediación de la santa. Goza de gran
veneración en Córcega y en Mónaco, lugares de los que es patrona. En
1612 Bernardo Landolius realizó en Mónaco una estatua de la santa
que luego Honorato II de Mónaco (el primer príncipe del lugar) dedicó. En
1820 fue proclamada, junto con santa Julia, patrona principal de Córcega, pero
recién en 1894 le fue dedicada una iglesia allí. Desde 1984, con la aprobación
de los textos de la misa en su honor, puede considerarse oficialmente confirmado
el culto.
El
relato está basado en el texto de Fabio Arduino en
Santi e Beati. Las Actas pueden consultarse en Acta
Sanctorum, enero, II, pág 770-71. A falta de datos fidedignos sobre su vida,
los textos suelen extenderse sobre el amplio culto local que recibe la santa.
La estatua que reproducimos es obra moderna, y se encuentra frente a la iglesia
a ella dedicada en Córcega, su composición contiene la barca, la paloma y las
flores, infaltables en la iconografía de la santa.
Abel Della Costa
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o última modificación relevante: ant 2012
Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=334
San Marino, abad
fecha: 27 de enero
†: c. 550 - país: Francia
otras formas del nombre: Mario, Mauro
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 550 - país: Francia
otras formas del nombre: Mario, Mauro
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
En
el monasterio de Bodón, en la región de Sisteron, en la Galia, san Marino,
abad.
Pocas veces nos encontramos con
narraciones de la vida de un santo tan contemporáneas como en este caso: san
Marino murió hacia el año 550, y el autor de su «Vita», un escritor llamado
Dynamio Patricio, conocido por muchas otras referencias, la escribió sólo unos
20 años más tarde. Lamentablemente, la recensión de ese escrito que ha llegado
hasta nosotros es bastante más tardía, unos cuatro siglos, y puede sospecharse
que el relato original ha sido adornado con elementos espurios.
En
sustancia la Vita nos cuenta que Marino fue de familia de mediano patrimonio,
no de la nobleza, y que nació en Orleans, en fecha que no señala, pero anterior
al 509, como veremos; en su ciudad natal entró en un monasterio de muy joven,
pero a pesar de su edad, fue haciéndose conocido por su erudición y piedad. A
tal punto destacó ("como lirio entre los árboles del bosque", nos
resume gráficamente el autor) que Gundobado (muerto en el 509), rey del
territorio de donde estaba la antigua diócesis de Sisterón de Dróme, puso sus
ojos en él para dirigir la comunidad del monasterio de Bodón, posiblemente de
fundación real, para lo cual fue encargado por el obispo Juan, de la dicha diócesis.
Fue así Marino, no el fundador en sentido propio, pero sí el primer abad de
este cenobio.
Allí
se desarrolló toda su vida, de la que nada sabemos, excepto su especial carisma
para los milagros y las profecías, ya que el resto de la Vita es una ininterrumpida
sucesión de hechos portentosos y visiones del futuro, de lo que no sabemos
cuánto proviene de testigos directos y cuánto es desarrollo de la tradición en
las sucesivas recensiones de la obra. De todos modos, los milagros no llegan al
ridículo en ningún momento, sino que todos ellos -asombrosos todos juntos- son
perfectamente posibles como manifestación de un extraordinario poder
taumatúrgico que el santo no sólo ejerció durante su vida, sino también después
de su muerte, que él mismo predijo, y que ocurrió, como ya he dicho, hacia el
550.
Entre
sus profecías se cuentan, no sólo su propia muerte, sino la de algunos otros,
como la de san Donato,
presbítero y eremita, la del fin de su cenobio, o las invasiones
que pronto se abatirían sobre Italia. Realizó, tanto en vida como en gloria,
muchos más milagros, "que no narraré para no fatigar al auditorio",
tal como termina este capítulo de su Vita, y terminaré yo mismo esta hagiografía.
El nombre de Marino, así como el lugar del cenobio, Bodón, nos han llegado en
infinidad de variantes, de lo que prácticamente puede decirse que no hay dos
autores que lo escriban igual.
Ver
Acta Sanctorum, enero II, pás. 772ss. También Mabillión, Acta SS. Ordinis S.
Benedicti, I, pág. 105 reproduce, con otras notas, la Vita de Dynamio. La
imagen muestra una vista actual de los restos de la abadía de Bodón.
Abel Della Costa
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fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
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al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
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