Beatas María Clotilde Ángela de San Francisco de Borgia Paillot y sus cinco
compañeras, vírgenes y mártires
fecha: 23 de octubre
†: 1794 - país: Francia
canonización: B: Benedicto XV 13 jun 1920
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 1794 - país: Francia
canonización: B: Benedicto XV 13 jun 1920
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Valenciennes, en Francia, beatas
María Clotilde Angela de San Francisco de Borgia (Clotilde Josefa) Paillot y
sus cinco compañeras, vírgenes y mártires, que durante la Revolución Francesa,
por estar consagradas a Dios fueron condenadas a muerte, y en presencia del
pueblo subieron al patíbulo serenamente. Sus nombres son: Beatas María
Escolástica Josefa de San Jacobo (María Margarita Josefa) Leroux y María
Córdula Josefa de Santo Domingo (Juana Ludovica) Barré, de la Orden de las
Ursulinas; Josefina (Ana Josefa) Leroux, de la Orden de las Clarisas; María
Francisca (María Lievina) Lacroix y Ana Maria (María Augustina) Erraux, de la
Orden de Santa Brigida.
Las Ursulinas se establecieron en
Valenciennes en 1654 y, durante 140 años, se entregaron ahí a la enseñanza de
los niños y al cuidado de los pobres. Cuando el convento fue clausurado en la
Revolución Francesa, las religiosas se refugiaron en el convento de Mons. En
1793, las tropas austríacas ocuparon Valenciennes, y las ursulinas volvieron a
abrir la escuela, que siguió funcionando después de la entrada de las tropas
francesas. En septiembre de 1794 las ursulinas fueron arrestadas en virtud de
la ley Lacoste, por haber vuelto ilegalmente del extranjero para abrir un
convento. El 17 de octubre, fueron juzgadas cinco de las religiosas que
confesaron abiertamente que habían vuelto a Valenciennes para enseñar la
doctrina católica, por lo que el juez las condenó a muerte. La guillotina se
levantaba en la plaza del mercado. Al ver llorar a sus hermanas, la madre
Dejardin (beata María Agustina) dijo a su superiora: "¡Madre mía, vos nos
habéis exhortado a ser valientes y, ahora que vamos ser coronadas, os echáis a
llorar!" Cinco días más tarde, la superiora beata María Clotilde Paillot y
otras cinco religiosas, que se contaron entre las últimas víctimas de la Revolución
fueron guillotinadas ahí mismo. La Beata María Clotilde declaró: "Morimos
por la fe de la Iglesia Católica, Apostólica Romana". Así lo reconoció
oficialmente Benedicto XV en 1920, al canonizar a las once ursulinas de
Valenciennes. Dos de ellas, las beatas Lilvina Lacroix y Ana María Erraux,
habían sido brigidinas, y la beata Josefina Leroux había sido clarisa pobre;
las tres se habían quedado con las ursulinas cuando sus respectivas comunidades
fueron expulsadas.
El P. J. Loridan fue vicepostulador de la
causa de las mártires de Valenciennes; en su breve obra, Les bses Ursulines de
Valenciennes (colección Les Saints) , habla con plena autoridad y da pruebas de
haber investigado a fondo el asunto. Véase también Wallon, Les représentants du
peuple..., vol. v (1890), pp. 163-167; y H. Leclercq, Les Martyrs,
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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