San Honorato de Vercelli, obispo
fecha: 29 de octubre
†: s. IV/ V - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
†: s. IV/ V - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
Elogio: En Vercelli, en la Liguria, san
Honorato, obispo, el cual, discípulo de san Eusebio en el monasterio y
compañero suyo también en la cárcel, sucedió a su maestro en la sede, para
seguir enseñando la doctrina verdadera, y a la hora de la muerte mereció dar el
viático al obispo san Ambrosio..
Un especial vínculo une, en la figura del
obispo Honorato, a la Iglesia de Vercelli con la de Milán, ya que fue él quien
administró los sacramentos a san Ambrosio en
su lecho de muerte, así como el gran obispo de Milán había apoyado la propuesta
de que fuera Honorato el sucesor del obispo Limenio en la cátedra de Vercelli.
Pues a la muerte de éste la Iglesia de Vercelli estaba dividida por desacuerdos
en la elección del sucesor, y esas desaveniencias venían agravadas por la
predicación de dos sacerdotes milaneses que se oponían a la reforma que había
intentado implantar Limenio, siguiendo a san Eusebio de
Vercelli en temas de discuiplina ascética y celibato de los
sacerdotes. El problema se resolvió gracias a la intervención de Ambrosio,
primero con una carta, que fue su última obra, y luego personalmente, en el
396, consagrando obispo a Honorato, que ya era un miembro respetado del
monasterio de Eusebio.
De la acción pastoral del santo es
testimonio un poema grabado en la lápida de su tumba, situada en la catedral de
la ciudad junto a las de Eusebio y Limenio. En el texto Honorato es descripto
como un digno discípulo de Eusebio, el maestro, con quien había compartido el
dolor del exilio y la prisión como predicador de la Iglesia ortodoxa y de la
doctrina católica, contra la influencia, aun presente, de los arrianos. Su
episcopado duró unos veinte años y puso fin un 29 de octubre, aunque no sabemos
exactamente de qué año. Sus reliquias descansan en un altar lateral de la
Catedral de Vercelli. La iconografía del santo, además del aspecto típico de un
santo obispo de edad avanzada, tiene como carácter específico presentarlo junto
a Ambrosio moribundo.
Traducido para ETF de un artículo de
Damiano Pomi.
fuente: Santi e Beati
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3944
San Zenobio, presbítero y mártir
fecha: 29 de octubre
†: s. IV - país: Líbano
otras formas del nombre: Cenobio de Tiro
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. IV - país: Líbano
otras formas del nombre: Cenobio de Tiro
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Sidón, de Fenicia, san Zenobio,
presbítero, que durante la durísima persecución bajo el emperador Diocleciano
animó a otros al martirio, y finalmente también él fue coronado con la muerte.
Los hechos que leeremos en la narración de
Eusebio de Cesarea ocurrieron en el año 304, en la ciudad de Tiro; de ellos el
propio Eusebio fue testigo, y lo cuenta de primera mano. Sin embargo, esta
persecución, en conjunto, duró varios años, y tenemos mártires vinculados a los
mismos hechos desde el 304 hasta el 311.
-El primer grupo es el de los cinco mártires de Tiro, celebrados el 20 de febrero, martirio que ocurrió el 304.
-El mismo 20 de febrero, pero por entrada aparte, al corresponder a un martirio del año 311, celebramos a san Tiranión de Tiro. Tiranión había presenciado los martirios del 304 y alentado a los mártires, pero recién seis años después le tomaron preso y le condujeron, junto con san Zenobio de Tiro, a Antioquía de Siria, y tras hacerle sufrir crueles torturas, fue arrojado al río Orontes.
-A san Zenobio de Tiro, médico y sacerdote de la ciudad de Sidón, lo celebramos el 29 de octubre. Él padeció las torturas junto con Tiranión, pero murió en el potro.
-Durante el reinado de Maximino, san Silvano, obispo de Emesa de Fenicia fue devorado por las fieras en su propia ciudad, hacia el 310, y lo celebramos el 6 de febrero.
-En fecha desconocida, pero que celebramos el 4 de mayo, san Silvano, obispo de Gaza, fue condenado a trabajar en las minas de Fennes, cerca de Petra, en Arabia y más tarde fue decapitado allí, con otros treinta y nueve compañeros.
-Posiblemente pertenezcan al mismo conjunto (pero les hemos puesto noticia aparte) los sacerdotes egipcios Peleo, Nilo y sus compañeros, que muerieron en Palestina en el 310, y celebramos el 19 de septiembre.
Eusebio narra en los siguientes términos
el martirio que presenció:
Varios cristianos egipcios que se habían
establecido en Palestina y otros en Tiro, dieron pruebas de su paciencia y de
su constancia en la fe. Después de haber sido golpeados innumerables veces,
cosa que soportaron con gran paciencia, fueron arrojados a los leopardos, osos
salvajes, jabalíes y toros. Yo estaba presente cuando esas bestias, sedientas
de sangre humana, hicieron su aparición en la arena; pero, en vez de devorar o
destrozar a los mártires, se mantuvieron a distancia de ellos, sin tocarles, y
se volvieron en cambio contra los domadores y cuantos se hallaban cerca; sólo
respetaron a los soldados de Cristo, a pesar de que éstos obedeciendo a las
órdenes recibidas, agitaban los brazos para provocar a las fieras. Algunas
veces, éstas se lanzaron sobre ellos con su habitual ferocidad, pero volvían
siempre atrás, como movidas por una fuerza sobrenatural. El hecho se repitió
varias veces, con gran admiración de los espectadores. Los verdugos
reemplazaron dos veces a las fieras, pero fue en vano. Los mártires permanecían
impasibles.
Entre ellos se hallaba un joven de menos
de veinte años, que no se movía de su sitio y conservaba una serenidad
absoluta; con los ojos elevados al cielo y los brazos en cruz, en tanto que los
osos y los leopardos con las fauces abiertas amenazaban con devorarle de un
momento a otro; sólo por un milagro de Dios se explica que no le tocasen. Otros
mártires se hallaban expuestos a los ataques de un toro furioso, que ya había
herido y golpeado a varios domadores, y dejándolos medio muertos; pero el toro
no atacó a los mártires; aunque parecía que iba a lanzarse sobre ellos: sus
pezuñas rascaban furiosamente el suelo y agitaba la cornamenta en todas
direcciones, pero sin llegar a embestir a los mártires, a pesar de que los verdugos
lo incitaban con capas rojas. Después de varios intentos inútiles con
diferentes fieras, los santos fueron finalmente decapitados y sus cuerpos
arrojados al mar. Otros que se negaron a ofrecer sacrificios a los dioses,
murieron apaleados, quemados y también ejecutados en distintas formas.»
Eusebio, Hist. Eccles., vol. VIII, cap.
13, es la mejor de las autoridades a este respecto, pero el Acta Sanctorum y el
Oriens Christianus de Le Quien, proporcionan otros datos, discusiones y
detalles geográficos.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
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