San Trásea de Eumenia , obispo y mártir
fecha: 27 de octubre
†: c. 165 - país: Turquía
otras formas del nombre: Thrasea
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 165 - país: Turquía
otras formas del nombre: Thrasea
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: En Esmirna, en Asia, san Trásea,
obispo de Eumenia de Frigia y mártir.
¿Se debía celebrar la Pascua
invariablemente en domingo, como hacemos nosotros hoy, o como la celebró Jesús,
es decir, en el día de la semana que cayera? La cuestión estuvo debatida
durante mucho tiempo, y gracias a que los que sostenían una u otra opinión no
se ponían de acuerdo, nos han quedado en los respectivos escritos preciosos
testimonios indirectos sobre la vida de las muchas iglesias que se repartían por
el mundo conocido del momento. Uno de esos testimonios es una furiosa carta que
envía Polícrates de Asia a Víctor I de Roma, para protestar porque éste
pretende obligar a los obispos de Asia a celebrar como en Roma; y para que la
protesta fuera del todo efectiva, Polícrates hace recuento de todos los obispos
ilustres que han sido «cuartodecimanos», es decir, que han celebrado la Pascua
no necesariamente en domingo: entre ellos, nuestro Tráseas, a quien no
conocemos de nada más que de esta mención que reproduce Eusebio en Historia
Eclesiástica V,24,4: «...Y Tráseas, obispo asimismo y mártir, que procede de
Eumenia y reposa en Esmirna...». Y como Polícrates parece que cita a sus
testigos cuartodecimanos cronológicamente, el martirio de Tráseas tuvo que haber
ocurrido hacia el 165. Eumenia, del Asia Menor, corresponde a la actual aldea
de Ishakli, en la provincia turca de Antalya.
Hay, al parecer, otra referencia al mismo
obispo, que también la trae Eusebio (V,18,13) cuando resume el escrito de un
tal Apolonio, que «menciona a un cierto Tráseas, uno de los mártires de
entonces»; sin embargo ese «de entonces» resulta problemático, ya que se
refiere a unos hechos de fin del siglo II o comienzos del III, y no cincide con
el 165 que se establece por Polícrates, así que, o bien este Apolonio
sincronizó mal los personajes que mencionó, o los sincronizó mal Eusebio al
citarlo, o bien se trata de otro Tráseas, también mártir. Lo que parece cierto
es que la cronología de Polícrates es correcta, y haya habido otro o no, el
obispo mártir que celebramos hoy fue muerto hacia el 165. Desconocemos
cualquier otro dato sobre él.
Es mencionado también en el Martirologio
Siríaco, junto a otros: Policarpo, Gaio y otros ocho (sin especificar). Lo
mismo en el Jeronimiano, aunque con el nombre ligeramente corrompido: Tarsio,
en vez de Tráseas. Y de estas referencias pasa a los demás martirologios
históricos.
Ver Acta Sanctorum, oct. XII, 183ss.
Eusebio, Hist. Ecl., fragmentos citados, BAC, 1973(1ª). Ver la cuestión de los
cuartodecimanos más detalladamente en los artículos referidos a san Ságar de
Laodicea y a san Víctor I.
Abel Della Costa
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3923
San Namancio de Auvernia, obispo
fecha: 27 de octubre
†: c. 460 - país: Francia
otras formas del nombre: Namatius
canonización: culto local
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 460 - país: Francia
otras formas del nombre: Namatius
canonización: culto local
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: En Auvernia, de Aquitania, san
Namancio, obispo, que construyó la iglesia catedral.
El nombre de Namancio, Namatius, de sonido
latino pero seguramente de origen gálico, se ha perdido incluso en Francia,
donde se lo encuentra solamente en registros de la Alta Edad Media. El obispo
de lo que es hoy Clermont-Ferrand tenía una esposa. Era normal en aquel
momento: el obispo era elegido entre los ancianos más dignos de la comunidad
cristiana, es decir entre los «presbíteros» (en griego: ancianos), tal vez
convertidos recientemente, pero que ya hubieran dado garantía de seriedad y
sabiduría; ancianos no tanto de edad, cuanto de sensatez y virtud. No se daba
el caso de que fuese elegido obispo un anciano cuya esposa no tuviese un cierto
grado de sabiduría y elevación moral (aunque a veces ocurrían casos como el de san Volusiano).
Debe añadirse que, después de la elección, marido y mujer interrumpían la vida
matrimonial y se dedicaban por entero a la vida religiosa y a las obras de
caridad.
Comenzó su pontificado a mediados del
siglo V. Los obispos de aquellas épocas dedicaban gran atención a la fundación
de iglesias, pero en este caso se da que también su esposa se aplica a lo
mismo. Así que Namancio fundó la catedral de Arvernia (hoy Clermont-Ferrand),
un edificio imponente, que san Gregorio de Tours, que quizás lo conoció personalmente,
describe: 45 metros de largo, 18 de largo, 15 de alto, 42 ventanas, 70
columnas, 8 puertas; se podía experimentar allí, nos cuenta Gregorio, «a la vez
el terror y la gran claridad de Dios», y había allí como ráfagas de perfume.
Estaba adornada de mármoles y mosaicos, y fue terminada en el año duodécimo del
gobierno de Namancio. estaba dedicada a los santos Vital y Agrícola, cuyas
reliquias hizo traer de Italia.
Mientras tanto la esposa dirigió la
construcción de una basílica suburbana dedicada a san Esteban, con una
peculiaridad interesante para la historia del arte religioso: ella leía en voz
alta un libro de historias, e indicaba a los pintores las escenas que debían
representar, de modo que tenemos de primera mano los comienzos de lo que se llamó
muchas veces «la Biblia de los iletrados»: las escenas de la historia sagrada
representadas en las paredes de los templos. Sobre ella cuenta también Gregorio
que vestía tan humildemente, que un día, mientras oraba en el templo, entró una
mujer pobre y, creyéndola de su misma condición, ofreció a la esposa del obispo
un pan, que ésta no rechazó sino que, por el contrario, agradeció y comió hasta
terminarlo, para no olvidar cuál era ante Dios su auténtica condición.
La catedral construida por Namancio fue destruida
por Pipino el Breve en el 760, así que sólo nos queda el recuerdo de lo que san
Gregorio nos transmitió. Nada más sabemos sobre este obispo, que murió hacia el
año 460.
Las descripciones de san Gregorio se
encuentran en «Historia Francorum», II,16-17.
Abel Della Costa
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