jueves, 27 de octubre de 2016

San Trásea de Eumenia , obispo y mártir - San Namancio de Auvernia, obispo (28 de octubre)

San Trásea de Eumenia , obispo y mártir

fecha: 27 de octubre
†: c. 165 - país: Turquía
otras formas del nombre: Thrasea
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa

Elogio: En Esmirna, en Asia, san Trásea, obispo de Eumenia de Frigia y mártir.
¿Se debía celebrar la Pascua invariablemente en domingo, como hacemos nosotros hoy, o como la celebró Jesús, es decir, en el día de la semana que cayera? La cuestión estuvo debatida durante mucho tiempo, y gracias a que los que sostenían una u otra opinión no se ponían de acuerdo, nos han quedado en los respectivos escritos preciosos testimonios indirectos sobre la vida de las muchas iglesias que se repartían por el mundo conocido del momento. Uno de esos testimonios es una furiosa carta que envía Polícrates de Asia a Víctor I de Roma, para protestar porque éste pretende obligar a los obispos de Asia a celebrar como en Roma; y para que la protesta fuera del todo efectiva, Polícrates hace recuento de todos los obispos ilustres que han sido «cuartodecimanos», es decir, que han celebrado la Pascua no necesariamente en domingo: entre ellos, nuestro Tráseas, a quien no conocemos de nada más que de esta mención que reproduce Eusebio en Historia Eclesiástica V,24,4: «...Y Tráseas, obispo asimismo y mártir, que procede de Eumenia y reposa en Esmirna...». Y como Polícrates parece que cita a sus testigos cuartodecimanos cronológicamente, el martirio de Tráseas tuvo que haber ocurrido hacia el 165. Eumenia, del Asia Menor, corresponde a la actual aldea de Ishakli, en la provincia turca de Antalya.
Hay, al parecer, otra referencia al mismo obispo, que también la trae Eusebio (V,18,13) cuando resume el escrito de un tal Apolonio, que «menciona a un cierto Tráseas, uno de los mártires de entonces»; sin embargo ese «de entonces» resulta problemático, ya que se refiere a unos hechos de fin del siglo II o comienzos del III, y no cincide con el 165 que se establece por Polícrates, así que, o bien este Apolonio sincronizó mal los personajes que mencionó, o los sincronizó mal Eusebio al citarlo, o bien se trata de otro Tráseas, también mártir. Lo que parece cierto es que la cronología de Polícrates es correcta, y haya habido otro o no, el obispo mártir que celebramos hoy fue muerto hacia el 165. Desconocemos cualquier otro dato sobre él.
Es mencionado también en el Martirologio Siríaco, junto a otros: Policarpo, Gaio y otros ocho (sin especificar). Lo mismo en el Jeronimiano, aunque con el nombre ligeramente corrompido: Tarsio, en vez de Tráseas. Y de estas referencias pasa a los demás martirologios históricos.
Ver Acta Sanctorum, oct. XII, 183ss. Eusebio, Hist. Ecl., fragmentos citados, BAC, 1973(1ª). Ver la cuestión de los cuartodecimanos más detalladamente en los artículos referidos a san Ságar de Laodicea y a san Víctor I.
Abel Della Costa
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3923




San Namancio de Auvernia, obispo
fecha: 27 de octubre
†: c. 460 - país: Francia
otras formas del nombre: Namatius
canonización: culto local
hagiografía: Abel Della Costa

Elogio: En Auvernia, de Aquitania, san Namancio, obispo, que construyó la iglesia catedral.

El nombre de Namancio, Namatius, de sonido latino pero seguramente de origen gálico, se ha perdido incluso en Francia, donde se lo encuentra solamente en registros de la Alta Edad Media. El obispo de lo que es hoy Clermont-Ferrand tenía una esposa. Era normal en aquel momento: el obispo era elegido entre los ancianos más dignos de la comunidad cristiana, es decir entre los «presbíteros» (en griego: ancianos), tal vez convertidos recientemente, pero que ya hubieran dado garantía de seriedad y sabiduría; ancianos no tanto de edad, cuanto de sensatez y virtud. No se daba el caso de que fuese elegido obispo un anciano cuya esposa no tuviese un cierto grado de sabiduría y elevación moral (aunque a veces ocurrían casos como el de san Volusiano). Debe añadirse que, después de la elección, marido y mujer interrumpían la vida matrimonial y se dedicaban por entero a la vida religiosa y a las obras de caridad.
Comenzó su pontificado a mediados del siglo V. Los obispos de aquellas épocas dedicaban gran atención a la fundación de iglesias, pero en este caso se da que también su esposa se aplica a lo mismo. Así que Namancio fundó la catedral de Arvernia (hoy Clermont-Ferrand), un edificio imponente, que san Gregorio de Tours, que quizás lo conoció personalmente, describe: 45 metros de largo, 18 de largo, 15 de alto, 42 ventanas, 70 columnas, 8 puertas; se podía experimentar allí, nos cuenta Gregorio, «a la vez el terror y la gran claridad de Dios», y había allí como ráfagas de perfume. Estaba adornada de mármoles y mosaicos, y fue terminada en el año duodécimo del gobierno de Namancio. estaba dedicada a los santos Vital y Agrícola, cuyas reliquias hizo traer de Italia.
Mientras tanto la esposa dirigió la construcción de una basílica suburbana dedicada a san Esteban, con una peculiaridad interesante para la historia del arte religioso: ella leía en voz alta un libro de historias, e indicaba a los pintores las escenas que debían representar, de modo que tenemos de primera mano los comienzos de lo que se llamó muchas veces «la Biblia de los iletrados»: las escenas de la historia sagrada representadas en las paredes de los templos. Sobre ella cuenta también Gregorio que vestía tan humildemente, que un día, mientras oraba en el templo, entró una mujer pobre y, creyéndola de su misma condición, ofreció a la esposa del obispo un pan, que ésta no rechazó sino que, por el contrario, agradeció y comió hasta terminarlo, para no olvidar cuál era ante Dios su auténtica condición.
La catedral construida por Namancio fue destruida por Pipino el Breve en el 760, así que sólo nos queda el recuerdo de lo que san Gregorio nos transmitió. Nada más sabemos sobre este obispo, que murió hacia el año 460.
Las descripciones de san Gregorio se encuentran en «Historia Francorum», II,16-17.
Abel Della Costa
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