Parar la guerra de Yemen
Jordi López Camps
La guerra en Yemen no se detiene. Los ataques aéreos de la coalición militar árabe suní encabezada por Arabia Saudí continúan. Ahora ha sido el bombardeo, dentro de la operación denominada Operación Tormenta Decisiva, del casco viejo de Saná, la capital de Yemen, con la destrucción de cuatro edificios históricos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata del primer ataque aéreo contra el centro histórico de la capital desde que la coalición inició su campaña aérea en Yemen. La destrucción sistemática y planificada de Yemen sigue. Nuevamente, el conflicto militar esconde un conflicto religioso de más profundidad, que expresa el viejo enfrentamiento entre los suníes wahabíes y el chiismo.
En Yemen, pequeño país árabe pobre por empobrecido, se enfrentan combatientes chiíes hutíes con seguidores del presidente suní Abed Rabbo Mansur Hadi, refugiado actualmente en Arabia Saudí. Este territorio vuelve a ser un lugar más en los enfrentamientos entre suníes y chiíes. Los hutíes se identifican con la corriente del chiismo moderado llamado zaidismo. Los combates han producido, hasta ahora, según las cifras de Naciones Unidas, unas 2.300 personas muertas. Una de las consecuencias de los enfrentamientos militares es el bloqueo impuesto por los suníes que provoca una importante escasez de productos de primera necesidad. La población no tiene agua potable, ni electricidad ni gasolina. Todo es extremadamente precario. Las conversaciones de paz en Yemen a iniciar en Ginebra pretenden detener la guerra y permitir la rápida entrada de mercancías. La autorización del ingreso de mercancías es una cuestión de vida o muerte.
La destrucción del patrimonio de la humanidad es una constante de los conflictos de Oriente Medio. En unos casos, como consecuencia de la radical interpretación de la ley islámica, como es el caso del Estado Islámico, y ahora los bombardeos de Arabia Saudita en Yemen. El 21 de mayo la aviación saudí dañó la fortaleza histórica de Al Qahira, en Taizz. Se trata de un edificio situado estratégicamente en la cima de una montaña y que fue un centro importante en los siglos XIII y XIV bajo la dinastía Rasulid. Otro ataque destructivo fue la toma de Marib, construcción mencionada en el mismo Corán y relacionada con la reina de Saba. La histórica ciudad de Sada, situada próxima a la frontera con Arabia Saudí ha quedado bastante destruida. Entre los edificios arrasados está la antigua mezquita del imán Al Hadi, la tumba de este prestigioso religioso y político estaba adjunta a esta mezquita edificada hace más de mil años. Al Hadi (859-911) fue el primer imán seguidor de la corriente del chiismo moderado llamado zaidismo. Estos creyentes representan entre el 30 y el 40% de los musulmanes de Yemen.
La UNESCO ha condenado la destrucción de edificios históricos de la Ciudad Vieja de Saná, en Yemen, un complejo con construcciones del siglo XI que tenía catalogado como patrimonio de la humanidad. Este patrimonio “encarna el alma del pueblo yemení, es un símbolo de su historia y su conocimiento milenarios y pertenece a toda la humanidad”, declaró la directora general de la UNESCO, Irina Bokova Bokova. Lo que pasa en Yemen, o las locuras del Estado Islámico, son una expresión más del desdén que el islam suní wahabí tiene por los santuarios islámicos, actitud que es coherente con el empeño que tuvieron los wahabitas de destruir numerosos edificios históricos de La Meca durante los últimos años. De nuevo, el conflicto religioso desgarra territorios y trunca la vida de personas.
La guerra en Yemen no se detiene. Los ataques aéreos de la coalición militar árabe suní encabezada por Arabia Saudí continúan. Ahora ha sido el bombardeo, dentro de la operación denominada Operación Tormenta Decisiva, del casco viejo de Saná, la capital de Yemen, con la destrucción de cuatro edificios históricos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata del primer ataque aéreo contra el centro histórico de la capital desde que la coalición inició su campaña aérea en Yemen. La destrucción sistemática y planificada de Yemen sigue. Nuevamente, el conflicto militar esconde un conflicto religioso de más profundidad, que expresa el viejo enfrentamiento entre los suníes wahabíes y el chiismo.
En Yemen, pequeño país árabe pobre por empobrecido, se enfrentan combatientes chiíes hutíes con seguidores del presidente suní Abed Rabbo Mansur Hadi, refugiado actualmente en Arabia Saudí. Este territorio vuelve a ser un lugar más en los enfrentamientos entre suníes y chiíes. Los hutíes se identifican con la corriente del chiismo moderado llamado zaidismo. Los combates han producido, hasta ahora, según las cifras de Naciones Unidas, unas 2.300 personas muertas. Una de las consecuencias de los enfrentamientos militares es el bloqueo impuesto por los suníes que provoca una importante escasez de productos de primera necesidad. La población no tiene agua potable, ni electricidad ni gasolina. Todo es extremadamente precario. Las conversaciones de paz en Yemen a iniciar en Ginebra pretenden detener la guerra y permitir la rápida entrada de mercancías. La autorización del ingreso de mercancías es una cuestión de vida o muerte.
La destrucción del patrimonio de la humanidad es una constante de los conflictos de Oriente Medio. En unos casos, como consecuencia de la radical interpretación de la ley islámica, como es el caso del Estado Islámico, y ahora los bombardeos de Arabia Saudita en Yemen. El 21 de mayo la aviación saudí dañó la fortaleza histórica de Al Qahira, en Taizz. Se trata de un edificio situado estratégicamente en la cima de una montaña y que fue un centro importante en los siglos XIII y XIV bajo la dinastía Rasulid. Otro ataque destructivo fue la toma de Marib, construcción mencionada en el mismo Corán y relacionada con la reina de Saba. La histórica ciudad de Sada, situada próxima a la frontera con Arabia Saudí ha quedado bastante destruida. Entre los edificios arrasados está la antigua mezquita del imán Al Hadi, la tumba de este prestigioso religioso y político estaba adjunta a esta mezquita edificada hace más de mil años. Al Hadi (859-911) fue el primer imán seguidor de la corriente del chiismo moderado llamado zaidismo. Estos creyentes representan entre el 30 y el 40% de los musulmanes de Yemen.
La UNESCO ha condenado la destrucción de edificios históricos de la Ciudad Vieja de Saná, en Yemen, un complejo con construcciones del siglo XI que tenía catalogado como patrimonio de la humanidad. Este patrimonio “encarna el alma del pueblo yemení, es un símbolo de su historia y su conocimiento milenarios y pertenece a toda la humanidad”, declaró la directora general de la UNESCO, Irina Bokova Bokova. Lo que pasa en Yemen, o las locuras del Estado Islámico, son una expresión más del desdén que el islam suní wahabí tiene por los santuarios islámicos, actitud que es coherente con el empeño que tuvieron los wahabitas de destruir numerosos edificios históricos de La Meca durante los últimos años. De nuevo, el conflicto religioso desgarra territorios y trunca la vida de personas.
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