Beato Jenaro María Sarnelli | |
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país: Italia - n.: 1702 - †: 1744
formas del nombre: Gennaro, Genaro
En Nápoles, de la Campania, beato Jenaro María Sarnelli, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, que se entregó activamente a ayudar a toda clase de necesitados.
«El misionero santo. Apóstol de Nápoles, defensor de las mujeres prostituidas. Era miembro de las Misiones Apostólicas, y al conocer a san Alfonso María de Ligorio compartió con él sus afanes apostólicos convirtiéndose en redentorista»
Esta alma gemela de san Alfonso María de Ligorio, desde que se encontraron en el camino persiguiendo juntos el mismo ideal, cuando aguardaba ser liberado de este mundo para volar al cielo prometido, manifestó: «La criatura vuelve ya al Creador, el hijo al Padre. Si te place, deseo ir a verte cara a cara; pero no quiero ni morir ni vivir, quiero sólo lo que tú quieres. Tú sabes que cuanto he hecho, cuanto he pensado, todo ha sido para tu gloria». Vivió tan desembarazado de sí, volcado incansablemente en remediar las turbias jornadas de los oprimidos, dedicando especial atención a las mujeres inmersas en la sordidez de los bajos fondos, tan ajeno a los riesgos que corría, y con tal afán por llegar a tiempo, que su salud se desplomó irremisiblemente cuando tenía 42 años.
Nació en Nápoles, Italia, el 12 de septiembre de 1702. Su padre Angelo Sarnelli era un prestigioso jurista napolitano, sagaz para los negocios con los que obtuvo el título nobiliario de barón de Ciorani, localidad en la que Gennaro pasó algunas temporadas. Era el cuarto de ocho hermanos. En su adolescencia un hecho marcó el ritmo que iba a seguir su vida: la beatificación de Francisco de Regis ya que, impactado por ella, decidió hacerse jesuita. Dos circunstancias indujeron a su padre a negarle el permiso: su endeble organismo y la edad. Tenía 14 años y su padre juzgaba que debía centrarse en los estudios; después, podría reconsiderar su decisión. Aceptó su consejo y, siguiendo la tradición familiar, cursó leyes.
Después de doctorarse en 1722, ejerció la abogacía durante unos años. Sin relegar al olvido la fe, meditaba y seguía yendo a misa en la que diariamente recibía la Eucaristía, de la que era devoto. Se integró en una congregación formada por abogados y médicos regida por los Píos Operarios, una de cuyas acciones apostólicas se desarrollaban en el hospital de Incurables. Otro ilustre jurista, que iba a ser una de las glorias de la Iglesia y fundador suyo, Alfonso María de Ligorio, había tenido la misma idea. Y en este centro se conocieron entablando una entrañable amistad que se iría consolidando a su tiempo con nuevos y profundos lazos. La llamada al sacerdocio se tornó apremiante para Gennaro. Tan perentoria llegó a sentirla, que en 1728 ingresó en el seminario. El arzobispo de Nápoles, cardenal Pignatelli, lo destinó a la parroquia de Sant’Anna di Palazzo.
No hallaba el sosiego necesario para el estudio en su domicilio, y se trasladó al colegio de la Santa Familia (denominado también de los Chinos), donde permaneció hasta abril de 1729. Alfonso, residente del mismo, lo había dejado antes que él para instituir su fundación. En junio de ese año el beato ingresó en la sociedad de las Misiones Apostólicas, asociación de sacerdotes napolitanos que estaban bajo la autoridad del arzobispo; tenían como objetivo primordial atender las zonas marginales de la diócesis. Empleó gran parte de su tiempo en esta tarea misionera y solidaria. Visitaba a los que se hallaban ingresados en el hospital, a los ancianos del geriátrico de san Gennaro y a los marineros enfermos en el hospital del puerto. También impartía catequesis a los niños obligados a ganarse el sustento como obreros.
Alfonso había fundado su Orden en Scala el año 1732, el mismo en el que Gennaro se ordenó sacerdote. El cardenal Pignatelli puso al beato al frente de la formación religiosa en la parroquia de los santos Francisco y Mateo. El lugar en el que estaba ubicada era un auténtico lupanar donde muchas jóvenes eran vilmente explotadas en malsanos tugurios. Y se dedicó a luchar contra esta antigua lacra social. Cuando en 1733 las críticas se cebaron en el fundador de los redentoristas, Gennaro se unió a él y le ayudó en Ravello. Así inició su colaboración. La forma de apostolado que impulsaba Alfonso despertó su interés. Ambos unieron sus fuerzas catequizando a laicos y promoviendo acciones apostólicas realizadas al caer la tarde en las denominadas «capillas del atardecer». Poco después Gennaro se convirtió en redentorista, pero nunca dejó de ser miembro de las Misiones Apostólicas.
Idealista, soñador, altamente creativo, llegó con un sinfín de proyectos y trabajó junto al fundador sin desfallecer, mostrando la urgencia apostólica que le animaba. Predicó misiones por la provincias de Calabria y de los Abruzzos. Vivía en un constante estado de oración, por eso pudo escribir por experiencia: «Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos». Seguía preocupado por el destino de las prostitutas y escribió Ragioni cattoliche pensando en el peligro que corrían numerosas jóvenes.
Extenuado por tanto esfuerzo, hubo un momento en que su salud decayó seriamente, y autorizado por Alfonso regresó a Nápoles a fin de restablecerse. Se trasladó a Scala. Luego volvió nuevamente a Nápoles donde siguió luchando para devolver la dignidad a las mujeres descarriadas al punto de suscitar la atención de las autoridades. Paralelamente escribía con exclusiva finalidad espiritual, evangelizadora. Su legado se compone de una treintena de obras dedicadas a la meditación, dirección espiritual, teología mística, derecho, pedagogía, moral y temas pastorales. Hasta su muerte solía viajar periódicamente desde Roma a Nápoles, donde seguía ejerciendo la labor catequética misionera, sin descuidar su apostolado en pro de la mujer; ello le impuso permanecer en la ciudad para atenderlas convenientemente. Lo denominaban «el misionero santo».
La intensidad de su entrega consumió sus escasas fuerzas. En junio de 1744 se hallaba muy enfermo, y se alojó en la casa de su hermano Domenico, en Nápoles. Cuando Alfonso tuvo noticias de su gravedad, inmediatamente le envió dos redentoristas para que le asistieran. Y el 30 de junio de ese año entregó su alma a Dios. Humilde y desprendido hasta el final, había pedido al religioso que le acompañaba: «Hermano, prepare los vestidos más viejos para amortajarme, a fin de que no se pierdan los mejores conmigo».Juan Pablo II lo beatificó el 12 de mayo de 1996.
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San Vicente Do Yen
En la ciudad de Hai Duong, en Tonkín, san Vicente Do Yen, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, en tiempo del emperador Minh Mang, fue decapitado por quienes odiaban la fe cristiana.
Nace en el seno de una familia cristiana el año 1764 en el poblado vietnamita de Tra-Lu. Recibido y educado en la llamada «Casa de Dios», san Clemente Ignacio Delgado lo ordenó sacerdote en 1798. Surgida aquel mismo año la persecución, cuando ya estaba dedicado a la cura de almas, fue denunciado y arrestado en 1799 y pasó a la cárcel con la canga al cuello. Un mes más tarde los fieles lograron su libertad dando por él una suma de dinero. Continuó su labor apostólica hasta que finalmente decidió ingresar en la Orden de Predicadores. Fue recibido como miembro de la comunidad de Manila y emitió su profesión religiosa el 22 de julio de 1808.
Adornado de extraordinarias cualidades morales, era amado de sus feligreses que veían en él un ángel de Dios. Su parroquia era la de Ke Sat, donde logró ampliar y fortalecer la comunidad cristiana y hacer verdaderamente una cristiandad ejemplar. Llegada la persecución de Minh-Mang y luego de que los cristianos tuvieran que destruir con sus manos la iglesia y la casa de la misión (1832), se dieron trazas de tener oculto al sacerdote nada menos que durante seis años. Años en los que no se derramó sangre cristiana en el Tonkín oriental. Pero cuando el gobernador fue llamado al orden por el emperador, la persecución se hizo muy espesa. Los fieles de Ke Sat supieron de una inmediata búsqueda en el pueblo y dirigieron al sacerdote a Thua y luego a Bong, queriendo también librar de problemas a sus fieles. Pero aquí fue rápidamente localizado, arrestado, cargado de cadenas y de una canga y enviado a Hai Duong el 8 de junio de 1838.
El día 11 fue interrogado por el tribunal. Uno le invitó a que diera respuestas ambiguas, como que era médico (de las almas) y que pisara un círculo mientras los jueces creían que pisaba una cruz. Se negó el mártir a cualquier engaño. Declaró ser sacerdote y estar pronto a morir por la fe. Su declaración se envió a la corte y de allí vino la condena a muerte. Mientras llegaba la condena, estuvo en la cárcel haciendo oración y recibiendo a los fieles que venían a visitarlo. Llegada la condena el día 30, ese mismo día fue decapitado. SS. Juan Pablo II lo canonizó el 19 de junio de 1988.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
San Raimundo Li Quanzhen | |
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En el territorio de Chendum, cerca de Jaohe, en la provincia china de Hebei, santos Ramón Li Quanzhen y Pedro Li Quanhui, mártires, que, siendo hermanos, en la persecución por parte de los partidarios de la secta Yihetuan, dieron un glorioso testimonio. El primero, llevado a un templo pagano, por negarse a venerar aquellas divinidades fue azotado hasta morir, mientras que el segundo fue asesinado con no menor crueldad.
Raimundo tenía, en 1900, cuarenta y cinco años y estaba muy feliz de tener un hijo sacerdote. Era un cristiano chino que vivía su fe con intensidad y daba buen ejemplo a todos por su magnífica conducta evangélica. Cuando el 30 de junio de 1900 vio venir a los boxers, tomó en sus brazos a su pequeña hija Magdalena y se escondió en un cañaveral. Aquí le hallaron los bandidos y para forzarlo a la apostasía le quitaron la niña y la mataron ante sus ojos. A continuación lo condujeron por la fuerza a la pagoda y le exigieron que adorara a los dioses, pero él se negó firmemente. Entonces, le cortaron una oreja y le hicieron quemaduras en la espalda, pero no por ello apostató. Sacado fuera de la pagoda, fue rematado a golpes de espada y de lanza.
Pedro era su hermano, nacido en 1837 y de más edad, por tanto, que Raimundo. Intentó también a la llegada de los boxers esconderse en un cañaveral, pero fue descubierto y llevado también a la pagoda para que adorara a los dioses, a lo que se negó con energía. Lo llevaron entonces frente a su casa, donde vivían sus ancianos padres, y como insistía en manifestarse cristiano, allí fue asesinado a golpes de lanza. Ambos fueron canonizados el 1 de octubre de 2000.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Beato Zenón Kovalyk, | |
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En Lviv, en Ucrania, conmemoración del beato Zenón Kovalyk, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor y mártir, que en tiempo de un régimen hostil a Dios, alcanzó la palma gloriosa en un día no precisado.
Al retirarse las tropas soviéticas por el avance de las tropas alemanas, fueron asesinados por los soviéticos los presos de la prisión de Bryghidki, en Lvov. Uno de los que fueron encontrados muertos en uno de los calabozos fue el sacerdote redentorista Zenón Kovalyk.
Había nacido el 18 de agosto de 1903 en Ivachiv Horisnyl, en la región de Ternopol. Decidido por la vida religiosa, ingresó en su juventud en la Congregación del Santísimo Redentor, en la que profesó el 28 de agosto de 1926. Prosiguió los estudios eclesiásticos y se ordenó sacerdote el 9 de agosto de 1932, ejerciendo desde entonces provechosamente su ministerio. Como a tantos otros religiosos, le tocó también a él ser arrestado en la madrugada del 21 de diciembre de 1940 y llevado a la citada cárcel, donde pasó seis meses de dura prisión, llevada por el religioso con paciencia y fe. Fue beatificado el 27 de junio de 2001.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Beato Basilio Velyckovsky | |
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En Winnipeg, en la provincia de Manitoba, en Canadá, beato Basilio Velyckovsky, obispo de la Iglesia grecocatólica de Ucrania y mártir, que, por haberse dedicado a ejercer clandestinamente en su patria el ministerio entre los cristianos católicos de rito bizantino, sufrió mucho por parte de los enemigos de la fe y murió en el exilio, asociado al sacrificio de Cristo.
Este obispo de la Iglesia greco-católica ucraniana clandestina ha sido reconocido como mártir por cuanto, a la hora de ponerlo en libertad, los soviéticos le inyectaron una sustancia desconocida que lo enfermó y al cabo de cuatro años de sufrimientos lo condujo a la muerte.
Había nacido el 1 de junio de 1903 en Stamslaviv (hoy Ivano Frankvisk). Sintiendo la vocación religiosa ingresó en 1925 en la Congregación del Santísimo Redentor, en la que hizo la profesión religiosa y los pertinentes estudios, ordenándose de sacerdote. Ejerció con provecho su ministerio misionero en Volyn a lo largo de siete años y en 1942 fue nombrado superior de la casa de su congregación en Ternopol. Aquí estaba cuando, acusado de actividades contra el Estado, fue arrestado y encarcelado el 11 de abril de 1945, siendo condenado en el juicio a diez años de detención en el campo de concentración de Vorkuta en Siberia. Allí pasó dichos años, y fue puesto en libertad en 1955. Volvió a Lvov y estando allí le llegó el nombramiento clandestino de obispo, pero, dadas las terribles condiciones de persecución religiosa en que se estaba, no pudo ser consagrado obispo hasta 1973.
Sus actividades apostólicas volvieron a hacerlo odioso a los ojos del régimen dictatorial existente y fue nuevamente detenido, acusado de organizar estudios teológicos secretos en Ternopol. Fue condenado a tres años de exilio y antes de ser puesto en libertad, el 27 de enero de 1972, le pusieron la indicada inyección. Murió en Winmpeg, Canadá, el 30 de junio de 1973, y fue beatificado el 26 de junio de 2001.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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