Estamos llamados a sembrar valores en la cultura online, a evangelizar nuestra generación digital.
Por: José de Jesús García, L.C. | Fuente: Gama - Virtudes y Valores
Por: José de Jesús García, L.C. | Fuente: Gama - Virtudes y Valores
“Nuevas tecnologías, nuevas relaciones”. Éste será el lema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que pretende promover una cultura de respeto, de diálogo y amistad. Benedicto XVI comenta que, cuando las nuevas tecnologías se usan para favorecer la comprensión y la solidaridad humana, son un verdadero don para la humanidad y por ello debemos poner sus ventajas al alcance de todos. La actitud correcta del cristiano no es la de temer al mundo online, sino de evangelizarlo y con él “web-vangelizar”
Nuestra generación digital no está podrida o corrompida del todo. Existen beneficios evidentes y verdaderos de la cultura online. Todos los que formamos parte de ella lo hemos experimentado. Ahora que las distancias geográficas se recorren en poco tiempo es más común que miembros de una familia o de un grupo de amigos que se encuentren físicamente alejados puedan comunicarse con frecuencia. La comunicación digital ha superado en eficacia y rapidez al teléfono, al correo terrestre y aéreo. Además, los medios digitales cuentan también con la posibilidad de la “presencia virtual” a través de audio y video del momento actual.
La explosión de la Web no podría comprenderse adecuadamente si no tuviéramos en cuenta que el anhelo de comunicación y amistad en el mundo online tiene su raíz en el deseo de las personas de entrar en contacto unas con otras, sobre todo cuando la cercanía física no es posible. No se trata de responder a la novedad tecnológica y nada más; somos seres sociales, la soledad no es natural. Cuando nos abrimos a los demás realizamos una de nuestras más profundas aspiraciones y nos hacemos plenamente más humanos, porque amamos. No debemos cerrarnos en nosotros mismos.
Dios, Amor comunicativo y unificador, quiere hacer de nosotros una sola familia. Nos ha creado a su imagen y semejanza y nos llama a actuar en consecuencia; por eso, cuando nos damos a conocer y buscamos conocer a otras personas respondemos a esa llamada asemejándonos al Dios de la comunicación y de la comunión.
La red mundial es una herramienta que debe ayudarnos, no permitamos que nos haga daño. El Santo Padre Benedicto XVI nos invita a poner en circulación contenidos de calidad que “promuevan el respeto, el diálogo y la amistad”, lo que es verdaderamente humano, lo que vale la pena compartir, y “evitar las palabras e imágenes que degradan nuestra dignidad, que alimentan el odio, que envilecen la belleza y la intimidad de la sexualidad humana, o lo que explota a los débiles e indefensos”
No podemos ignorar que la Web puede ser peligrosa si no se utiliza bien. Nuestro reto es una verdadera aventura misionera. Estamos llamados a sembrar valores en la cultura online, a evangelizar nuestra generación digital.
Esta misión es principalmente nuestra, de los jóvenes. No estamos solos. Contamos con el apoyo y la ayuda efectiva del Papa y del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, que en representación de más de 82 países se han reunido en estos días para analizar los desafíos y posibilidades que plantean a la evangelización los nuevos medios de comunicación digitales.
El Papa mismo se ha hecho presente en un canal oficial en Youtube con la intención de estar “donde las personas se encuentran” y él mismo nos exhortó a “llevar al mundo digital el testimonio de nuestra fe” y a ofrecerle nuestro don más valioso: la buena noticia de un Dios que se hizo hombre, padeció, murió y resucitó para salvar a la humanidad.
¡No tengáis miedo! Facebook, Youtube, Fliker, Twitter y otras “social networks” podrían ser los medios para un apostolado de evangelización tan real como el de san Pablo y los misioneros del Nuevo Mundo. Hagamos una oferta bella y constructiva al pueblo de la red y emprendamos este camino con confianza, con actitud de amistad y diálogo con todos, dispuestos también nosotros a aprender mucho. Cristo nos manda: “Id por todo el mundo (World Wide Web incluido) y predicad el Evangelio.”
Nuestra generación digital no está podrida o corrompida del todo. Existen beneficios evidentes y verdaderos de la cultura online. Todos los que formamos parte de ella lo hemos experimentado. Ahora que las distancias geográficas se recorren en poco tiempo es más común que miembros de una familia o de un grupo de amigos que se encuentren físicamente alejados puedan comunicarse con frecuencia. La comunicación digital ha superado en eficacia y rapidez al teléfono, al correo terrestre y aéreo. Además, los medios digitales cuentan también con la posibilidad de la “presencia virtual” a través de audio y video del momento actual.
La explosión de la Web no podría comprenderse adecuadamente si no tuviéramos en cuenta que el anhelo de comunicación y amistad en el mundo online tiene su raíz en el deseo de las personas de entrar en contacto unas con otras, sobre todo cuando la cercanía física no es posible. No se trata de responder a la novedad tecnológica y nada más; somos seres sociales, la soledad no es natural. Cuando nos abrimos a los demás realizamos una de nuestras más profundas aspiraciones y nos hacemos plenamente más humanos, porque amamos. No debemos cerrarnos en nosotros mismos.
Dios, Amor comunicativo y unificador, quiere hacer de nosotros una sola familia. Nos ha creado a su imagen y semejanza y nos llama a actuar en consecuencia; por eso, cuando nos damos a conocer y buscamos conocer a otras personas respondemos a esa llamada asemejándonos al Dios de la comunicación y de la comunión.
La red mundial es una herramienta que debe ayudarnos, no permitamos que nos haga daño. El Santo Padre Benedicto XVI nos invita a poner en circulación contenidos de calidad que “promuevan el respeto, el diálogo y la amistad”, lo que es verdaderamente humano, lo que vale la pena compartir, y “evitar las palabras e imágenes que degradan nuestra dignidad, que alimentan el odio, que envilecen la belleza y la intimidad de la sexualidad humana, o lo que explota a los débiles e indefensos”
No podemos ignorar que la Web puede ser peligrosa si no se utiliza bien. Nuestro reto es una verdadera aventura misionera. Estamos llamados a sembrar valores en la cultura online, a evangelizar nuestra generación digital.
Esta misión es principalmente nuestra, de los jóvenes. No estamos solos. Contamos con el apoyo y la ayuda efectiva del Papa y del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, que en representación de más de 82 países se han reunido en estos días para analizar los desafíos y posibilidades que plantean a la evangelización los nuevos medios de comunicación digitales.
El Papa mismo se ha hecho presente en un canal oficial en Youtube con la intención de estar “donde las personas se encuentran” y él mismo nos exhortó a “llevar al mundo digital el testimonio de nuestra fe” y a ofrecerle nuestro don más valioso: la buena noticia de un Dios que se hizo hombre, padeció, murió y resucitó para salvar a la humanidad.
¡No tengáis miedo! Facebook, Youtube, Fliker, Twitter y otras “social networks” podrían ser los medios para un apostolado de evangelización tan real como el de san Pablo y los misioneros del Nuevo Mundo. Hagamos una oferta bella y constructiva al pueblo de la red y emprendamos este camino con confianza, con actitud de amistad y diálogo con todos, dispuestos también nosotros a aprender mucho. Cristo nos manda: “Id por todo el mundo (World Wide Web incluido) y predicad el Evangelio.”
¡Vence el mal con el bien!
El servicio es gratuito
El servicio es gratuito
No hay comentarios:
Publicar un comentario