Fecha: 24 de Junio de 2015
En el marco del 50 aniversario de la Declaración Nostra Aetate, la comunidad judía ha organizado este miércoles un encuentro interreligioso en la Sinagoga de Madrid, para “denunciar la persecución que sufren a diario los cristianos en Oriente Medio y en países africanos”.
Durante su intervención, el presidente de la Comunidad Judía de Madrid, David Hatchwell ha recordado que los judíos y los cristianos compartimos valores troncales por eso tenemos que ayudarnos en los momentos de sufrimiento. Asimismo, ha indicado que el pueblo judío no es indiferente al sufrimiento de otros seres humanos. “Los judíos conocemos el significado de las persecuciones, expulsiones, torturas y muerte y declaramos nuestra solidaridad con la población cristiana y todas las minorías perseguidas”, ha enfatizado.
Por su parte, el arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Osoro Sierra ha destacado la semblanza de su antecesor en el cargo, el cardenal Ángel Suquía Goicoechea, que contribuyó a la salvación de judíos durante la II Guerra Mundial. Monseñor Osoro ha agradecido y valorado también la generosidad de la Comunidad Judía de Madrid que ha abierto sus puertas a los perseguidos y ha elogiado el bellísimo momento de dar las gracias a Dios juntos, cristianos y judíos.
El Gran Rabino Moshé Bendahán ha dirigido una oración por la elevación de las almas de todos los cristianos asesinados en Oriente Medio y Africa, y ha recordado que “el que asesina a un ser humano destruye generaciones enteras, igual que quien salva a un ser humano salva a generaciones enteras”.
El acto ha contado también con los testimonios de dos cristianos que han vivido en primera persona la discriminación y la persecución, han informado los organizadores en un comunicado remitido a ZENIT. El padre greco-ortodoxo Gabriel Nadaf ha pedido una acción inmediata para terminar con el genocidio de los cristianos en Oriente Medio, y ha asegurado que, “en un momento en el que el mundo nos da la espalda, el estado de Israel es el único lugar seguro para los cristianos. Nuestro destino, judíos y cristianos es común”.
Además, un católico caldeo iraquí, el profesor Raad Salam Naaman ha repasado su experiencia jalonada de discriminaciones constantes dentro de su país por pertenecer a la minoría cristiana. Así, ha denunciado que “los musulmanes tiene todos los derechos en Occidente pero nosotros, en nuestro propio país, no podemos profesar libremente nuestra religión”.
Las últimas personalidades en tomar la palabra pertenecen a instituciones que vinculan el mundo judío y cristiano. Javier Cremades, presidente de la Fundación Madrid Vivo, ha considerado significativo que el homenaje a los cristianos perseguidos se celebre en un templo judío. Para Cremades, los discursos religiosos cristianos y judíos son idénticos, ambos buscan los mismos valores y el respeto hacia los seres humanos.
La directora del Centro de Estudios Judeo Cristiano, Mayte Rodríguez, ha agradecido la iniciativa de la Comunidad Judía de Madrid cuando, “los cristianos no tuvimos la misma comprensión durante la II Guerra Mundial”. Rodríguez ha explicado que la Declaración Nostra Aetate supuso un giro radical en las relaciones entre judíos y católicos que se mantienen y se han fortalecido en estos años. Con este acto cumplimos las palabras que el papa Francisco pronunció en Israel en 2014 cuando aseguró que “nada justifica permanecer pasivos cuando el prójimo sufre”, ha subrayado.
Por último, el rabino Yerahmiel Barylka de la Comunidad Judía de Madrid ha asegurado que Occidente no está preocupado por las minorías perseguidas en múltiples países con cuyos dirigentes se firman buenos negocios. “Se sacrifica a los cristianos como antes sucedió con los judíos. El mundo occidental practica la ceguera”, ha lamentado.
El acto de solidaridad con los cristianos perseguidos ha concluido con la lectura de un manifiesto. En este, la Comunidad Judía de Madrid exige “a las más altas instancias políticas de nuestro país y de la Unión Europea que proclamen su absoluto rechazo a la tortura, los malos tratos, las violaciones sistemáticas de mujeres y menores de edad y su entrega en esclavitud”. Y denuncia “la hipocresía de muchos gobiernos democráticos, que por intereses egoístas, pactan con aquellos gobiernos autoritarios para obtener ventajas económicas y geopolíticas ignorando el crimen organizado, el tráfico de seres humanos, la persecución y la muerte de inocentes”.
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