EN TIEMPO DE ADVIENTO… ¡SE
BUSCAN HOMBRES Y MUJERES!
A principios del siglo
pasado, un explorador inglés escribió un anuncio en un periódico en busca de personal
para atravesar por primera vez la Antártida. El anuncio decía lo siguiente:
"Se buscan hombres para viaje peligroso. Salario bajo, frío agudo, largos
meses en la más completa oscuridad, peligro constante, y escasas posibilidades
de regresar con vida. Honores y reconocimiento en caso de éxito”
Pese a la crudeza y
sinceridad del anuncio, se recibieron unas 5.000 solicitudes, lo que demuestra
el interés que despertó el reto… Esta expedición acabó en un fracaso en su
propósito, pero en un éxito en el ámbito de la superación humana ante las
adversidades de los elementos.
Si ahora, con la misma
intención, pusiéramos un anuncio en la prensa ofreciendo un reto aún mayor como
anunciar el reino de Dios entre los hombres, sin dejar de mencionar el
premio al final de la salvación del alma propia y de los semejantes… ¿cómo lo escribiríamos?
“Se buscan hombres y mujeres para un viaje que dura toda la vida. No importa la edad, ni la capacidad o preparación de los aspirantes, como
tampoco el lugar de procedencia, ni la lengua que se hable, ni la raza, tan solo la disposición de volver a ser un niño para dejarse querer, abandonarse y hacer por Dios Padre, aprender de
su Hijo el camino de Salvación que con su redención nos invita a imitarle y
compartirlo con los demás”
“Se ofrece incomprensión humana, viajar contracorriente,
momentos difíciles pero no imposibles, caídas en el camino pero la gracia de
Dios para levantarse, momentos áridos y de oscuridad pero superables con el
alimento eterno del Cuerpo y Sangre de Cristo, aprendizaje de nuestro Señor
para cargar sin desfallecer con la cruz de cada día, enseñando a los demás: el
amor de Dios con nosotros, una felicidad ya aquí en la Tierra, diferente
a la que nos ofrece el mundo ; y la promesa de la vida eterna en el
Cielo, junto a Dios Padre y su Hijo Jesucristo, al concluir el viaje”.
“En definitiva… un viaje donde el amor a Dios y a los hermanos, sea
nuestro objetivo inicial y final, con la certeza de que nunca estaremos
solos y de que la misericordia de Dios está con nosotros…”
Como todo anuncio que
se precie, habría que añadir una dirección donde acudir a apuntarse y
a la persona de contacto:
Razón: La Casa de Dios (Iglesia de tu barrio)
Persona de contacto: Jesucristo, nuestro
Señor, que se encuentra siempre en el Sagrario.
Ahora, en este nuevo
tiempo de Adviento, donde Dios Padre nos invita a prepararnos para encontrarnos
con su Hijo y a abrirnos a la Esperanza y a la Confianza, tal y como nos enseña
la Virgen María, ¿Cuántos de nosotros
acudiremos a su “anuncio de amor y salvación”?
Eduardo JB
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