martes, 26 de enero de 2016

Santos Jenofonte, María, Juan y Arcadio, monjes - San Alberico, abad (26 de enero)

Santos Jenofonte, María, Juan y Arcadio, monjes

fecha: 26 de enero
†: s. VI - país: Israel
canonización: culto local
hagiografía: Abel Della Costa
En Jerusalén, santos Jenofonte y María, con sus hijos Juan y Arcadio, los cuales, renunciando a la dignidad senatorial y a sus posesiones, abrazaron todos con gran devoción la vida monástica en la Ciudad Santa.
Los datos sobre estos cuatro santos que llevaron vida monástica además de pertenecer a la misma familia de sangre, son muy escasos. Sin embargo, están mencionados en muchas fuentes orientales. Hay una «Vita» escrita por Simeón Metafrasto, varios siglos después, que debe utilizarse con precaución, como todo el material de este autor, tan dado a la leyenda y a la creación piadosa y edificante.
Parece que apenas es posible pasar más allá de lo que resume el elogio del Martirologio Romano: Jenofonte habría sido cabeza de una familia de gran fortuna y prosapia. Cuando envió a sus hijos, Arcadio y Juan, a estudiar abogacía en Berytos, Fenicia, sufrieron un naufragio, del que apenas pudieron escapar. Los padres, según parece creyendo que habían perdido a sus hijos, determinaron abrazar la vida monástica en Jerusalén. Más tarde recuperaron a sus hijos, quienes también abrazaron ese género de vida, aunque se retiraron al desierto, como eremitas, donde murieron, antes que sus padres. Jenofonte finalmente también se retiró al desierto.
Ver Acta Sanctorum, enero, II, pág. 723. Un resumen en Biographisch-Bibliographisches Kirchenlexikon, «XENOPHON, hl. Senator» (1998).

Abel Della Costa
accedida 434 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace:http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=326



San Alberico, abad

fecha: 26 de enero
n.: c. 1050 - †: 1109 - país: Francia
otras formas del nombre: Aubry
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Citeaux, en Borgoña, en la actual Francia, san Alberico, abad, que, siendo monje en Molesmes, fue uno de los primeros religiosos que fundaron el nuevo cenobio. Ya abad del monasterio, sobresalió por su celo en procurar la formación de sus monjes, como verdadero amante de la Regla y de los hermanos.
refieren a este santo: San Esteban HardingSan Roberto de Molesmes
Los esfuerzos de san Alberico por encontrar un instituto religioso que correspondiese a sus aspiraciones de gran perfección arrojan una luz que nos hace temblar, sobre el temperamento de acero de los monjes del siglo XII. No sabemos nada de la niñez de Alberico. Cuando oímos hablar de él por primera vez, formaba parte de un grupo de siete ermitaños que vivían en el bosque de Collan, no lejos de Chatillon-sur-Seine. Ahí habitaba cierto abad Roberto, hombre de buena familia y muy reputado por su virtud. A pesar de que había fracasado anteriormente en el gobierno de una comunidad de monjes revoltosos, los ermitaños lograron con cierta dificultad que Roberto aceptase ser su superior, y en 1075, emigraron a las cercanías de Molesmes, donde construyeron un monasterio. Roberto era el abad y Alberico el prior. Pronto empezaron a llover regalos al monasterio; la comunidad aumentó, pero el fervor decayó. Durante cierta época, un grupo de monjes se rebeló contra la disciplina religiosa. Roberto, desalentado, se retiró del monasterio. Alberico ocupó su lugar e intentó restablecer el orden; pero los monjes le golpearon y le encerraron finalmente. Alberico y un inglés llamado Esteban Harding, no pudiendo ya soportar tal estado de cosas, abandonaron también el monasterio. Probablemente cuando el pueblo se enteró de la rebelión, las limosnas empezaron a escasear y entonces los rebeldes prometieron enmienda. Roberto, Alberico y Esteban retornaron al monasterio. Pero pronto reaparecieron los síntomas de la relajación, y Alberico parece haber lanzado la idea de partir con un grupo de los más fervorosos a fundar aparte una comunidad más observante.
Así se hizo y, en 1098, veintiún monjes se establecieron en Cister, un poco al sur de Dijón, a unos cien kilómetros de Molesmes. Tales fueron los principios de la gran Orden Cisterciense. Roberto, Alberico y Esteban fueron elegidos abad, prior, y subprior, respectivamente. Pero poco después, san Roberto retornó a la comunidad de Molesmes, y Alberico le sucedió en el cargo de abad, de manera que a él deben atribuirse con toda probabilidad, algunas de las principales características de la reforma cisterciense. Se trataba de una restauración de la primitiva observancia benedictina, pero con mucha más austeridad. Una de las manifestaciones externas del cambio fue la adopción del hábito blanco, con escapulario negro y capucha, para los monjes de coro. Según la leyenda, este cambio se debió a un deseo que comunicó la Santisima Virgen a san Alberico en una aparición. Una modificación más profunda fue la institución de una clase especial de "fratres conversi" o hermanos legos, a los que se confió el trabajo casero y, sobre todo, la explotación de las granjas distantes del convento. Sin embargo, todos los monjes estaban obligados en alguna forma al trabajo manual. El coro fue simplificado y abreviado; y se dejó más tiempo para la oración privada.
Alberico no gobernó durante mucho tiempo, y probablemente muchos de los rasgos característicos en la organización definitiva del Cister se deben a su sucesor, san Esteban. Fue él quien nos dejó la noticia más personal sobre san Alberico, en una exhortación que pronunció con motivo de la muerte de éste, ocurrida el 26 de enero de 1109: «A todos nos afecta igualmente esta gran pérdida -dijo-, y difícilmente podré consolaros yo, que necesito de consuelo tanto como vosotros. Vosotros habéis perdido a un padre y a un director de vuestras almas; yo no sólo he perdido a un padre y un guía, sino también a un amigo, a un compañero de armas, a un valiente soldado del Señor, a quien nuestro venerable padre Roberto había educado con ciencia y piedad admirables, desde los primeros días de nuestro instituto monástico... Ha quedado entre nosotros el cuerpo de nuestro amado padre como una forma de su presencia, y él nos ha llevado consigo al cielo en su corazón... El guerrero ha triunfado, el atleta ha recibido el premio merecido, el vencedor ha ganado su corona; dueño ya del triunfo, pide que también a nosotros nos sea concedida la palma de los vencedores... No lloremos por el soldado que descansa ya; lloremos más bien por nosotros que seguimos en el frente de batalla, y transformemos en oraciones nuestras palabras de tristeza, rogando a nuestro padre triunfante que no permita que el león rugiente y el feroz enemigo nos derroten».
En la imagen: san Esteban (a la izquierda, tras san Roberto), de rodillas con el hábito de san Benito, san Roberto de Molesmes, y a la derecha, con el báculo abasial y la fundación en al mano, san Alberico, fundadores del Císter, veneran a la Virgen María (posiblemente representa la recepción del hábito cisterciense).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 919 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=327

No hay comentarios:

Publicar un comentario