San Gregorio III, papa
fecha: 10 de diciembre
†: 741 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 741 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Roma, en la basílica de San Pedro, san
Gregorio III, papa, que procuró la predicación del Evangelio a los germanos y,
en contra de los iconoclastas de la Urbe, adornó las iglesias con sagradas
imágenes.
refieren a este santo: San Willibaldo
de Eichstätt, San Zacarías
Entre los miembros del
clero que asistieron a los funerales del papa san Gregorio II,
el año 731, se contaba un sacerdote sirio. Era éste tan conocido por su
santidad, saber y capacidad administrativa, que el pueblo, al verle en la
procesión, le eligió espontáneamente papa por aclamación. El nuevo Pontífice
tomó el nombre de Gregorio III. De la administración de su predecesor heredó el
problema de las relaciones con el emperador León III el Isáurico, quien había
emprendido una campaña contra la veneración de las sagradas imágenes. Uno de
los primeros actos de Gregorio III fue escribir una carta de protesta. Pero el
sacerdote Jorge, a quien encargó de llevarla, se dejó vencer por el miedo y
regresó a Roma sin cumplir el encargo. El papa se indignó tanto, que lo amenazó
con degradarle. Jorge partió nuevamente; pero en Sicilia fue sorprendido por
los oficiales imperiales quienes le desterraron. Entonces Gregorio III reunió
un sínodo en Roma. Los obispos, el bajo clero y los laicos, aprobaron el
decreto de excomunión contra todos los que condenasen las sagradas imágenes o
las destruyesen. León el Isáurico empleó para vengarse el mismo método de
algunos de sus predecesores, es decir que envió una flota a Roma para conducir
al papa a Constantinopla. Sin embargo, una tempestad destruyó los navíos y el
emperador tuvo que contentarse con imponer su dominio sobre los Estados
Pontificios de Sicilia y Calabria y reconocer la jurisdicción del patriarca de
Constantinopla sobre todo el oriente de la Iliria.
A esta triste iniciación
del pontificado de Gregorio III sucedió un período de paz, durante el cual, el
papa reconstruyó y decoró cierto número de iglesias y mandó erigir una
columnata ante la «confesión de San Pedro»; en cada columna había una imagen
del Señor o de algún santo, y ante ella brillaba una lámpara, como una muda
protesta contra la herejía iconoclasta. El Pontífice envió el palio a san Bonifacio,
que estaba en Alemania. Cuando el santo misionero inglés hizo su tercera visita
a Roma, el año 738, Gregorio escribió a los «antiguos sajones» una carta
compuesta a base de citas de la Biblia, que tal vez no decían gran cosa a los
destinatarios, pues eran paganos. San Gregorio envió al monje inglés san Wilibaldo a
ayudar a san Bonifacio.
Hacia el fin de la vida
de san Gregorio, los lombardos amenazaron nuevamente Roma. El papa pidió ayuda
a Carlos Martel y a los francos, no al emperador de Oriente. Pero pasó bastante
tiempo antes de que Carlos Martel se decidiese e intervenir. Gregorio escribió
también a los obispos de Toscana, para exhortarlos a hacer todo lo posible por
recobrar las ciudades que habían caído en manos de los lombardos; si no lo
hacían, «yo mismo, aunque estoy enfermo, emprenderé el viaje para ir a libraros
de la responsabilidad de no ser fieles a vuestro deber». El 22 de octubre de
741 murió Carlos Martel. Unas cuantas semanas más tarde, el 10 de diciembre, le
siguió san Gregorio III. El Liber Pontificalis afirma que fue «un hombre
profundamente humilde y verdaderamente sabio. Conocía muy bien la Sagrada
Escritura y su sentido, y sabía de memoria los salmos. Fue un predicador
elegante, que tuvo mucho éxito. Dominaba el griego y el latín, y defendió con
constancia la fe católica. Amó la pobreza y a los pobres, protegió a las viudas
y a los huérfanos y fue amigo de los monjes y de las religiosas.»
No existe ninguna
biografía primitiva de san Gregorio III. El artículo del Liber Pontificalis
ofrece pocos datos. Lo que sabemos sobre el santo procede de las crónicas y de
lo que queda de su correspondencia. Véase a Mann en «History of
the Popes», vol. 1, pte. 2, pp. 204-224; y Hartmann, Geschichte Italiens im
Mittelalter, vol. II, pte. 2, pp. 169 ss. En Español, H. Jedin, Historia de la
Iglesia, Herder, tomo III, pág 55ss. (habla del pontificado de
Gregorio III en todo el contexto de cambio en la Iglesia de Occidente). puede
verse también el breve capítulo sobre san Gregorio III en «Los Papas, de San
Pedro a Juan Pablo II», de Jean Mathieu-Rosay, Rialp, Madrid, 1990, pp 134-135.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler»,
Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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