Transitoriedad
El Maestro sentía alergia hacia
aquellas personas que prolongaban excesivamente su estancia en el monasterio.
Más tarde o más temprano, todos los discípulos oían de sus labios las temidas
palabras: Ha llegado el momento de que te vayas. Si no lo haces el espíritu no
vendrá a ti.
Un discípulo especialmente reacio a
marchar quiso saber qué era ese "Espíritu".
Y el Maestro le dijo: El agua sólo se mantiene viva y libre si fluye. Tú sólo permanecerás vivo y libre si te marchas. Si no huyes de mí, te estancaras y morirás... contaminado.
Y el Maestro le dijo: El agua sólo se mantiene viva y libre si fluye. Tú sólo permanecerás vivo y libre si te marchas. Si no huyes de mí, te estancaras y morirás... contaminado.
Engaño
¿Cómo podemos distinguir entre el
verdadero y el falso místico?, preguntaron unos discípulos desmedidamente
interesados por lo misterioso y lo oculto.
¿Cómo podéis distinguir entre el que duerme de verdad y el que finge dormir?, replicó el Maestro.
¿Cómo podéis distinguir entre el que duerme de verdad y el que finge dormir?, replicó el Maestro.
No hay manera de distinguirlos. Sólo
el durmiente sabe cuándo está fingiendo, dijeron los discípulos.
El Maestro sonrió.
Más tarde dijo: El que finge dormir puede engañar a
otros, pero no a sí mismo. Desgraciadamente, el falso místico puede engañar
tanto a los demás como a sí mismo.
Evasión
Un visitante refería la historia de un
santo que quería ir a visitar a un amigo suyo que estaba agonizando; pero, como
le daba miedo viajar de noche, le dijo al sol: En nombre de Dios te ordeno que
permanezcas en el cielo hasta que llegue yo a la aldea donde mi amigo agoniza.
Y el sol se detuvo en el cielo hasta que el santo llegó a la aldea.
El maestro sonrió y dijo: ¿No habría
sido mejor que el santo hubiera vencido su miedo a viajar de noche?.
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