REFLEXIÓN ESPIRITUAL
De la Constitución pastoral «Gaudium et spes»:
SANTIDAD DEL MATRIMONIO Y DE LA FAMILIA
El hombre y la mujer, que por el pacto conyugal ya no
son dos, sino una sola carne, con la íntima unión de personas y de obras se
ofrecen mutuamente ayuda y servicio, experimentando así y logrando, más
plenamente cada día, el sentido de su propia unidad. [...] El auténtico amor
conyugal es asumido por el amor divino y se rige y enriquece por la obra
redentora de Cristo y por la acción salvífica de la Iglesia, para que los
esposos sean eficazmente conducidos hacia Dios y se vean ayudados y confortados
en su sublime papel de padre y madre. [...]
Cuando los padres preceden con su ejemplo y oración
familiar, los hijos, e incluso cuantos conviven en la misma familia, encuentran
más fácilmente el camino de la bondad, de la salvación y de la santidad. Los
esposos, adornados de la dignidad y del deber de la paternidad y maternidad,
habrán de cumplir entonces con diligencia su deber de educadores, sobre todo en
el campo religioso, deber que les incumbe a ellos principalmente.
Los hijos, como miembros vivos de la familia,
contribuyen a su manera a la santificación de sus padres, pues, con el
sentimiento de su gratitud, con su amor filial y con su confianza,
corresponderán a los beneficios recibidos de sus padres y, como buenos hijos,
los asistirán en las adversidades y en la soledad de la vejez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario