sábado, 24 de abril de 2021

Domingo 4º de Pascua Ciclo B (25.04.2021): Juan 10,11-18 YOSOY-YOSOY-YOSOY y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 22º: 25.04.2021- LOS HUMANOS, ¡DERECHOS!

 

Algún día se hablará de las PASTORAS

El próximo domingo es el día 25 de abril. En muchos ámbitos se recuerda la vida, presencia y memoria de Marcos, de san Marcos, el de Venecia y de su plaza, y también el que se denomina el autor del primer evangelio escrito. Para muchos este Marcos es el personaje que aparece citado en varios lugares del Libro de los Hechos de Apóstoles y hasta en la llamada Carta a los Colosenses. Marcos Evangelista. Suele suceder en el ámbito bíblico un hecho curioso: cuando no se sabe tal o cual asunto, que a alguien importa mucho, se investiga y se afirman cosas que nada o poco tienen que ver con la realidad que pudo o no haber sucedido en la historia.

Con la identidad de los autores de los cuatros Evangelios nos sucede esto mismo. No sabemos nada. Imaginamos. Conjeturamos. Proponemos. Y en este ejercicio fue donde me decidí a dejar por escrito y como si se tratara de mi tesis doctoral en asuntos de Biblia y de Teología que 'el llamado Evangelio de Marcos fue escrito por María Magdalena'. 

Esta tesis está escrita, presentada, defendida y editada en una revista pequeña y de muy menguada tirada. Sea de esto lo sea, que no me importa demasiado, lo que merece la pena es ser conscientes de que nuestra iglesia romana y vaticana nos ha propuesto leer este año eclesiástico el Evangelio de Marcos y llevamos ya muchos domingos sin leer nada en él. En realidad llevamos ya un par de meses sin proclamar este Evangelio en las misas dominicales o sabatinas. Y luego se nos llena la boca a los predicadores que hay que leer y leer y releer los Evangelios. Pues la Iglesia oficial no nos ayuda nada, al contrario, nos lo impide.

Estoy seguro de que más de uno de los que leen esta presentación dejará de hacerlo por estar cansado de oírme esta melodía. Y hará bien en no seguir la lectura. Pero hará mucho mejor leerse el Evangelio de Marcos, desde 1,1 hasta el 16,8. Y todo lo que sobrepasa este relato (como sucede en 16,9-20), que lo lea y lo considere un añadido a este relato sobre Jesús de Nazaret. 

¿Que tiene de especial este relato evangélico de Marcos o de María Magdalena? Tiene de especial que fue el primer relato sobre el judío y laico Jesús, el galileo y 'tecton' (en griego) o 'faber' (en latín de la Vulgata) o trabajador por cuenta propia en el ambito de la 'chapucería ilustrada' de entonces, o un 'manitas excelente' de hoy, que tenía algunas muchas diferencias con ser 'carpintero'.

Pero...

Pero...

Pero...

En este domingo 25 de abril se nos invita a leer y meditar el relato de Juan 10,11-18. El conocido relato del YOSOY el pastor bueno. El pastor de ovejas. Y desde ahí se puede uno elevar a toda la suprema corte simbólica de los pastores y de las pastorales... Nunca se olvidará aquello de que 'los pastores deberían oler a oveja'. Y ciertamente a eso huelen, a oveja. Pero es que existen ovejas de alto rango, de medio rango, de bajo rango y hasta ovejas 'sin rango'. Y sigo esperando, porque algún día hablaremos de PASTORaS, con A mayúscula en voz y en voto. 

 

A continuación puedes encontrar los dos comentarios a los relatos bíblicos.

 

Domingo 4º de Pascua Ciclo B (25.04.2021): Juan 10,11-18

YOSOY-YOSOY-YOSOY. Me lo digo y lo escribo CONTIGO,

Tijera por delante y tijera por detrás. El relato de Juan 10,11-18 está 'podado' tanto por la cabeza como por los pies. No nos leerán Juan 10,1-10, por delante. Tampoco se nos leerá Juan 10,19-21, por detrás. Más de una mente pensante creerá estar ante un texto sin pies ni cabeza. ¡Uyyy!

Sugiero la lectura seguida de Juan 10,1-21, que es el texto completo y con sentido en el que se afirma con transparencia una vez más que este Jesús del cuarto Evangelio es un YOSOY la puerta y es otro YOSOY el pastor. Quienes leían esto que nos cuenta Juan sabían muy bien que el YOSOY del pueblo judío era sola y exclusivamente Yavé Dios. Poner tales calificativos en la identidad de Jesús de Nazaret era proclamarlo hereje, blasfemo y traidor. En una palabra, ¿ateo? Puede ser.

En Juan 10,1-21 se pone el punto final a todo cuanto sucede, según este Evangelista, en la fiesta judía de las Chozas, Tiendas o Tabernáculos que se celebraba cuando el verano va finalizando y se abren las puertas de las casas para recoger y guardar los frutos de la tierra y del trabajo.

En este día 25 de abril, domingo cuarto del tiempo de la liberación de la pascua y memoria eclesial de Marcos el primer evangelista, me leeré un par de veces el relato completo de las jornadas festivas de los judíos en Jerusalén. Empezaré la lectura en Juan 7,1; continuaré con Juan 8,1 para situar en su contexto otro YOSOY la luz del mundo y otro YOSOY y un tercero YOSOY la verdad; y seguiré la lectura con Juan 9,1 hasta comprender que el ciego curado no era un ciego, sino más bien el peor de los ciegos, el que no desea ver; y sólo entonces acabaré la lectura saboreando el relato de Jesús y su doble YOSOY puerta y pastor.

Va a ser un domingo muy especial y me lo voy a llamar ‘el domingo de la Palabra’. Y como ya habrá adivinado más de uno de los lectores, tendré muy presente el prólogo o frontispicio de este cuarto Evangelio: “En el principio de todo, la palabra...” (Juan 1,1-18).

En la lengua castellana o española Palabra, Puerta y Pastor ¡me suenan tan cercanas...! Tanto que no dejo de pensar en esa realidad eclesial que solemos llamar ‘pastoral’, la tarea propia y específica de los pastores. ¿Quiénes eran ‘los pastores’ de Israel en la historia y en los tiempos de Jesús del siglo primero? ¿No estamos hablando de la organización del Sacerdocio en el Templo y el Sanedrín judíos? Para este cuarto Evangelista, en el judaísmo del siglo primero sólo existe un pastor significativo, Jesús el laico y judío de Nazaret de Galilea.

Y en nuestros días del siglo XXI volvemos a leer estos mensajes que nos despiertan idénticos interrogantes. Miro a mi alrededor y no me resulta complicado identificar a quiénes se les llama hoy ‘pastores’ y, como tales, encargados de la tarea pastoral. Para mis adentros me he dicho, desde un tiempo a esta parte, que hablaré siempre de la tarea evangelizadora y muy de higos a brevas de la tarea pastoral. El Evangelista Juan llama ‘pastor’ a Jesús de Nazaret porque denunció abiertamente las cegueras de la Religión de Moisés, del Templo y de sus pastores e invitó a vivir la Buena Noticia (Evangelio) de una experiencia alternativa: “Amaos unos a otros, así sabrán todos que estáis conmigo” (Juan 13,35). Nada más. Es todo. Carmelo Bueno Heras

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 22º: 25.04.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

LOS HUMANOS, ¡DERECHOS!

      Se concluyen las celebraciones del cincuentenario de la Declaración de los Derechos Humanos. Casi nadie duda del "paso civilizador" que supuso la firma de tal Declaración. Dicen los analistas que comenzarán el tercer milenio unos 6.000 millones de personas de las cuales mil millones serán pobres a punto de ser tragados por el hambre y la miseria. Tener hambre, sufrir tortura, estar enmudecido, encarcelado, vivir en la clandestinidad... son amargas experiencias que dejan al ser humano "por los suelos", a la altura de animales, vegetales o cosas. Ante estas experiencias importa mantener clara la Declaración de los Derechos Humanos, pero importa más que los humanos estén derechos, en pie, levantados, con la cabeza en alto. Estas dolorosas experiencias desenmascaran los útiles que impiden a los humanos ser persona: el arma, la enfermedad, el chantaje, el dinero, la ideología, el bastón de mando... Creer en la persona es desactivar hasta el desuso la potencia de estos instrumentos, cada vez son más sofisticados.

      Dejo esta sencilla reflexión porque tengo la convicción de que viene a ser como el contexto actual para comprender el texto de Lucas 13,10-19, que presenta a una mujer encorvada, acurrucada en un rincón de la sinagoga el sábado en que Jesús llegó para... ¡fijarse en ella! Para verla, hablarla, tocarla y enderezarla. Dieciocho años llevaba enferma y encorvada. Bien la conocían todos los habituales asistentes al recinto sacro, pero nadie en tanto tiempo se había preocupado de ella. ¿Quién la mantenía enferma y encorvada? La acción de un espíritu, dice el texto. ¿Qué o quién es este espíritu?

      La atenta lectura del texto deja pocas dudas. Este espíritu es "el espíritu de la sinagoga", es decir, la religiosidad que se practica-vive-cree en torno a la ley del sábado y de la sinagoga. ¿En dieciocho años no se le ocurrió a la mujer subir a curarse en lunes o jueves? ¿Podía alguien de la sinagoga curarla en miércoles? ¿Se sabe de algún signo de curación que realizaran los "sinagogos" en favor de alguna mujer en martes o viernes? ¿Algún maestro de la ley sintió la menor preocupación por la postrada situación de cualquier mujer de su "religiosa" sociedad? Es Jesús, el judío no rabino, quien con sólo unos pocos gestos (ver, hablar, tocar, levantar) da la vuelta a la tortilla sabatina y desencadena la agria crítica y la condena del jefe de la sinagoga, la indignación de los espirituales judíos y la confusión de sus adversarios... ¡Sólo el pueblo se alegra, se pone en pie, levanta la cabeza, mira de frente y habla maravillas al ver el gesto de Jesús! ¿No será este pueblo la mujer enferma y encorvada?

      Y, hay algo más en esta secuencia evangélica: el "enfado" de Jesús. Quienes conocen la ley, los maestros de ella y jefes serviles de la sinagoga, la tuercen y retuercen hasta forzarla, la aplican según sus propios intereses. Si el sábado es descanso y oración, ¿a qué viene tener que preocuparse del buey o del asno? Quien sí ha entendido el espíritu del sábado es Jesús, porque hace lo que Dios desea: dar vida, hacer que todo ser humano sea persona. Y, un encorvado es un arrastrado que acaba siendo arrinconado y esto no lo hace ninguna ley, sino aquellos que se sirven de la ley, también de la religiosa, para quedar impunes. La ley del sábado y de la sinagoga (orientadora de la vida según Dios), en tiempos de Jesús, se había convertido en instrumento de tortura, impotencia, encorvamiento, parálisis, enmudecimiento... Liberar la espalda del peso injusto de la ley era devolver a la mujer (y al pueblo) su dignidad perdida de persona. Creo que sólo con gestos semejantes, podrán ser puestos los encorvados humanos, ¡derechos! CBH, Educar hoy 65 (diciembre,1998).

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