Conocer, siempre conocer.
Como cada semana escribo
ahora esta presentación en Madrid, Avenida del Valle. Ya pasó la 'borrasca de
nieve, Filomena' y su dama de compañía 'la gran Helada' y sin habernos hecho a
la idea de lo que supusieron ambas visitas inesperadas nos ha llegado, el
pasado miércoles 20 de enero, una gran explosión de gas en un inmueble que el
arzobispado de Madrid posee en la calle Toledo alrededor de la parroquia de La Virgen
de la Paloma.
Junto a este inmueble y la
iglesia de la parroquia existe una Residencia de personas mayores y un pequeño
Colegio llamado La Salle-La Paloma. Lo más lamentable de esta explosión ha sido
el fallecimiento de cuatro personas, dos de ellas dentro del inmueble donde
sucedió la explosión y otras dos en el exterior de este inmueble en la misma
calle de Toledo.
Junto a toda esta realidad
puntual seguimos viviendo la experiencia de la pandemia del virus de la corona
que va y viene como las olas del mar o sube y baja como las mareas. Me digo una
vez más que la realidad es como es y sirve de muy poco tratar de cambiarla, sin
embargo hay algo que sí nos importa mucho hacer: conocer esa realidad. Tratar
de conocer al virus, investigar los orígenes de las borrascas y examinar con
minuciosidad obsesiva las causas de la explosión del gas. Conocer.
Parece ser que nada ocurre o
sucede en la casa común del cosmos sin más ni más. Conocer es el camino para
conocer, aunque parezca una perogrullada. Conocer la realidad y ella será
nuestra mejor compañera en el camino de la vida por esta nuestra casa de la
tierra.
Dicho esto, que tú y yo nos
sabemos más que de memoria, pero que había que compartirlo, creo que se nos
ilumina la comprensión de los comentarios evangélicos que nos pueden ocupar en
esta semana previa al domingo 31 de enero. Y ojalá que con esta semana acabemos
por superar toda cuesta de enero por más empinada que sea.
Leeremos el relato que el
Evangelio de Marcos-Magdalena nos cuenta sobre lo acontecido un sábado en la
sinagoga de Nazaret al propio Jesús y a sus acompañantes, un buen puñado de
mujeres y de hombres. Creo que cuando estos hechos tienen lugar, Jesús se
encuentra en el final de la tercera década de su vida o en el comienzo de la cuarta.
Con frecuencia me preguntaré, ¿qué hizo hasta entonces este judío laico y
galileo? ¿A qué dedicó su tiempo desde los doce años hasta los treinta? Todo
puede ser válido para la imaginación de nuestras neuronas. Y con frecuencia me
digo: este hombre debió de practicar el ver, oír y callar. Y en los descansos
de estas tareas: pensar, meditar, conocer.
Creo que llegó a tener un
excelente conocimiento de las realidades que le rodearon, políticas,
económicas, jurídicas, religiosas... Lo volveré a repetir: creo que se dedicó a
conocer cuanto le rodeaba y hasta donde se lo permitió su incansable y
sana CURIOSIDAD por CONOCER.
Creo también que desde ese
lento, sereno y constante conocer le fueron brotando las decisiones con la
naturalidad humanizadora que habían manifestado los profetas de la historia de
su pueblo. Así es como decidió asistir un sábado a la sinagoga de su Nazaret y
no sólo, sino bien acompañado. Y así fue como se comenzó a tejer su misión
evangelizadora que poco a poco desenmascaraba, entre otras cuestiones, las
mentiras o intereses del poder o poderes establecidos. Pero de esto iremos
hablando en comentarios posteriores.
A continuación se encuentran
los comentarios de los hechos en Nazaret y en Caná, ambas poblaciones de
Galilea.
Domingo 4º del Tiempo Ordinario B (31.01.2021): Marcos
1,21-28.
La doctrina de toda sinagoga es diabólica. Me lo digo y lo escribo CONTIGO,
La mano narradora del llamado Evangelio de Marcos nos dejó
dicho que lo primero que hizo su Jesús de Nazaret fue ‘pasear sus decisiones
por la orilla del mar de su región de Galilea’. Y no está de más recordar que
para aquellas gentes ‘el mar y el mal’ son dos maneras de hablar de la misma
cuestión. ¿El Mar es el Mal? Sí y donde mejor se comprende es en el relato de
Jonás.
El segundo escenario galileo en el que se detiene la mano
narradora llamada Marcos es la sinagoga. Por esta razón, quienes habitan
en ciudades en las que aún se conservan presencias de antiguas o modernas
sinagogas conviene que le presten la mayor atención a las denuncias que
proclama este Jesús de Nazaret en la sinagoga de su pueblo galileo: La doctrina
de la sinagoga es diabólica. Esta denuncia radical y categórica ¿despertó la popularidad
de Jesús? Sí.
Para el próximo domingo dejo anunciado ya que la mano de
Marcos-María Magdalena nos situarán a su Jesús de Nazaret en el tercer
escenario galileo: la casa.
El comentario autorizado de Marcos 1,21-28 nos daría
para completar la escritura de mil páginas de un buen puñado de tesis
doctorales en Estudios sobre el Nuevo Testamento. Sólo dispongo de estos cuatro
párrafos en esta página para despertar al menos uno de los deseos de leer este
breve relato. El asunto no es otro que la cuestión del sábado y de la sinagoga.
Si se desea actualizar esta cuestión me atrevería a expresarla así: El
domingo y su, llamada, misa.
El sábado judío era la institución por excelencia de la
RELIGIÓN en la que nació, creció, vivió y murió Jesús de Nazaret. Me estoy
imaginando ahora que en alguno de los sábados de sus últimos años por Galilea
este Jesús con sus seguidoras y seguidores participaron en las liturgias
sinagogales. Creo que ya en la misma entrada de la sinagoga tuvo problemas para
conseguir que María Magdalena y otras mujeres pudieran entrar en el
recinto, aunque fuera sólo en un apartado rincón. Estas imaginaciones
mías ya las tuvo el Evangelista Lucas y sorprende lo que le sucedió a su Jesús
(¡qué bien lo cuenta en 4,14-30!). Lo quisieron despeñar.
También Marcos nos ayuda a tener una visión muy aproximada de
esta situación en la sinagoga cuando leemos su nuevo relato de Jesús y los
suyos en otro sábado y en su participación en las tareas de la sinagoga. Nunca
me cansaré de leerme Macos 3,1-6. Estas presencias del galileo y laico
Jesús en las sinagogas del norte de su país son la anticipación de lo que
llegará a suceder cuando suba con los suyos a Jerusalén y visite el Templo.
Este Evangelio nos dice que esta presencia en Jerusalén ocurrió una vez y desde
ese momento quedó espiado, acusado, condenado y ejecutado por blasfemo en una
cruz y luego sepultado.
Creo que estos apuntes rápidos nos dan una muy aproximada
idea de lo peligroso de la situación de acercarse un domingo y llegar a
participar en la misa de la parroquia con la sana intención de saberse que
somos ‘fratelli tutti’. Cuando se llega uno a tomar en serio los dichos de su
boca debe saber qué peligro corre. El celebrante es uno, El Cristo. Y este divino
Celebrante está sólo encarnado en uno, el ordenado en sacerdocio (Querida
Amazonía 88, dixit). ¿Los demás? Ver, oír, callar y... ¡amén, así sea, con tu
espíritu!???
Carmelo Bueno Heras.
CINCO MINUTOS con la Biblia entre las
manos.
Domingo 10º: 31.01.2021. Después de
comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...
¿CONVERSION DEL
AGUA EN VINO?
Se recomienda la lectura de Juan 2,1-12, aunque puede servir
el recuerdo que todos tenemos de lo que se narra en este texto del cuarto
evangelio: La boda en Caná de Galilea. A mí, lo primero que me sorprende es el
comienzo: "Al tercer día". Las "cartas" suelen comenzar
diciendo "Estimado...:". Los "cuentos" suelen comenzar
diciendo "Había una vez...". Los "relatos de resurrección"
suelen empezar diciendo "Al tercer día...". Así lo proclamamos
explícitamente en el credo: "al tercer día resucitó". Quiero decir
con esto que el relato de la boda de Caná es un relato de resurrección, aunque
sea el primero que cuenta este evangelio. El final del relato (v 11) confirma
lo que acabamos de decir: "...Jesús manifestó su gloria y sus discípulos
creyeron en él". La fe de los discípulos en Jesús es una experiencia
postpascual. Lo que se cuenta en la boda de Caná es la narración de una
experiencia postpascual. ¿Qué experiencia?
La experiencia de vivir la relación hombre-Dios, a través de
tantísimos rituales de purificación como prescribe la religiosidad judía,
termina por provocar en las personas la convicción de estar en constante
situación de impureza y de pecado. Seis tinajas de cien litros cada una había
en Caná para las purificaciones de los judíos. Una ciudad pequeña como Caná
necesita esta inmensa cantidad de agua para purificarse. ¿Cuántos litros se
necesitaba tener en el Templo de Jerusalén para estos rituales? Se recomienda
la atenta lectura del libro del Levítico para caer en la cuenta de la urgente
necesidad del agua para estar "a bien con Dios" y no soportar sus
iras por la impureza y el pecado. Una religiosidad así es deshumanizadora.
¿Dónde queda la ternura, la misericordia, la gratuidad y el amor de Dios?
Jesús rompe, olvida, critica, supera, desprecia... esta
religiosidad del agua y ofrece, regala, propone, vive... una religiosidad del
vino, de la fiesta, de la alegría, de la felicidad, de la humanización. Jesús
propone una religiosidad, una relación hombre-Dios, de hijos-padres, de
novio-novia, de esposo-esposa, de persona a persona, de amor a amor. Esta
religiosidad de la superabundancia de felicidad ya había sido anunciada por
los profetas. Lea el lector en Amós 9,13-14, en Oseas 14,6-8 y en Jeremías
31,10-12. La Ley ha quedado vacía y sin sentido. Jesús, el Dios de Jesús, nos
invita a una boda, a la fiesta del amor y de la felicidad, a la
relación-religión de la convivencia en fraternidad. Los seiscientos litros del
mejor de los vinos son el símbolo de la nueva religiosidad cristiana.
Los padres de la Ley, los sumos sacerdotes-ancianos-escribas
en tiempo de Jesús, se ven desautorizados en sus ministerios sacerdotales y
contemplan la pérdida de autoridad del viejo sistema religioso perpetuado desde
los tiempos más remotos. Los judíos no pueden aguantar la denuncia y crítica
que supone el hablar y actuar de Jesús y de sus seguidores. Los mecanismos de
defensa se ponen en marcha y Jesús es condenado y los suyos perseguidos. Pero
ahí está la mujer, la madre de Jesús, la comunidad, para hacer que la nueva
boda de la religiosidad cristiana no se quede sin el mejor de los vinos que es
la felicidad, la humanización, el amor, la alegría de la salvación que es la
Buena Noticia de Jesús para todos.
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