domingo, 10 de enero de 2021

Domingo del Bautismo de Jesús B (10.01.2021: Marcos 1,7-11. Aprender a convivir. y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 7º: 10.01.2021.

 

Todo pasa y todo queda

Mes de Enero, el del Jano-Januarius de las dos caras que es probable que, a nuestro modo, todos llevemos dentro. Hoy es día tres y el segundo domingo será el diez. Y no hay vuelta atrás en el camino del cronos. Pero..., desde los adentros más recónditos de nuestra consciencia hemos decidido no mirar atrás para no encontrarnos de nuevo con la pandemia del virus de la corona del año que se fue. Pero..., ¿no decía alguien en su canción que 'todo pasa y todo queda'? 

Pero..., creo que todo el que pasa (o lo que pasa) por esta tierra deja raíces o semillas, que vienen a ser las cicatrices vivas de la vida. Y con el pasaje de los días y de los aires del lugar, aquellas raíces se levantan en sus brotes y echan tallos y hojas y flores de colores. O aquellas semillas enterradas se despiertan resucitadas como pensamientos que vuelven a hacerse hechos... 'Todo pasa y todo queda'.

¿Pasar y quedarse a un tiempo? Así es la huella. ¡Qué bien lo saben los rastreadores de los senderos! La huella queda y en muchas ocasiones para siempre, aunque dependa de circunstancias incontrolables. Las huellas permanecen, y ahí siguen después de una o de muchas otras interpretaciones interesadas.

Evoco esta imagen del 'pasar y quedar' cuando ahora invito a retomar la mirada sobre un hecho, seguramente lejano, acontecido en tu vida, mi Leyente, y en mi vida, tu Escribiente. Tú y yo fuimos bautizados. Fuimos... Fuimos... Ni tú ni yo sabíamos nada, pero ambos andábamos en manos de 'nuestros otros' que, sin duda, nos querían y querían lo mejor para los dos. Y nos bautizaron. Fuimos bautizados. Y, ¿luego? Cada uno sabemos nuestra historia... 

En cambio, en los relatos del Evangelio se habla siempre del bautismo de un judío de Galilea llamado Jesús de Nazaret a manos de un bautizador, judío también y de Judea y de Jerusalén y del Templo y llamado Juan. Bautizador y bautizado con sus treinta años, más o menos, nos han dejado la huella de su bautismo en la precariedad deleznable de las orillas de un río, el Jordán. Y esas huellas permanecen. Y permanecen tanto que dos mil años después, tú y yo, estamos aquí hablando de ello. Del 'fuimos bautizados'. Y cada vez que lo hacemos constatamos que hay tanta distancia en estos bautismos que nos ruboriza por no haber sido capaces aún de pasar del 'fuimos bautizados de niños' a decidir bautizarnos siendo ya adultos. Dos mil años de humanidad y aún no hemos aprendido a ser adultos con aquellos adultos judíos que lo fueron Juan el Bautista y Jesús de Nazaret... Pero aún nos queda tiempo para esta tarea, si es que aún la consideramos tan importante que la hagamos ser la primera de todas las demás tareas. 

Alguno de estos días he pensado que esta tarea del 'fuimos bautizados siendo niños' está siendo como una pandemia de siglos que no se desea erradicar...

 

A continuación se encuentran los comentarios del relato Evangélico del Bautismo de Jesús y aquellos Cinco Minutos de una supuesta y nueva carta escrita por María de Magdala.


Domingo del Bautismo de Jesús B (10.01.2021: Marcos 1,7-11.

Aprender a convivir. Me lo pienso y lo escribo CONTIGO,

 

“Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán” (Evangelio de Marcos 1,9). Un poco antes de estas palabras se habla de la tarea bautizadora de Juan. Y un poco después de esta cita se cuenta lo que vive Jesús en sus adentros después de haberse bautizado. Así es como lo escribe este narrador llamado Marcos o María Magdalena o quien quiera que fuera el escribiente del relato.

 

Curiosamente los otros tres Evangelistas cuentan también este ‘acontecimiento’ del bautismo de Jesús por Juan el bautizador. Alguna vez en la vida deben leerse conjuntamente estas cuatro narraciones del mismo suceso y constatar las evidentes semejanzas y diferencias.  Llego a pensar que ninguno de los cuatro Evangelistas presenció el encuentro de estos dos hombres, judíos y creyentes, pero a la vez también desobedientes y herejes dentro de su Religión.

 

Volveré a decir una vez más que siempre que leo esta secuencia existencial  del bautismo de Jesús recuerdo que debo leer también el encuentro de Jesús con las autoridades judías en el Templo de Jerusalén. En este Evangelio encuentro el texto en Marcos 11,27-33 y si tengo tiempo, humor y ganas alargo la lectura hasta Marcos 12,1-12. Y me encanta preguntarme qué significó para Jesús de Nazaret su encuentro con Juan el Bautista. Un judío de la Galilea del norte viene a aprender de otro judío de la Jerusalén del sur y capital del Reino.

 

¿Quién le informó a Jesús de Nazaret de la tarea perdonadora de pecados que estaba llevando a cabo un judío arraigado en el Templo y en la espiritualidad de sus tradiciones sacerdotales? Es decir, ¿por qué un desconocido galileo llamado Jesús de Nazaret visita personalmente a un blasfemo disidente y pecador como lo es Juan que perdona pecados con sólo derramar agua y sin la exigencia de recibir dinero alguno para ofrecer sacrificios en honor del Yavé Dios del Templo, de la Ley de Moisés y de Israel?

 

Al contemplar este acontecimiento del bautismo de Jesús con el bautismo de Juan comprendo las abismales distancias entre los contenidos de aquellas decisiones de Juan y de Jesús y lo que luego fue surgiendo hasta nuestros días en la Tradición eclesiástica vaticana en torno al llamado sacramento del bautismo. ¡Cuánta diferencia entre las raíces de los hechos y la hojarasca de las realidades que llegaron después!

 

Nada leo en los relatos del Evangelio sobre la presencia de un pecado original y las consecuencias posteriores de una salvación o condenación definitivas en una existencia de no se sabe qué más allá. Juan bautizaba porque disentía del Templo y de su estructura. Jesús se bautizó por disentir también del camino de la Ley. Por esta razón, con Jesús se inicia un sendero nuevo para la convivencia entre las personas. Esta convivencia que se aprende en el Evangelio de Jesús de Nazaret no necesita la presencia de Templos ni Religiones. ¿Todo un Concilio como el de Trento fue incapaz de comprender lo escrito, entre otros muchos mensajes, en este mismo Evangelio de Marcos: “Mirando a su alrededor a los que estaban sentados en corro, Jesús les dice: Estos son mi madre y mis hermanos...” (3,20-35)? ¡Cuántas luces y cuánto calor humano desaprovechados! ¿Y no aprendemos? Carmelo Bueno Heras.

 

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.

Domingo 7º: 10.01.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

Primera carta de María de Magdala

Muy buenas, Oyente de las palabras bíblicas en este rincón de ‘Educar hoy’.

Me llamo María. Soy judía por haber nacido de una mujer judía y en la ciudad de Magdala, situada en la orilla oeste del Lago de Galilea y por la que pasa la llamada “Ruta de los galileos”. Esta ciudad y esta ruta tenían, entre otras peculiaridades, el ser punto de encuentro de las buenas gentes galileas para iniciar el largo camino de subida a Jerusalén. Muchas han sido las primaveras en las que yo misma he recorrido esta ruta desde mi Magdala hasta Betania, en el Monte de los Olivos, para participar en las celebraciones de la Pascua en Jerusalén. Podría decirte, para entendernos, que Magdala, el Monte de los Olivos y la “La Ruta de los galileos” serían como el poblado de Roncesvalles y el Monte del Gozo para “El Camino de Santiago” en España. Por eso, siempre se me nombra o recuerda como María de Magdala o María Magdalena.

 

Si te detienes un momento y te atreves a imaginarme en estas realidades de la vida, tal vez comprendas lo que se cuenta de mí en ‘El primer libro de Teófilo’, también llamado ‘Evangelio de Lucas’: “Y sucedió a continuación que iba Jesús de Nazaret  por ciudades y pueblos anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Le acompañaban los Doce y algunas mujeres… María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios…” (Lucas 8,1-3). Esa soy yo y me atrevo a escribir, estar contigo, hablarte, escucharte, encontrarte… ¡y a comprendernos! Soy la Magdalena, que tuve siete demonios y que dejé de tenerlos. Como eres libre y ‘al campo no se le pueden poner puertas’, puedes interpretarme, imaginarme, verme, creerme, sentirme… como más y mejor te guste. Pero primero, ¿me dejas que te cuente?...

 

Te diré que siempre me he considerado una mujer afortunada. A mis veinte años conocía muy bien el ambiente socio-familiar-marinero-cultural-religioso del mundillo del Lago de Galilea. Aprendí muy pronto a moverme en este ambiente y constaté que, en él, casi todo podría reducirse a pura cuestión de comercio. De empresa, podría decirse hoy. La Ruta de los galileos era la estructura que sostenía la tarea comercial, los intercambios, el negocio, la realidad del día a día... Y en este vivir y como todos, pronto aprendí a contar. Pero sobre todo, tuve la suerte de aprender a leer. ¡Y qué suerte! Este poder conduce al poder escribir, y al poder pensar, y al poder decidir. Creo que estos fueron mis tesoros escondidos y mis siete demonios. Es decir, para los hombres de mi sociedad judía del siglo primero y para los sacerdotes de la religión del único templo en Jerusalén, yo tenía todos los demonios dentro. Y era, además, una mujer judía.

 

En este ambiente comercial en torno al Lago y en esa invisible empresa que es ‘El camino de Jerusalén’ -la capital-, conocí a un hombre muy especial. Se llamaba Jesús de Nazaret. Podría decirte que me encandiló y me gustó tanto lo que conocí de él que unos cuantos años después de su muerte le escribí un libro, que titulé ‘El Evangelio’. Y añadí ‘De Marcos’, para no dejarme identificar. Pero de eso te escribiré aquí dentro de dos meses. Cuando lo leas, me comprenderás. Pero sobre todo, seas quien seas, llegarás a encandilarte de ese Jesús de Nazaret. Toda una persona. Como tú y como yo. Un beso de tu, ya, María Magdalena.

Carmelo Bueno Heras, Educar hoy 145 (diciembre de 2014)

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