OCEANIA/PAPUA NUEVA GUINEA - Los obispos: urge defender a la sociedad y a la familia de la “cultura de la muerte”
Port Moresby – “Existe un gran peligro, un gran mal, que se cierne sobre la sociedad de Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón: la creciente pérdida de respeto por los demás y por la vida humana”; lo afirman los obispos de Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón, en una carta pastoral titulada “La evangelización en y a través de la familia” , publicada al final de su Asamblea General, celebrada en Port Moresby del 1 al 9 de mayo de 2014.
En la carta, enviada a la Agencia Fides, los Obispos constatan con preocupación las múltiples formas de violencia que vive la sociedad: homicidio, aborto, violación, guerra tribal, violencia doméstica, abuso infantil y otros. “Es lo que san Juan Pablo II - dice la carta - ha calificado como una 'cultura de la muerte'. El gran mal muestra su cara en prácticas como la magia y la brujería, la tortura y el asesinato de personas inocentes. Se manifiesta en la corrupción que beneficia a unos pocos y empobrece a los demás y la destrucción del medio ambiente. Se desarrolla en esclavitudes como el alcohol, la drogadicción y la pornografía. Deshumaniza a la sociedad a través de la promoción de diversas formas de anticoncepción artificial”. Para contrarrestar esta cultura se necesita “una poderoso y bien disciplinado ejército: un ejército espiritual”: “Los verdaderos creyentes de todas las iglesias cristianas forman este ejército” que - notan los obispos - incluye a sacerdotes, religiosos, laicos, familias, grupos y movimientos eclesiales y “a todos aquellos que se identifican como discípulos de Jesús”.
El texto recuerda que las prácticas culturales nocivas en Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón no están en conformidad con las enseñanzas de Jesucristo. Son “perjudiciales para el matrimonio cristiano y la vida familiar”. En particular, los Obispos deploran la poligamia, que aún está muy extendida. “Esta práctica es contraria al sentido tradicional del matrimonio cristiano”, en el que “los dos se hacen uno, en un vínculo inquebrantable de amor. Se degrada la dignidad y el valor de las mujeres que son vistas como mera propiedad de los hombres ricos y poderosos”. Una segunda tendencia cultural que hay que abandonar es la costumbre de los “niños compartidos” dentro de la familia ampliada o de un pueblo. En algunos casos, los niños incluso se venden a personas fuera de la familia. La Iglesia nos recuerda que esto es un error que “viola la relación única entre padres e hijos. Los padres tienen la responsabilidad sagrada de amar, cuidar y criar a sus hijos, el cuidado y la educación de ellos como un regalo especial que Dios les ha dado”.
En la Asamblea que acaba de concluir, los obispos de Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón han elegido a Arnold Orowae, obispo de Wabag, como el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, y como vicepresidente a Steve Reichert Arzobispo de Madang
En la carta, enviada a la Agencia Fides, los Obispos constatan con preocupación las múltiples formas de violencia que vive la sociedad: homicidio, aborto, violación, guerra tribal, violencia doméstica, abuso infantil y otros. “Es lo que san Juan Pablo II - dice la carta - ha calificado como una 'cultura de la muerte'. El gran mal muestra su cara en prácticas como la magia y la brujería, la tortura y el asesinato de personas inocentes. Se manifiesta en la corrupción que beneficia a unos pocos y empobrece a los demás y la destrucción del medio ambiente. Se desarrolla en esclavitudes como el alcohol, la drogadicción y la pornografía. Deshumaniza a la sociedad a través de la promoción de diversas formas de anticoncepción artificial”. Para contrarrestar esta cultura se necesita “una poderoso y bien disciplinado ejército: un ejército espiritual”: “Los verdaderos creyentes de todas las iglesias cristianas forman este ejército” que - notan los obispos - incluye a sacerdotes, religiosos, laicos, familias, grupos y movimientos eclesiales y “a todos aquellos que se identifican como discípulos de Jesús”.
El texto recuerda que las prácticas culturales nocivas en Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón no están en conformidad con las enseñanzas de Jesucristo. Son “perjudiciales para el matrimonio cristiano y la vida familiar”. En particular, los Obispos deploran la poligamia, que aún está muy extendida. “Esta práctica es contraria al sentido tradicional del matrimonio cristiano”, en el que “los dos se hacen uno, en un vínculo inquebrantable de amor. Se degrada la dignidad y el valor de las mujeres que son vistas como mera propiedad de los hombres ricos y poderosos”. Una segunda tendencia cultural que hay que abandonar es la costumbre de los “niños compartidos” dentro de la familia ampliada o de un pueblo. En algunos casos, los niños incluso se venden a personas fuera de la familia. La Iglesia nos recuerda que esto es un error que “viola la relación única entre padres e hijos. Los padres tienen la responsabilidad sagrada de amar, cuidar y criar a sus hijos, el cuidado y la educación de ellos como un regalo especial que Dios les ha dado”.
En la Asamblea que acaba de concluir, los obispos de Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón han elegido a Arnold Orowae, obispo de Wabag, como el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, y como vicepresidente a Steve Reichert Arzobispo de Madang
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