Una impostergable renovación
eclesial
28. La parroquia no es una
estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar
formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del
Pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución
evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá
siendo «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas».[26]
Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del
pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en
un grupo de selectos que se miran a sí mismos. La parroquia es presencia
eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento
de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la
adoración y la celebración.[27] A
través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros
para que sean agentes de evangelización.[28] Es
comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir
caminando, y centro de constante envío misionero. Pero tenemos que reconocer
que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado
suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente, que sean
ámbitos de viva comunión y participación, y se orienten completamente a la
misión.
29. Las demás instituciones
eclesiales, comunidades de base y pequeñas comunidades, movimientos y otras
formas de asociación, son una riqueza de la Iglesia que el Espíritu suscita
para evangelizar todos los ambientes y sectores. Muchas veces aportan un nuevo
fervor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan a la
Iglesia. Pero es muy sano que no pierdan el contacto con esa realidad tan rica
de la parroquia del lugar, y que se integren gustosamente en la pastoral
orgánica de la Iglesia particular.[29]
Esta integración evitará que se queden sólo con una parte del Evangelio y de la
Iglesia, o que se conviertan en nómadas sin raíces.
Reflexión:
6 de diciembre
(RV).-(audio) En la Evagelii Gaudium, el Papa Francisco hablado de la parroquia dice que “no es una estructura cduca; la parroquia precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas”. Para que siga así Francisco precisa que debe seguir en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente. La parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización. Es un santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y un centro de constante envío misionero. Pero tenemos que reconocer, advierte el Santo Padre, que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos.
También indica que las demás instituciones eclesiales, comunidades de base y pequeñas comunidades, movimientos y otras formas de asociación, son una riqueza de la Iglesia que el Espíritu suscita para evangelizar todos los ambientes y sectores. Pero es muy sano que no pierdan el contacto con esa realidad tan rica de la parroquia del lugar, y que se integren gustosamente en la pastoral orgánica de la Iglesia particular. Esta integración evitará que se queden sólo con una parte del Evangelio y de la Iglesia, o que se conviertan en nómadas sin raíces.
Y cada Iglesia particular, porción de la Iglesia católica bajo la guía de su obispo, también está llamada a la conversión misionera. Ella es el sujeto primario de la evangelización, ya que es la manifestación concreta de la única Iglesia en un lugar del mundo. Es la Iglesia encarnada en un espacio determinado, provista de todos los medios de salvación dados por Cristo, pero con un rostro local. Su alegría de comunicar a Jesucristo se expresa tanto en su preocupación por anunciarlo en otros lugares más necesitados, como en una salida constante hacia las periferias de su propio territorio o hacia los nuevos ámbitos socioculturales. “Procura estar siempre allí
-escribe Francisco- donde hace más falta la luz y la vida del Resucitado”.
(RV).-(audio) En la Evagelii Gaudium, el Papa Francisco hablado de la parroquia dice que “no es una estructura cduca; la parroquia precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas”. Para que siga así Francisco precisa que debe seguir en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente. La parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización. Es un santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y un centro de constante envío misionero. Pero tenemos que reconocer, advierte el Santo Padre, que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos.
También indica que las demás instituciones eclesiales, comunidades de base y pequeñas comunidades, movimientos y otras formas de asociación, son una riqueza de la Iglesia que el Espíritu suscita para evangelizar todos los ambientes y sectores. Pero es muy sano que no pierdan el contacto con esa realidad tan rica de la parroquia del lugar, y que se integren gustosamente en la pastoral orgánica de la Iglesia particular. Esta integración evitará que se queden sólo con una parte del Evangelio y de la Iglesia, o que se conviertan en nómadas sin raíces.
Y cada Iglesia particular, porción de la Iglesia católica bajo la guía de su obispo, también está llamada a la conversión misionera. Ella es el sujeto primario de la evangelización, ya que es la manifestación concreta de la única Iglesia en un lugar del mundo. Es la Iglesia encarnada en un espacio determinado, provista de todos los medios de salvación dados por Cristo, pero con un rostro local. Su alegría de comunicar a Jesucristo se expresa tanto en su preocupación por anunciarlo en otros lugares más necesitados, como en una salida constante hacia las periferias de su propio territorio o hacia los nuevos ámbitos socioculturales. “Procura estar siempre allí
-escribe Francisco- donde hace más falta la luz y la vida del Resucitado”.
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