REFLEXIÓN ESPIRITUAL
De los sermones de san Bernardo
ME PONDRÉ DE CENTINELA PARA ESCUCHAR LO QUE ME DICE
Leemos en el Evangelio que en cierta ocasión, al
predicar el Salvador y al exhortar a sus discípulos a participar de su pasión
comiendo sacramentalmente su carne, hubo quienes dijeron: Este modo de hablar
es duro. Y dejaron ya de ir con él. Preguntados los demás discípulos si también
ellos querían marcharse, respondieron: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú
tienes palabras de vida eterna.
Lo mismo os digo yo, queridos hermanos. Hasta ahora
para algunos es evidente que las palabras que dice Cristo son espíritu y son
vida, y por eso lo siguen. A otros, en cambio, les parecen inaceptables y
tratan de buscar al margen de él un mezquino consuelo. Está llamando la
sabiduría por las plazas, en el espacioso camino que lleva a la perdición, para
apartar de él a los que por él caminan.
Escucha las palabras del profeta Habacuc: Me pondré de
centinela, en pie vigilaré, velaré para escuchar lo que me dice, qué responde a
mis quejas. También nosotros, queridos hermanos, pongámonos de centinela,
porque es tiempo de lucha. Adentrémonos en lo íntimo del corazón, donde vive
Cristo. Permanezcamos en la sensatez, en la prudencia, sin poner la confianza
en nosotros, fiándonos de nuestra débil guardia.
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