sábado, 31 de enero de 2015

EL TIEMPO Y LA ESPERA VI (II. SALMOS DE VIGILIA) Pedro CASALDÁLIGA

II. SALMOS DE VIGILIA

PREGUNTAS PARA SUBIR Y
BAJAR EL MONTE CARMELO
(A Gustavo Gutiérrez,
maestro espiritual
en los altiplanos de la Liberación,
por su itinerario latinoamericano
«Beber en su propio pozo'').

«Por aquí ya no hay camino».
¿Hasta dónde no lo habrá?
Si no tenemos su vino
¿la chicha no servirá?
¿Llegarán a ver el día
cuantos con nosotros van?
¿Cómo haremos compañía
si no tenemos ni pan?
¿Por dónde iréis hasta el cielo
si por la tierra no vais?
¿Para quién vais al Carmelo,
si subís y no bajáis?
¿Sanarán viejas heridas
las alcuzas de la ley?
¿Son banderas o son vidas
las batallas de este Rey?
¿Es la curia o es la calle
donde grana la misión?
Si dejáis que el Viento calle
¿qué oiréis en la oración?
Si no oís la voz del Viento
¿qué palabra llevaréis?
¿Que daréis por sacramento
si no os dais en lo que deis?
Si cedéis ante el Imperio
la Esperanza y la Verdad
¿quién proclamará el misterio
de la entera Libertad?
Si el Señor es Pan y Vino
y el Camino por do andáis,
si al andar se hace camino
¿qué caminos esperáis?
(Desde la Amazonia brasileña,
en tiempos de probación
y de invencible esperanza criolla).

SALMO DE ABRIL EN SÃO PAULO
«Quaresmeiras» en flor, banderas cálidas, verdad de rosa y lila,
velan junto a los tintes de las frías banderas
al pie de los cajones monstruosos de cemento.
Ellas vencen la niebla del miedo persistente
y salvan, con la gracia de sus pequeñas risas,
las prisas de los hombres, llevados por las máquinas,
la desazón de la ciudad violenta,
la maldición del mundo.
El metro de São Paulo me lleva, como un túnel de anónimas preguntas,
lucha adentro.
(El metro de Madrid, rueca de noches mías, inflamadas,
regresaba, por fin, a Buen Suceso).
Caminos, los semáforos, guiñan el ojo verde.
Guiñan el ojo rojo de los riesgos,
la vida.
(Por los barros y pastos, integrando colores, por mi ancha Amazonia,
santiguaba la tarde el arco iris,
semáforo de nuevas alianzas.
Noé lo contemplaba con mis ojos, un poco más maduros).
Tres días de cansancio
—cada Jonás, su Nínive—,
toda una vida yendo, de llamada.
Pero el verde invadía la tierra y el anhelo,
y las garzas me daban su lección
—¡Todavía
es posible ser libres!
En la ciudad, perdidos yo y Tu Nombre,
el mundo es tan pequeño como un nido olvidado,
tan triste como un pájaro sin alas ni gorjeos.
¡Pero Tus Alas cubren su llorada miseria, mi dormida esperanza!
En Taboão da Serra
la juventud ensaya
muerte y eucaristía.
Las rosas de la Serra, deshojándose, vuelcan
sus redomas cansadas.
María Liliane ha entregado a la muerte su rosa prematura.
Cantan los compañeros, con Milton Nascimento:
—«Amigo é coisa (amigos)
de se guardar
debaixo
de sete chaves (libres)
dentro do coração...»
¡Nunca debajo de una losa fría!, replica el Evangelio.
—¡Lázaro, Liliane, salid fuera!
Con el vino de misa, bebieron muchos vinos, en sus frenados sueños,
estos curas alcólatras que ahora
pacen, como corderos, la vergüenza vencida.
Duval, el chansonier,
soñó también, un día (muchas noches),
en su petite tête y su corazón grande,
la luna y le grand ciel...
y ahora nos sorprende, con toda su guitarra de rodillas,
sabiendo más que nunca, lejos de todo palco,
que el Señor reviendra, que il l'a promis,
que il reviendra la nuit qu'on n'l'attend pas...!
Los guacamayos tiemblan—como yo deportados—
del frío de São Paulo, del frío de este mundo.
«Es invierno en la Iglesia», advertía Karl Rahner, haciendo testamento de profeta.
(Y el frío es la tristeza del Mundo,
y el invierno
es pecado en la Iglesia que ha abrasado el Espíritu)
—¿Qué estas haciendo ahora?
le preguntaba el papa (¿inquisidor? ¿benévolo?).
Respondía el teólogo (¿evasivo? ¿maestro?):
—Me preparo a vivir el gran Encuentro.
Y a sus ochenta abriles, bien pensados,
oyente del Misterio en la Palabra,
se ha zambullido en el total Futuro.
Abril portará encara, per les nostres carenes, els ganfalons florits?
Les rosas de Sant Jordi besaran els timbals, encara joves,
o s'esfereiran pels dracs de tota mena?
A Montserrat, l'abril quin virolai hi canta?
Com sabrà celebrar la primavera
el meu enfeinat Poble?
Les roses y l'abril, els fulls, les fulles,
els llibres que embreçolen la meva saviesa,
els llibres que festejo, tents, quimèrics,
els llibres que em fan pare...
les roses que em fan nen immarcescible.
La mare ja no hi és a Catalunya,
ja és a dalt de Casa.
Ginesta catalana, groga de tants records,
què hi fas ací, paulista?
En São Miguel Paulista dos hombres más reclaman,
con el título póstumo de su sangre extendida,
la tierra que les hurta el latifundio,
la casa que les niega la ciudad sitiada, exceso de codicias.
Floresta de pancartas enseña por las calles el abc del hambre:
—«Também os professores querem comer».
Diretas!»
«Diretas já!», gritan todos los muros, derramando impaciencia
El comercio pregona
una pascua de huevos
de chocolate (amargo
para los otros niños).
¿Socarres piensa con los pies sus dólares?
Las huelgas paralizan las máquinas del lucro homicidas. ¿En vano?
Estudiarán en vano estos sindicalistas, acosados de leyes y de arbitrios,
la autogestión, la autonomía, el Pueblo?
Geraldo, en Santarém, arde, como una ofrenda,
[con los huesos roídos, en la fragua.
Por la madera noble del labio mentuktire —palabra de verdad pirografada—
Amerindia reclama, desde el Xingu irredento:
—«Devolvednos la tierra, respetadnos la paz,
y haremos, con vosotros, la gran fiesta».
19 de abril, ¡Día del Indio!
«Cabo Anselmo (ex-Nordeste, ex-Marinha, ex-Guerrilha,
ex-Traição)
contra tudo»
Esses cabos-fantasma, os comandantes-zero,
ñao contam com o Povo!
¿Por qué el 9 por ciento de los niños se mueren
«antes de tiempo» aún, Santo Padre las Casas?
Genocida e impune, Reagan mina en los puertos
la núbil libertad de Nicaragua
donde ya nuestros mares, recobrados, bebían
su sed adolescente.
Arde el Líbano y mueren los penúltimos cedros.
Mueren los palestinos, ¡Palestino!
Arde en la India el corazón de Gandhi (¿inútilmente manso?).
El Chile de Neruda (¿inútilmente fiero?)
quiere estallar a gritos su losa interminable.
...¿Por que sembraré versos
delante de este Mundo?
Obispo, como un niño sin embargo.
Poeta, como un hombre simplemente.
Siempre un poco en la sola compañía.
Siempre un poco extranjero en todas partes.
Como una «quaresmeira», lila y rosa,
florida de nostalgia, ¿florida de Evangelio?
Rahner lo ha dicho. Y ya no hay más lecciones:
—La cima de mi vida está aún por llegar:
es el abismo
del Misterio de Dios
donde nos despeñamos,
libres por fin,
muriendo...
Capitulo ante Ti, oh Dios, Innominado, ¡Mayor siempre!
«Solitarios extraños» vamos hacia Tu encuentro,
¡Sentido de la sed de todos los sentidos!
Capitulo ante Ti,
abril humano yo, loca esperanza niña,
¡oh Dios, mi Primavera,
Abril del Mundo entero,
Dios ya por siempre Humano!

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