Padre de los huérfanos de la calle y también de los "huérfanos en familia"
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
No solamente son huérfanos los chicos de la calle -como esos de la terminal que se drogan con bolsas de pegamento, mientras la multitud apurada los esquiva en su paso indiferente-. También dentro de sus casas, en familia, hay niños y jóvenes huérfanos por el autoritarismo o la desatención de sus padres. Esta orfandad fue denunciada por Papa Francisco, cuando habló de la figura del padre de familia.
A su vez Francisco nos recuerda que la palabra “padre” es universal y muy importante para todos. Y que el mismo Jesús nos enseña a llamarlo a Dios de ese modo “Padre”, manifestándonos con esto “el misterio bendito de la intimidad de Dios, Padre, Hijo y Espíritu” que es el corazón de nuestra fe cristiana. Porque es el amor el que hace que Dios sea tres personas y un solo Dios, lo mismo que un matrimonio, una familia. Son varias personas pero una sola cosa en el amor.
Así, frente a la orfandad tan grande de niños y jóvenes que no son bien queridos y cuidados bien por sus padres y que también en la sociedad civil son huérfanos de maestros y de ejemplos a seguir, Francisco nos hizo presente la paternidad de Dios, que sí nos quiere y nos cuida.
En la misma catequesis sobre la familia Francisco recordó que Jesús dijo: “No los dejo huérfanos” (Jn 14:18). Es Él, de hecho, el camino a recorrer –afirmó-, el Maestro al que escuchar, la Esperanza de que el mundo puede cambiar, que el amor vence al odio, que puede haber un futuro de fraternidad y de paz para todos.”
Sí, los padres tenemos que examinar la conciencia sobre el ejercicio de nuestra paternidad ante Aquel que es el “Padre” en el amor por excelencia, también de los huérfanos de la calle, como de los que huérfanos dentro de casa. También ellos son hijos amados de Dios.
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