miércoles, 28 de enero de 2015

ESCUCHAR LA VIDA (¡DESPIERTA! Charlas sobre la espiritualidad) Anthony de Mello

ESCUCHAR LA VIDA

Ahora bien, se necesita consciencia y se necesita alimento. Se necesita alimento bueno y saludable. Aprenda a disfrutar del alimento sólido de la vida. La buena comida, el buen vino, la buena agua. Pruébelos. Enloquezca y vuélvase cuerdo. Ése es el alimento bueno y saludable. Los placeres de los sentidos y los placeres de la mente. La buena lectura; cuando usted disfruta de un buen libro. O una buena discusión, o pensar. Es maravilloso. Infortunadamente, la gente se ha vuelto loca, y cada vez es más adicta porque no sabe disfrutar de las cosas amables de la vida. De manera que busca estimulantes artificiales cada vez más fuertes.


En los años 70, el presidente Cárter les pidió a los estadounidenses que adoptaran un régimen de austeridad. Yo pensé: No debiera decirles que sean austeros, en realidad debiera decirles que disfruten las cosas. La mayoría de la gente ha perdido la capacidad de disfrutar. Realmente creo que la mayoría de la gente de los países ricos ha perdido esa capacidad. necesita tener aparatos cada vez más y más costosos; es incapaz de disfrutar de las cosas sencillas de la vida. Yo voy a lugares en donde tienen la música más maravillosa, y estos discos se consiguen con descuento, y están allí apilados; nunca veo a nadie escuchándolos - no hay tiempo, no hay tiempo, no hay tiempo. Son culpables, no tienen tiempo para disfrutar de la vida. Tienen exceso de trabajo, seguido, seguido, seguido. Si realmente ustedes disfrutaran de la vida y de los placeres sencillos de los sentidos, quedarían sorprendidos. Ustedes adquirirían la extraordinaria disciplina de un animal. Un animal nunca come en exceso. En su ambiente natural, nunca tendrá sobrepeso. Nunca comerá ni beberá nada que no sea bueno para su salud. Nunca encontrará un animal fumando. Siempre hace ejercicio - observe a su gato después del desayuno, mire cómo se relaja. Y vea cómo entra en acción, mire la flexibilidad de sus miembros y la vitalidad de su cuerpo. Hemos perdido eso. Nos hemos extraviado en la mente, en nuestras ideas e ideales y en lo demás, y siempre tenemos que seguir, seguir, seguir. Tenemos un conflicto interno que los animales no tienen. Siempre nos estamos condenando a nosotros mismos y haciéndonos sentir culpables. Ustedes saben de lo que estoy hablando. Yo podría haber dicho de mí mismo lo que me dijo un amigo jesuita hace años: Llévese ese plato de dulces, porque en presencia de un plato de dulces o chocolates, pierdo mi libertad. Eso también me ocurría a mí; yo perdía mi libertad en presencia de muchas cosas, pero ya no. Me satisfago con muy poco, y lo disfruto intensamente. Cuando se disfruta intensamente, se necesita muy poco. Es como las personas que están ocupadas haciendo planes para las vacaciones; dedican meses enteros a organizarlas, y llegan al lugar, y están ansiosas sobre sus reservaciones de regreso. Pero toman fotografías, y después le mostrarán a usted el álbum de fotografías de los lugares que no vieron sino que fotografiaron. Eso es un símbolo de la vida moderna. Es imposible ponerlos en guardia con demasiado énfasis contra ese tipo de ascetismo. Disminuya la velocidad y guste y huela y oiga, y deje que sus sentidos cobren vida. Si quiere ir hacia el misticismo por el camino real, siéntese en silencio y escuche todos los sonidos que lo rodean. No se concentre en ningún sonido; trate de oírlos todos. ¡Verá los milagros que le ocurrirán cuando sus sentidos se hayan abierto! Eso es sumamente importante para el proceso de cambio.

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