Las palabras de los Papas ante el horror de Auschwitz

El 27 de enero de 2015 se cumplen 70 años de este campo de concentración nazi en Polonia

Ciudad del Vaticano,  (Zenit.orgRocío Lancho García | 59 hits

“Auschwitz es un grito de dolor que, en ese gran sufrimiento, está pidiendo un futuro de respeto, de paz y de encuentro entre los pueblos”. De este forma, a través de un tuit en su cuenta oficial, el santo padre Francisco se ha unido al Dí­a Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto y la Prevención de los Crí­menes contra la Humanidad, que se celebra el 27 de enero. En 2015 se cumplen 70 años de la liberación de este campo de concentración en Polonia.
El cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia y secretario de san Juan Pablo II, ha representado al Estado del Vaticano en los actos de conmemoración. Han asistido también cerca de 300 supervivientes del Holocausto. En las diferentes ceremonias, organizadas por el Museo de Auschwitz-Birkenau y el Consejo Internacional de Auschwitz, también participarán autoridades de otros 40 países.
El pasado siete de enero, el santo padre Francisco tuvo ocasión de saludar, al finalizar la audiencia general, a 6 supervivientes del campo de concentración de Auschwitz. Todos ellos llevaban una bufanda hecha con los uniformes que llevaron en el campo de exterminio.
Benedicto XVI tuvo ocasión de pronunciarse sobre los horrores cometidos en este lugar. Lo hizo durante su viaje apostólico a Polonia en mayo del 2006. En su discurso durante la visita el campo de concentración de Auschwitz, el papa emérito afirmó que “en un lugar como este se queda uno sin palabras, en el fondo sólo se puede guardar un silencio de estupor, un silencio que es un grito interior dirigido a Dios:  ¿Por qué, Señor, callaste? ¿Por qué toleraste todo esto?” Y allí, Benedicto XVI propuso elevar “nuestro grito a Dios para que impulse a los hombres a arrepentirse, a fin de que reconozcan que la violencia no crea la paz, sino que sólo suscita otra violencia, una espiral de destrucciones en la que, en último término, todos sólo pueden ser perdedores”. Y recordó que “el Dios en el que creemos es un Dios de la razón, pero de una razón que ciertamente no es una matemática neutral del universo, sino que es una sola cosa con el amor, con el bien”. Nosotros --indicó el Pontífice alemán-- oramos a Dios y gritamos a los hombres, para que esta razón, la razón del amor y del reconocimiento de la fuerza de la reconciliación y de la paz, prevalezca sobre las actuales amenazas de la irracionalidad o de una razón falsa, alejada de Dios”. Asimismo advirtió que “el lugar en donde nos encontramos es un lugar de la memoria, el lugar de la Shoah. El pasado no es sólo pasado. Nos atañe también a nosotros y nos señala qué caminos no debemos tomar y qué caminos debemos tomar”. Mencionando las lápidas que allí vio, el entonces Santo Padre indicó que “no quieren provocar en nosotros el odio; más bien, nos demuestran cuán terrible es la obra del odio”.  
También estuvo allí san Juan Pablo II, el 7 de junio de 1979. Durante la homilía en la misa que celebró en el campo de concentración, recordó la figura del p. Maximiliano Kolbe o de sor Benedicta de la Cruz, en el mundo Edith Stein. “En el lugar donde ha sido pisoteada de modo tan horrendo la dignidad humana, se ha conseguido la victoria mediante la fe y el amor”, afirmó el Papa polaco.
Por otro lado, advirtió que “de las guerras son responsables no sólo los que las procuran directamente, sino también aquellos que no hacen todo lo posible por impedirlas”.  “Vengo aquí hoy como peregrino”, dijo aquel día san Juan Pablo II, aunque no era la primera vez que visitaba ese lugar. Y añadió: “Vengo para orar junto con todos vosotros que habéis llegado aquí —y al mismo tiempo con toda Polonia— y con toda Europa. Cristo quiere que yo, Sucesor de Pedro, dé testimonio ante el mundo de lo que constituye la grandeza del hombre de nuestros tiempos y de su miseria. De lo que constituye su derrota y su victoria”.
No basta visitar este lugar,dijo el Sucesor de Pedro procedente de esa nación. “En esta ocasión hay que pensar con miedo dónde están las fronteras del odio, las fronteras de la destrucción del hombre por obra del hombre, las fronteras de la crueldad”.