viernes, 30 de enero de 2015

San Muciano María Viaux - Santa Martina de Roma - Beato Columba Marmión - Beata Carmela García Moyón 30012015

viernes 30 Enero 2015

San Muciano María Viaux

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San Muciano María Viaux, religioso
En Malonne, población de Bélgica, san Muciano María (Luis) Viaux, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que dedicó toda su vida, con constancia y generosidad, a la formación de los jóvenes.
Luis Wiaux, tercero de seis hijos, nace el 20 de marzo de 1841 en Mellet, un pueblecito de Bélgica francófona en el que casi todo el mundo es católico practicante. Su padre es herrero, y su madre ayuda a llevar un café en una sala de la casa familiar. El lenguaje grosero no se tolera allí y las tardes de cerveza y de juego de cartas se terminan siempre con el rezo del rosario. Luis no tiene las capacidades físicas ni el gusto por el oficio de su padre; está convencido de que el Señor le llama a otro tipo de trabajo. Apenas ve a los Hermanos en una escuela vecina decide entrar en el Noviciado de Namur. Después de haber enseñado 2 años en clases elementales, es destinado al pensionado de Malonne, donde pasará los 58 próximos años.

Al comienzo tiene dificultades para enfrentarse al mismo tiempo a las exigencias de la enseñanza y de la vigilancia. El Hermano encargado de los cursos de música y arte, que entonces eran una parte importante del programa, se presta a ayudarle. A partir de ese momento el Hermano Muciano es no solamente un enseñante eficaz en estas asignaturas, vigilante cuidadoso en los cursos escolares, catequista en la parroquia cercana, sino que tiene una extraordinaria influencia en los alumnos por su paciencia y su piedad evidente. Se sabe que pasa todo el tiempo que puede ante el tabernáculo o la gruta de Nuestra Señora.

Entre los Hermanos, se comenta que no se le ha visto nunca transgredir el menor punto de la Regla de los Hermanos. Después de su muerte en Malonne, su fama se extiende por toda Bélgica y se le atribuyen numerosos milagros. Sus reliquias se veneran en Malonne, en el monumento construido en su honor después de su canonización. Falleció el 30 de enero de 1917, fue beatificado por SS Pablo VI en 1977, y canonizado por SS Juan Pablo II el 10 de diciembre de 1989.
fuente: Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle



Santa Martina de Roma

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Santa Martina, mártir
En Roma, conmemoración de santa Martina, a quien el papa Dono dedicó una basílica a su nombre en el foro romano.
La historia de esta joven santa comienza en sentido inverso, desde su tumba, 1400 años después de su martirio, cuando en el 1534, el activísimo papa Urbano VIII, impregnado espiritualmente de la cuestión en la Contrarreforma católica y materialmente en la restauración de las famosas iglesias romanas, después de haber redescubierto las reliquias de la mártir, reavivó la devoción de los romanos a santa Martina, fijando la celebración el 30 de enero. Él mismo compuso el elogio, con el himno "Martinae celebri plaudite nomini, Cives Romulei, plaudite gloriae" (Festejad el célebre nombre de Martina, ciudadanos de Rómulo, festejad su gloria), que insta a admirar a la santa en su vida inmaculada, su caridad ejemplar, y en el valiente testimonio de Cristo con el martirio.
¿Quién era realmente santa Martina, que surgió de repente y con fuerza en la devoción popular, como para ser considerada como una de la patronas de Roma, después de muchos siglos de olvido? Los datos históricos son pocos. El más antiguo data del siglo VII, cuando el papa Dono dedicó una iglesia a su nombre en el Foro. Quinientos años más tarde, en el 1134, haciendo las excavaciones en esta iglesia, se hallaron, en realidad, las tumbas de tres mártires. La fiesta de la santa se celebraba ya en el siglo VIII.
Nada más se sabe, las demás noticias es necesario recogerlas de una "Passio" legendaria. Según esta narración, santa Martina era una diaconisa, hija de un noble romano. Arrestada por su abierta profesión de la fe, fue llevada a la corte del emperador Alejandro Severo (222-235). Este príncipe semioriental, abierto a todas las curiosidades, al punto de incluir a Cristo entre los dioses venerados en la familia imperial, fue muy tolerante hacia los cristianos y su gobierno está marcado por un paréntesis de distensión en el enfrentamiento entre el Imperio y la Iglesia, que en ese momento tuvo una gran expansión misionera. Todo esto es ignorado por el autor de la Passio, que se extiende en la lista de horribles torturas infligidas por el emperador a santa Martina, llevada ante la estatua de Apolo, la hace arrastrar ante él, y poco después un terremoto destruye el templo del dios y mata a sus sacerdotes. El milagro se repitió con la estatua y el templo de Artemisa. Todo esto debería haber llevado a pensar a sus perseguidores, pero por el contrario se obstinan más que nunca, ensañándose con los miembros de la niña, sometiéndola a crueles torturas, de la que siempre sale ilesa. La espada pone fin a tanto sufrimiento, cortando la cabeza de la mártir, cuya sangre fue a rociar el suelo fértil de la Iglesia romana.

fuente: Santi e Beati







Himno 

Dichosa tú, que, entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir,
ayúdenos tu oración,
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria,
y gloria por esta gloria
que alegra a la humanidad.
Amén


Tú, Señor, que te complaces en habitar en los limpios y sinceros de corazón, por intercesión de Santa Martina, virgen, concédenos vivir de tal manera que merezcamos tenerte siempre entre nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.




Calendario de fiestas marianasNuestra Señora de la Rosa, Luca, Italia.



Beato Columba Marmión

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Beato Columba Marmión, abad

En el monasterio de san Benito de Maredsous, también en Bélgica, beato Columba (José) Marmión, el cual, nacido en Irlanda y ordenado sacerdote, llegó a ser abad de aquel monasterio benedictino, donde se distinguió como padre del cenobio, guía de almas en el camino de la santidad, así como por su riqueza en doctrina espiritual y elocuencia.

Nació en Dublín (Irlanda) el 1 de abril de 1858, de padre irlandés y madre francesa. Tres de sus hermanas se consagraron a Dios en la congregación de Hermanas de la Misericordia. Él ingresó en el seminario diocesano de Dublín a los 16 años, y terminó sus estudios de teología en el colegio «De Propaganda Fide», en Roma. Fue ordenado sacerdote el 16 de junio de 1881.

Soñaba con ser monje misionero en Australia, pero cuando, de camino a Irlanda, pasó por Bélgica para visitar a un ex compañero de estudios, se vio cautivado por la atmósfera litúrgica de la nueva abadía de Maredsous, que había sido fundada en 1872. Quiso enseguida ingresar en ese monasterio, pero su obispo le pidió que esperase. En su ministerio sacerdotal, de 1881 a 1886 conservó el celo pastoral de misionero, desempeñando varias funciones: vicario en Dundrum, profesor en el seminario mayor de Clonliffe, capellán de un convento de monjas redentoristas y de una cárcel femenina. Pero su gran deseo era llegar a ser monje benedictino.

En 1886 le fue otorgado el permiso para ingresar en la abadía de Maredsous, en la diócesis de Namur, Bélgica. Su noviciado entre monjes más jóvenes fue difícil, además de tener que mudar de costumbres, cultura y lengua. Sin embargo, se esforzó en mantener la disciplina monástica, y emitió los votos solemnes el 10 de febrero de 1891. A partir de se momento vivió intensamente el espíritu monástico benedictino, y su influencia espiritual llegó a tocar a sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, orientándolos para una vivencia verdaderamente cristiana a través de sus escritos, como "Cristo, vida del alma", "Cristo en sus misterios", "Cristo, ideal del monje", así como los retiros y la dirección espiritual. Ejerció cargos importantes, como director espiritual, profesor, y prior de la abadía de Mont-César, en Lovaina, y tercer abad en Maredsous.


Hoy, la orden benedictina se alegra por la beatificación de uno de sus hijos más ilustres, dom Columba Marmion, monje y abad de Maredsous. Dom Marmion nos legó un auténtico tesoro de doctrina espiritual para la Iglesia de nuestro tiempo. En sus escritos enseña un camino de santidad, sencillo pero exigente, para todos los fieles, a quienes Dios ha destinado por amor a ser sus hijos adoptivos en Cristo Jesús (cf. Ef 1, 5). Jesucristo, nuestro Redentor y fuente de toda gracia, es el centro de nuestra vida espiritual, nuestro modelo de santidad.
Cuando falleció, el 30 de enero de 1923, víctima de una epidemia de gripe, muchos de sus contemporáneos lo consideraban ya un santo y maestro de vida espiritual. Fue beatificado por SS. Juan Pablo II el 3 de septiembre del 2000. He aquí unos fragmentos de  la homilía de SS Juan Pablo II en la solemne misa de beatificación:

Antes de entrar en la orden benedictina, Columba Marmion se dedicó durante algunos años al cuidado pastoral de las almas como sacerdote de su archidiócesis natal, Dublín. A lo largo de toda su vida el beato Columba fue un excepcional director espiritual, que prestó atención especial a la vida interior de los sacerdotes y los religiosos. A un joven que se preparaba para la ordenación le escribió: "La mejor preparación para el sacerdocio es vivir a diario con amor donde la obediencia y la Providencia nos ponen" (Carta del 27 de diciembre de 1915). Ojalá que un amplio redescubrimiento de los escritos espirituales del beato Columba Marmion ayude a los sacerdotes, a los religiosos y a los laicos a crecer en su unión con Cristo y a dar testimonio fiel de él con amor ardiente a Dios y un servicio generoso a sus hermanos y hermanas.






Oremos

Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a San Jacinta Mariscotti, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.




Calendario de fiestas marianas: Nuestra Señora de la Rosa, Luca, Italia.



Beata Carmela García Moyón

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Beata Carmela García Moyón, catequista mártir
En la localidad valenciana de Torrent, en España, beata Carmen García Moyón, mártir, maestra de la doctrina cristiana, que en la cruel persecución religiosa fue violada y quemada viva, a causa de su fe en Cristo.
Carmen García Moyon había nacido en Nantes (Francia) el 13 de septiembre de 1888. A principios de siglo se instala junto con su familia en Segorbe, Castellón. Ingresa en la Congregación de Terciarias Capuchinas el 11 de enero de 1918, pero concluidos sus votos se retira. En 1926 se encuentra en Torrent, donde da catequesis, arregla los ornamentos sagrados, hace el aseo de la iglesia. Puso un taller de costura en su casa para enseñar a las jóvenes a coser, zurcir y bordar.
Catequista, cooperadora parroquial y trabajadora social, fue violada y asesinada a causa de sus convicciones religiosas el 30 de enero de 1937 en Barranc de les Canyes, camino de Monserrat. «Viva Cristo Rey», fueron sus últimas palabras. Fue elevada a los altares en el grupo de 233 mártires de la misma persecución beatificados por SS Juan Pablo II en 2001.

fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.

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