jueves, 22 de enero de 2015

Ladislao Batthyány-Strattmann, Beato - Guillermo José Chaminade, Beato - Vicente Pallotti, Santo - Anastasio (Magundat), Santo - Domingo de Sora, Santo 22012015

Ladislao Batthyány-Strattmann, Beato
Ladislao Batthyány-Strattmann, Beato
Médico Laico, 22 de enero


Por: . | Fuente: Vatican.va



Médico Laico

Martirologio Romano: En Viena, capital de Austria, beato Ladislao Batthyány-Strattmann, que, siendo padre de familia, dio testimonio del Evangelio con la santidad de su vida y de sus obras, tanto en el ambiente familiar como en la sociedad civil. Honró como cristiano el nombre y la dignidad de médico, entregado con toda caridad a cuidar a los enfermos, para los cuales fundó un hospital en el que solamente acogía a los pobres y miserables, dejando de lado todo género de vanidad (1931).

Fecha de beatificación: 23 de marzo de 2003 por el Papa Juan Pablo II.
Nació el 28 de octubre de 1870 en Dunakiliti (Hungría), sexto hijo de una familia de la antigua nobleza húngara. En 1876 la familia se trasladó a Kittsee Köpcseny, actualmente en Austria, a causa del permanente peligro de desbordamientos del Danubio.

Cuando tenía doce años perdió a su madre, que murió a la edad de treinta y nueve años. Ese hecho dejó una profunda huella en su espíritu. A menudo decía: "Seré médico y curaré gratuitamente a los enfermos pobres".

Después de los estudios de secundaria, tardó varios años antes de elegir profesión. Su padre quería que se dedicara a administrar el patrimonio familiar; por eso, se inscribió en la facultad de Agraria, en la universidad de Viena. Estudió también química, física, filosofía, literatura y música.

En 1896 comenzó los estudios de medicina en la universidad de Viena y en 1900 obtuvo el doctorado.

Se casó el 10 de noviembre de 1898 con la condesa María Teresa Coreth, una mujer de profunda religiosidad. El matrimonio fue muy feliz. Dios los bendijo con trece hijos.
En 1902 Ladislao fundó un hospital privado en Kittsee, con veinticinco camas, donde trabajó como médico. Al inicio era médico general; luego se especializó como cirujano y, más tarde, sobre todo como oculista. Durante la primera guerra mundial, el hospital fue ampliado a 120 camas para la curación de los soldados heridos.

Después de la muerte de su tío Odón Batthyány-Strattmann, en 1915, Ladislao heredó el castillo de Körmend (Hungría), y también el título de "príncipe", así como el apellido Strattman. En 1920 la familia se trasladó de Kittsee a Körmend y en una parte del castillo montó un hospital, sobre todo para su actividad de oculista. En este campo, Ladislao llegó a ser un gran especialista, famoso tanto en su patria como en el extranjero.

Muchos pobres de Körmend, pero también de otras regiones, le pedían su ayuda y su consejo. Él los curaba gratuitamente. Como "precio" por la terapia y los cuidados, les pedía que rezaran un padrenuestro por él. También su farmacia les proporcionaba gratuitamente las medicinas. A menudo, incluso, les daba dinero para sus necesidades.

Ladislao no sólo se preocupaba de la salud física, sino sobre todo del bien espiritual de sus pacientes. Antes de las operaciones invocaba, juntamente con los enfermos, la bendición de Dios. Estaba convencido de que como médico sólo dirigía la operación, pues la curación era un don del Señor. Se sentía instrumento en las manos de Dios. Cuando los enfermos salían del hospital, les daba imagencitas y un librito titulado "Abre los ojos y ve", para ayudarles en su vida religiosa.
Muchos de sus pacientes, y de sus familiares, lo consideraban ya un santo.

Ladislao y su mujer se esforzaron siempre por educar cristianamente a sus hijos. Todos los días la familia participaba en la santa misa, después de la cual Ladislao les impartía una breve instrucción cristiana, y les daba una tarea concreta que debían realizar como una obra buena. Por la tarde, se rezaba el rosario en familia y luego conversaban sobre las actividades del día y la tarea asignada.

Su fe se mostró firme cuando se vio afectado por una enfermedad grave. A su hija Lilli le escribió desde el hospital Löw, en Viena: "No sé por cuánto tiempo Dios me dará este sufrimiento. Antes me daba una gran alegría en la vida; por eso, ahora, a los sesenta años, debo aceptar también los tiempos difíciles con gratitud". A su hermana le decía: "Soy feliz. Sufro muchísimo, pero amo mis dolores y me consuela el hecho de que los soporto por Cristo".

Murió el 22 de enero de 1931, en Viena, después de catorce meses de graves sufrimientos, con fama de santidad.

Reproducido con autorización de Vatican.va

Guillermo José Chaminade, Beato
Guillermo José Chaminade, Beato
Presbítero y Fundador, 22 de enero


Por: . | Fuente: ACI Prensa



Presbítero y Fundador
del Instituto de las Hijas de María Inmaculada y la Sociedad de María

Martirologio Romano: En la ciudad de Burdeos, en Francia, beato Guillermo José Chaminade, presbítero, que trabajó audazmente con gran celo pastoral durante los tiempos de persecución y deseoso de atraer a los laicos a la devoción a la Santísima Virgen María, y para favorecer las Misiones, fundó el Instituto de las Hijas de María Inmaculada y la Sociedad de María (1850).

Etimología: Guillermo = Aquel que es un protector decidido, es de origen germánico.

Fecha de beatificación: 3 de septiembre de 2000 por el Papa Juan Pablo II.
Nació en Périgueux (Francia) en 1761: era el décimo cuarto hijo de una familia profundamente cristiana, que tuvo la alegría de ver cuatro hijos sacerdotes. En 1771 ingreso al Seminario Menor de Moussidan, donde, cuatro años más tarde, hace votos privados de pobreza, castidad y obediencia. Recibió la Ordenación sacerdotal en 1785. 

En 1790, después del inicio de la Revolución Francesa, se transfirió para Bordéus y allí pasó la mayor parte de su vida. En 1791 se negó a jurar la Constitución Civil del Clero y ejerció el ministerio sacerdotal clandestinamente, poniendo su vida en continuo peligro. En este período conoce a la Venerable María Teresa Charlotte de Lamourous (1754-1836), que se tornó una de sus más estrechas colaboradoras y que él ayudó a fundar la Obra de Misericordia de Bordéus para la protección de las jóvenes. En 1795 se dedico a acoger en la diócesis a sacerdotes que, habiendo hecho el juramento constitucional, deseaban reconciliarse con la Iglesia. Atendió en este ministerio cerca de cincuenta sacerdotes. 

En 1797 se vio obligado a huir para Zaragoza (España), donde permaneció durante tres años. Allí, junto a la Virgen del Pilar, forjó sus convicciones mariano-apostólicas y recibió la inspiración de fundar una familia de laicos y religiosos a la Virgen María. 

En Noviembre de 1800 regreso a Bordéus e intento reorganizar sobre bases nuevas la Congregación Mariana, para ser una institución laical que después, en 1810, se tornó el Primer Instituto Secular del Mundo. Se esforzó por dar a sus miembros una sólida formación religiosa y orientarlos para objetivos apostólicos bien precisos, exhortándolos a ofrecer a la sociedad indiferente y descristianizada el ejemplo de un pueblo de santos, como hicieran los cristianos de la Iglesia primitiva. Esta Congregación fue la base de su incansable actividad evangelizadora, orientada para la cristianización de Francia. Chaminade fue considerado un precursor de la participación activa de los laicos en la vida de la Iglesia. En estos años cuidó también de la reorganización de la diócesis de Bazas, de la cual fue nombrado Administrador Apostólico. 

En 1801 la Santa Sede lo nombró misionero apostólico, lo que le constituyo la confirmación oficial de sus instituciones sobre la Iglesia de ese nuevo tiempo. El Padre Chaminade concibió su ministerio y la Congregación Mariana, como una misión permanente y estable, orientada para la formación en la fe, con nuevos métodos y trabajando en íntima alianza con María. 

En 1816, juntamente con la venerable Adèle de Batz de Trenquelléon (1789-1828), fundo en Agen el Instituto de las Hijas de María Inmaculada y, en el año siguiente, en Bordéus, la Compañía de María. Sus primeros miembros, que con el tiempo se llamarían marianistas, eran congregados marianos, mujeres y hombres, que querían responder al Señor con una entrega más radical, como prolongando su compromiso bautismal y su consagración a la Virgen María. 

Los dos Institutos se desenvolvieron rápidamente en Francia y, en 1839, recibieron el "decretum laudis" del Papa Gregorio XVI. Dado que la educación era una necesidad prioritaria en esta época, las dos ramas de Marianistas se dedicaron a las escuelas primarias, secundarias y de artes y oficios, uniendo la educación moral a la formación en la fe. Nacerán así mismo algunas escuelas, más la Revolución de 1830 hizo que no prosperasen. 

Entre tanto, el Padre Chaminade se dedico especialmente a redirigir las Constituciones y escribir importantes circulares sobre la Congregación – Alianza con María y la vida religiosa marianista. Las comunidades y las obras continuaban creciendo en Francia, después en Suiza (1839) y en los Estados Unidos de América (1849). A partir de 1836 las hijas de María inmaculada, pusieron en práctica el deseo de su fundadora, fallecida en 1828, crearon escuelas rurales en el Sur este de Francia, aseguraron así mismo la instrucción y educación cristiana de las jóvenes y la promoción de la mujer. 

Los últimos diez años de su vida constituyeron para él un período de dura prueba: dificultades en la salud, problemas financieros, defección de algunos discípulos, incomprensión y desconfianzas, obstáculos en el ejercicio de su misión de fundador. Más todo fue enfrentado con gran confianza en María, fiel a su conciencia y a la Iglesia, repleto de fe y de caridad. Murió en paz, rodeado de muchos de sus hijos, junto a la capilla de la Magdalena en Bordéus, el día 22 de Enero de 1850.


Vicente Pallotti, Santo
Vicente Pallotti, Santo
Presbítero y Fundador, 22 de enero


Por: .Alban Butler | Fuente: La Vida de los Santos



Presbítero y Fundador

Martirologio Romano: En Roma, san Vicente Pallotti, presbítero, fundador de la Sociedad del Apostolado Católico, que con sus escritos y actividades fomentó la vocación de todos los bautizados en Cristo para trabajar a favor de la Iglesia (1850).

Fecha de canonización: 20 de enero de 1963 por el Papa Pío XII.
Como lo declaró Pío XI, quien llamó a san Vicente Pallotti "prefundador" de la Acción Católica, éste se adelantó un siglo a su época en materia de ideas de apostolado. En un mundo que consideraba toda forma de apostolado activo como propia y exclusiva del clero, san Vicente concibió un triple programa: La participación de todos los católicos en el apostolado entre los paganos; la participación de todos los católicos en el trabajo de confirmación y profundización de la fe entre los que ya la poseían; la participación de todos los católicos en las obras de misericordia, así espirituales como temporales. La contribución de san Vicente a la realización de este programa consistió, ante todo, en su propia vida. En segundo lugar, en la difusión de sus ideas y aspiraciones. Finalmente, en la fundación de una congregación de sacerdotes y hermanos legos que vivían en comunidad sin hacer votos, ayudados por un instituto femenino y por los clérigos y laicos afiliados a la fundación. San Vicente llamó a esta organización la "Sociedad del Apostolado Católico"*.

Vicente Pallotti había nacido en Roma, en 1795. Su padre era un tendero acomodado. La vocación de Vicente al sacerdocio se manifestó desde muy temprana edad. Sus comienzos en la escuela fueron poco brillantes. Su maestro, el padre Ferrari, decía: "Vicente es un santo en miniatura, pero tiene una cabeza de burro". Sin embargo, el talento de Vicente se desarrolló con el tiempo, y fue ordenado sacerdote, cuando sólo tenía veintitrés años. Poco después, obtuvo el diploma de doctor en teología, y fue nombrado profesor auxiliar en la Sapienza. La amistad de Vicente con san Gaspar del Búfalo no hizo sino aumentar su celo apostólico, y el santo renunció pronto a la cátedra para consagrarse al trabajo pastoral activo.

La fama de Vicente como confesor se extendió pronto. El santo desempeñó este oficio en algunos de los colegios de Roma, entre los que se contaban al Escocés, el Irlandés y el Inglés, donde se hizo gran amigo del rector, Nicolás Wiseman. Pero no todos apreciaban igualmente al sacerdote. Cuando fue nombrado para ocupar un puesto en la iglesia napolitana de Roma, encontró una increíble oposición por parte del clero. Lo más sorprendente es que tal oposición se prolongó diez años, antes de que las autoridades competentes cayesen en la cuenta y pusiesen fin al escándalo. El más implacable de los enemigos de Vicente, el primer vicario de dicha iglesia, vivió lo suficiente para dar testimonio en su favor durante su proceso de beatificación. "El P. Pallotti no dio jamás el menor motivo que le mereciese el mal trato que recibió -declaró el vicario-; a mí me dio siempre las mayores muestras de respeto; se descubría la cabeza siempre que me hablaba, y en varias ocasiones intentó besarme la mano".

San Vicente inauguró su trabajo por la conversión y la justicia social con un grupo de clérigos y laicos. Este fue él núcleo, a partir del cual, la Sociedad del Apostolado Católico tomó forma definitiva en 1835. El fundador escribía a un joven profesor: "Ud. no está hecho para el silencio y las austeridades de los trapenses y los ermitaños. Santifíquese en el mundo, en su vida social, en su trabajo, en su descanso, en sus deberes de profesor y en sus contactos con los publicanos y pecadores. La santidad consiste simplemente en hacer siempre y en todas partes la voluntad de Dios". San Vicente organizó escuelas para los zapateros, los sastres, los empleados de transportes, los ebanistas y los vendedores de legumbres, a fin de completar su educación y desarrollar en ellos el orgullo por su trabajo. Igualmente, estableció cursos nocturnos para los trabajadores jóvenes, y un instituto para mejorar los métodos de los agricultores. Todo ello no le hizo perder de vista el aspecto más profundo de su misión. En 1836, inauguró la práctica de celebrar la misa de cada día de la octava de la Epifanía, según un rito diferente, para orar especialmente por la reunión de los orientales disidentes con Roma. La práctica se estableció en 1847, en la iglesia de Sant´ Andrea delle Valle, y desde entonces, ha continuado hasta nuestros días.

Se ha dicho con razón que Roma tuvo un segundo san Felipe Neri en san Vicente Pallotti. ¡Cuántas veces volvió el santo a casa medio desnudo, después de haber regalado sus vestidos! ¡Cuántos pecadores fueron reconciliados por él! En cierta ocasión, el santo se disfrazó de mujer para ir a visitar a un enfermo que había prometido matar al primer sacerdote que se le acercase. Su fama de exorcista era muy grande. Poseía el don de leer en los corazones y de predecir el futuro, y curaba a los enfermos con la bendición o con unas palabras de aliento. Según dijo Pío XI, san Vicente Pallotti previó todo lo que se refiere a la Acción Católica, sin excluir el nombre. Y el cardenal Pellegrinetti añadió: "Hizo todo lo que pudo y aun mucho de lo que no podía".

San Vicente murió a los cincuenta y cinco años de edad, el 22 de enero de 1850. Tal vez atrapó un resfriado que se convirtió en pleuresía, por haber regalado su abrigo antes de una larga sesión en un frío confesionario. Cuando le llevaron el viático, el santo tendió los brazos y murmuró: "Jesús, bendice a la congregación con una bendición de bondad, con una bendición de sabiduría..." Las fuerzas le faltaron para concluir: "... con una bendición de poder". El Papa Pío XII lo beatificó en 1950 y Juan XXIII lo canonizó en 1963, durante el Concilio Vaticano II [puede leerse aquí, en italiano, la hermosa homilía de SS Juan XXIII en la solemne misa de canonización].

* Debido a algunas objeciones, dicho nombre fue cambiado por el de "Piadosa Sociedad de Misiones", pero en 1947 recobró su forma original. El trabajo de los "palotinos" entre los emigrantes es digno de mención. Los "paloitnos" atienden la iglesia de San Silvestre.

VIDAS DE LOS SANTOS Edición 1965
Autor: Alban Butler (†)
Traductor: Wilfredo Guinea, S.J.
Editorial: COLLIER´S INTERNATIONAL - JOHN W. CLUTE, S. A.


Anastasio (Magundat), Santo
Anastasio (Magundat), Santo
Monje y Mártir, 22 de enero


Por: Alban Butler | Fuente: La Vida de los Santos



Mártir

Martirologio Romano: En Sergiopolis, ciudad de Persia (hoy Irán), pasión de san Anastasio, monje y mártir, que, después de muchos tormentos que sufrió en la ciudad de Cesarea de Palestina, fue estrangulado y degollado junto a un río por orden del rey de los persas, Cosroes, después de haber presenciado la muerte de setenta compañeros (628).

Etimología: Anastasio = Aquel que tiene fuerza para resucitar, es de origen griego.
La Cruz de Jesucristo, llevada a Persia por Cósraes, el año 614, después del sitio y saqueo de Jerusalén, siguió obteniendo victorias. El trofeo visible de una de ellas fue San Anastasio, un joven soldado del ejército persa. Al saber que el rey había traído la Cruz desde Jerusalén, Anastasio (que antes de ser bautizado se llamaba Magundat), empezó a informarse sobre la religión cristiana. Las verdades de la fe le impresionaron de tal modo que, al volver a Persia después de una expedición, abandonó el ejército y se retiró a Hierápolis. Ahí se alojó en casa de un herrero, cristiano persa muy devoto, con el que hacía frecuentemente oración. Las imágenes sagradas que el herrero le mostraba, le impresionaban profundamente, y le daban ocasión de instruirse más y de admirar el valor de los mártires, cuyos sufrimientos estaban representados en las iglesias. Anastasio pasó después a Jerusalén, donde fue bautizado por el obispo Modesto. Ahí recibió en realidad el nombre de Anastasio, para recordarle, según el significado de la palabra griega, que había resucitado de entre los muertos a una vida espiritual, pues su nombre persa era Magundat. Para cumplir plenamente sus votos y obligaciones bautismales, Anastasio solicitó ser recibido en un convento de Jerusalén. El abad le ordenó que estudiase el griego y aprendiese de memoria el salterio; después, le cortó los cabellos y le concedió el hábito monacal, en 621.

Los primeros pasos del futuro mártir en la vida monástica, no fueron fáciles. El demonio le asaltó con toda especie de tentaciones, recordándole las prácticas supersticiosas que su padre le había enseñado. Anastasio se defendió, manifestando a su confesor todas sus dificultades e insistiendo en la oración y el cumplimiento de sus obligaciones. Movido de un gran deseo de dar su vida por Cristo, Anastasio pasó a Cesarea, que se hallaba entonces bajo el dominio persa. Habiendo atacado audazmente los ritos y supersticiones de la religión de sus paisanos, fue aprehendido y llevado ante el gobernador Marzabanes, a quien declaró que era persa de nacimiento y que se había convertido al cristianismo. Marzabanes le condenó a ser encadenado por el pie a otro criminal, a llevar una cadena desde el cuello hasta el otro pie, y a transportar piedras. Más tarde, el gobernador le mandó llamar nuevamente, pero no pudo conseguir que Anastasio abjurase de la fe. El juez le amenazó con escribir al rey si no cedía, a lo cual respondió el santo: "Escribe a quien quieras; yo soy cristiano, y no me cansaré de repetirlo; soy cristiano". El juez le sentenció a ser apaleado. Los verdugos se preparaban a atarle en el suelo, pero el santo declaró que se sentía con valor suficiente para resistir el suplicio sin que le atasen. Simplemente, pidió permiso de quitarse su hábito de monje, para que no fuese tratado con el desprecio que sólo su cuerpo merecía. Quitándose, pues, el hábito, se tendió en el suelo y permaneció inmóvil durante la tortura. El gobernador le amenazó nuevamente con informar al rey sobre su obstinación. Anastasio respondió: "¿A quién debo temer: a un hombre mortal, o al Dios que hizo todas las cosas de la nada?" El juez le repitió que sacrificase al fuego, al sol y a la luna. El santo replicó que nunca reconocería como dioses a las criaturas que Dios había hecho para el servicio del hombre. El gobernador le mandó nuevamente a la prisión.

El abad de Anastasio, al recibir la noticia de su martirio, le envió dos monjes y ordenó que se hicieran oraciones por él. El santo, que pasaba el día acarreando piedras, tenía todavía fuerzas para emplear gran parte de la noche en la oración. Uno de sus compañeros le sorprendió orando y se maravilló al verle reluciente, como un espíritu glorioso y rodeado de ángeles, y llamó a otros presos para mostrárselo. Anastasio estaba encadenado a un malhechor condena do por un crimen público. Para no molestarle, el santo oraba con la cabeza inclinada y con el pie junto al de su compañero. Marzabanes hizo saber al mártir que el rey estaba dispuesto a contentarse con una simple abjuración oral, y que el santo quedaría después en libertad de elegir entre la corte o el convento. El gobernador le hacía notar que podía guardar en su corazón su fe en Jesucristo, ya que bastaba con que renunciase a El de palabra en su presencia, en forma totalmente privada, "de suerte que no sería una gran injuria a Jesucristo". Anastasio contestó que jamás representaría la comedia de renegar de Dios en apariencia. Entonces, el gobernador le dijo que tenía orden de enviarle encade nado a Persia para comparecer ante el rey. "No es necesario que me encadenes -replicó el santo-, que yo iré voluntaria y gozosamente a sufrir por Cristo". El día señalado, el mártir partió de Cesarea con otros dos prisioneros cristianos, seguido por uno de los monjes que su abad había enviado. Dicho monje fue quien escribió más tarde las actas de su martirio.

Una vez llegados a Betsaloe de Asiria, cerca del Eufrates, donde se hallaba el rey, los prisioneros fueron encerrados en un calabozo, mientras llegaba la orden de comparecer ante el soberano. Un legado del rey fue a interrogar al santo, quien respondió así a sus magníficas promesas: "Mi pobre hábito religioso es una prueba de que desprecio de todo corazón las vanas pompas del mundo. Los honores y riquezas que me ofrece un rey que morirá pronto, no me tientan". Al día siguiente, retornó el legado e intentó doblegar al santo con amenazas, pero éste le dijo tranquilamente: "Señor, no gastéis inútilmente vuestro tiempo conmigo. Por la gracia de Cristo espero permanecer inconmovible. Haced, pues, vuestra voluntad sin tardanza". El legado le sentenció a ser apaleado a la manera persa. El castigo se repitió durante tres días; al tercer día el juez ordenó que tendieran de espaldas al mártir y que descargaran sobre él una pesada plancha sobre la que se hallaban dos soldados. El cuerpo del mártir fue macerado hasta los huesos. El legado de Cósroes, admirado ante la paciencia y tranquilidad del santo, fue a informar nuevamente al soberano. Durante la ausencia del legado, el carcelero, que era cristiano, pero carecía del valor suficiente para renunciar a su cargo, dejó entrar a la prisión a cuantos lo deseaban. Los cristianos acudieron al punto; todos querían besar los pies y las cadenas del mártir y conservar como reliquias todos los objetos que habían tocado su cuerpo. El santo, confuso e indignado, trató de impedir esto, pero no lo consiguió. Después de infligirle nuevos suplicios, Cósroes ordenó finalmente que Anastasio y todos los prisioneros cristianos fuesen ejecutados. Los dos compañeros de Anastasio y otros sesenta y seis cristianos fueron estrangulados en su presencia, uno tras otro. Anastasio, con los ojos fijos en el cielo, dio gracias a Dios por la muerte tan feliz que le esperaba, y declaró que hubiese deseado un suplicio más largo; pero, viendo que Dios había reservado para él ese ignominioso castigo de esclavos, lo aceptó gozosamente. Los verdugos le estrangularon y después le decapitaron.

El martirio tuvo lugar el 22 de enero del año 628. El cadáver de Anastasio y los de sus compañeros fueron arrojados a los perros, pero éstos dejaron intacto el cuerpo del mártir. Los cristianos lo recogieron más tarde y le dieron sepultura en el monasterio de San Sergio, a un kilómetro y medio del lugar de su martirio. El sitio se llamaba Sergiópolis (actualmente Rasapha, en Irak). El monje que le había asistido durante su martirio se llevó consigo el "colobium" del santo, es decir, su túnica de lino sin mangas. Más tarde, las reliquias de San Anastasio fueron trasladadas a Palestina, después a Constantinopla, y finalmente a Roma, donde quedaron depositadas en la iglesia de San Vicente. Esta es la razón por la que los dos mártires son celebrados en el mismo día.

El séptimo Concilio Ecuménico, reunido contra los iconoclastas, aprobó el uso de las imágenes de este mártir que se conservaban y veneraban en Roma junto con su cabeza.

VIDAS DE LOS SANTOS Edición 1965
Autor: Alban Butler (†)
Traductor: Wilfredo Guinea, S.J.
Editorial: COLLIER´S INTERNATIONAL - JOHN W. CLUTE, S. A.



Domingo de Sora, Santo
Domingo de Sora, Santo
Abad, 22 de enero


Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01



Abad

Martirologio Romano: En Sora, ciudad del Lacio (hoy Italia), santo Domingo, abad, que fundo algunos monasterios en diversas partes de Italia y, con su anhelo de reforma, condujo a otros a una vida regular (1031).
En los archivos de Foligno de Etruria, ciudad natal de Santo Domingo, se afirma que existe la costumbre de invocar su protección contra los rayos, pero no se indica cuál es el origen de esta práctica. 

Tal vez se trata de algún incidente ocurrido en los primeros años de la vida de Santo Domingo, ya que los documentos sólo hablan de él, a partir del momento en que tomó el hábito. 

Domingo consagró toda su actividad a la fundación de iglesias y monasterios benedictinos en varias partes de Italia; en Scandrilia, Soya, Sangro y otras ciudades. 

Según parece, en cada nuevo monasterio nombraba a un abad, de suerte que quedaba libre para recomenzar su tarea en otro sitio. En los intervalos entre las diferentes fundaciones, Santo Domingo se consagraba a la oración, hasta que Dios le daba a conocer el sitio donde quería que fundase el próximo monasterio. 

En medio de esta vida tan ocupada, el santo encontraba todavía tiempo para trabajar con las almas, y más de una vez el cielo ratificó con sorprendentes milagros sus esfuerzos por la conversión de los pecadores. Un monje llamado Juan, discípulo y constante compañero suyo, nos ha dejado una narración de dichos milagros, de algunos de los cuales fue probablemente testigo ocular. 

Santo Domingo murió en 1031, a los ochenta años de edad, en Sora.

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