viernes, 23 de enero de 2015

San Mainbodo de Dampierre - San Andrés Chong Hwagyong - San Severiano y Aquila de Cesarea - Santos Clemente de Ancira y Agatángelo 23012015

San Mainbodo de Dampierre




San Mainbodo, eremita
En Dampierre, cerca de Besançon, en Borgoña, san Mainbodo, oriundo de Irlanda, el cual, peregrino y eremita, fue asesinado por unos ladrones.
Hacia el año 900, el obispo de Besançon, llamado Berengario, hace trasladar desde la iglesia de San Pedro en Dampierre a la ciudad las reliquias de un santo -Maimbodo, Maimboldo, y muchas otras formas-, cuya fiesta se celebraba localmente el 23 de enero, al cual el propio obispo debía una milagrosa cura de la vista, ya que sus enemigos lo habían cegado.
Es este el núcleo desde el que nos ha llegado la tradición puramente oral y cúltica de este santo, cuya vida se desconoce por completo. En el traslado de reliquias era normal relatar alguna forma de "vida" del santo, por lo que fue tomando cuerpo una noticia que en esencia dice: un peregrino irlandés llega a Dampierre predicando el evangelio, sin embargo va vestido con ropas -especialmente con unos guantes- que podrían indicar cierta fortuna; unos ladrones, creyéndolo rico, lo apalean hasta la muerte, y esconden su cuerpo. No obstante en la tumba se comenzaron a obrar milagros, y el peregrino comenzó a ser venerado como santo, y puesto que predicaba el evangelio, y es de suponer que también se los proclamó a los malhechores, también como mártir. Sobre la tumba se construyó luego una iglesia.
Tradicionalmente se supuso que los hechos correspondían al siglo V, hacia el año 480, e incluso así está inscripto en muchos martirologios; sin embargo no hay ninguna razón para fecharlo más en ese siglo que en otro, ya que la leyenda local no contiene ningún dato que pudiera verificar una cronología. Por este motivo en la inscripción actual se lo coloca en el siglo IX, no porque sepamos cuándo ocurrió, sino por el límite lógico del traslado realizado por Berengario.
Que el culto ya existía en ese tiempo es evidente, ya que precisamente el traslado se produce como agradecimiento ante un milagro del santo, pero de allí no es posible avanzar más; y desde luego que no se lo inscribe en la actualidad como mártir, siendo que murió como consecuencia de una fechoría simple, y no como defensor de la fe o de la justicia o de la verdad, que son los criterios -ya de por sí muy amplios- en la catalogación de los mártires medievales.
P. Chifflet, SJ, en Acta Sanctorum, enero, II, pág. 542ss. En Duchesne, Fastes Episcopaux, III, 198ss puede leerse la sucesión episcopal de la sede de Besançon, con la complicada cuestión de Berengario, ya que no figura en al actual lista episcopal oficial. En Petits Bollandistes, de Guerin, tomo I, pág 582 puede leerse la leyenda tradicional, armonizada para hacer posible la inscripción en el 480. La imagen -reconocible por el bastón de peregrino y los guantes- se encuentra en un altar de la iglesia dedicada al santo en Dampierre.

San Andrés Chong Hwagyong

 


San Andrés Chong Hwagyong, catequista mártir
En la ciudad de Seúl, en Corea, san Andrés Chong (Tyong) Hwagyong, catequista y mártir, que colaboró con el santo obispo Lorenzo Imbert haciendo de su casa un refugio para los cristianos y, por esta razón, fue herido cruelmente y estrangulado en la cárcel.
Andrés Chong (o Tsieng) Hwagyong era un nativo de Cheongsan, Chungcheong-do, nacido en 1808, que había perdido su pequeña fortuna al dejar su tierra natal para dedicarse más libremente a la religión cristiana. Además de sus tareas de catequista, se tomó mucho trabajo para hacer, junto a Andrés Son, un escondite adecuado para el santo obispo Lorenzo Imbert, tercer vicario apostólico de Corea, y realmente lo guardaban en secreto.
Pero Andrés era también muy simple y crédulo, y vinieron de palacio unos funcionarios con cartas que afirmaban que en la corte ya había pasado el furor anticristiano, y que sólo deseaban que el obispo se presentara, para pedirle el bautismo, pero no lo conseguían encontrar. Era un ardid demasiado simple, pero dos neófitos se lo creyeron, y pusieron a los emisarios en contacto con Andrés, quien sin quererlo delató al obispo.
Dos veces fue Andrés prendido por cristiano, y dos veces soltado, considerándolo demasiado simple, sin embargo a la tercera, a fines de 1839, no le valieron ni su simplicidad ni el dudoso "mérito" del servicio involuntario que había prestado al gobierno. Fue torturado durante cinco meses en la prisión, pero su fe mostró una fortaleza inquebrantable, y no consiguieron la apostasía. Roto por los tormentos y cubierto todo su cuerpo de cientos de heridas, terminó por ser estrangulado en Seúl el 23 de enero de 1840.

 "L'Histoire de l'Eglise de Corée" (1874),  Charles Dallet. página 231 del volumen II; en la página 166 .



San Severiano de Cesarea




Santos Severiano y Aquila, mártires
En Cesarea de Mauritania, santos mártires Severiano y Aquila, esposos, que fueron quemados vivos.
Aquila, o Aquilia en algún manuscrito, es un nombre romano con frecuencia utilizado para varón, pero que podía ser llevado también por una mujer, como lo es en este caso, No deben ser confundidos con otros esposos, Aquila y Priscila (8 de julio), colaboradores de san Pablo, en los que Aquila es el habitual nombre de varón.
La inscripción de estos dos mártires no tiene más datos que los consignados en el elogio, pero es muy antigua, y aparece en casi todos los martirologios históricos, dependientes siempre de una misma fuente, lo que se sabe porque aquella fuente antigua puso erróneamente como nombre de la ciudad "Neocesarea de Mauritania" en vez de "Cesarea de Mauritania", como es lo correcto, tal como se ha corregido en el elogio de la edición actual del Martirologio Romano. La ciudad de Cesarea de Mauritania, capital de la Mauritania Cesariense, es la actual ciudad y puerto de Cherchel, en Argelia. 
Los martirologios medievales de Galesinio y de Canisio añaden que junto a ellos fue martirizado un hijo llamado Floro, pero esto no proviene de ninguna fuente antigua, sino más bien de una conjetura de Galesinio, que Canisio copió, ya que en algún manuscrito aparecían Severiano y Aquila inscriptos en un grupo de mártires romanos, donde también había un mártir llamado Floro. Los que siguen habitualmente estas lecturas verán que no es nada extraño que sobre la base endeble de una mala inscripción, a lo largo de la historia se hayan dicho y repetido errores interpretativos. Es importante conocer esos vericuetos, porque en muchos casos esas interpretaciones han dado lugar a iconografías o leyendas.
Lo cierto es que lo que nos dice el elogio de hoy es todo lo que sabemos de estos esposos cristianos, mártires, que murieron por el fuego, en alguna de las inumerables persecuciones que hubo en el norte de África, y cuya fecha cierta es imposible de determinar.
Acta Sanctorum, enero, II, pág. 455.

San Clemente Ancira

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Santos Clemente de Ancira y Agatángelo, mártires
En Ancira, ciudad de Galacia, santos Clemente, obispo, y Agatángelo, mártires.
El menologio de la Iglesia de Constantinopla recogía desde antiguo la celebración de estos dos mártires, Clemente de Ancira y Agatángelo. De Clemente se recoge un testimonio de san Jerónimo (Comentario a la Carta a los Gálatas), de que el mártir había nacido hacia el año 260, y que sufrió el martirio en los inicios del siglo IV, en las persecuciones de Dioclesiano y Maximiano, es decir, en torno al 304. De Agatángelo se conserva un díptico griego que dice que el mismo día (de Clemente) acabó para Agatángelo esta vida por la espada, y que fue un buen ángel (haciendo un obvio juego de palabras) quien presidió su destino. Este mismo testimonio es repetido, con pequeñas variantes, por otros menologios.
Con el tiempo fueron surgiendo "actas" espúrias del martirio de estos santos, que además de añadir los acostumbrados detalles de la muerte, añadían más y más detalles de su vida, como que se dedicó a la instrucción de los niños, y muchos compañeros de martirio. En época de los Bolandistas, la tradición hagiográfica incluía, además de Clemente y Agatángelo, a Caritón, Cristóforo, diáconos, además de muchos niños de Ancira, a Pengonte y Eucarpio, soldados, así como un indeterminado número de mujeres, niños y hombres de Roma. Naturalmente, para unir todo esto, Clemente era llevado entre tormentos, de ciudad en ciudad, de Galacia a Roma.
Ya el propio Baronio, en la redacción del primer Martirologio Romano, descartaba toda la novelería martirológica unida a estos dos santos y se quedaba con lo históricamente admisible, lo mismo que celebramos hoy: que hubo dos mártires en Ancira de Galacia, uno de los cuales era el obispo. No conocemos la relación entre los dos, ni tan siquiera si estuvieron relacionados, aunque la iconografía habitual presenta a Agatángelo como diácono de Clemente.
Acta Sanctorum, 23 de enero, pág 458,. Vetus Mart. Rom. 23 enero.

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