El Cuerpo
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Si el cuerpo
pudiese hablar estaría diciéndonos todo el día; "Tú no eres mi dueño
¿sabes?". En realidad nos lo está diciendo todo el tiempo, pero en el
idioma del Dhamma, de modo que no estamos capacitados para comprenderlo.
Las condiciones
no nos pertenecen. Siguen su propio rumbo natural. No podemos hacer nada sobre
la forma que tiene el cuerpo. Podemos embellecerlo un poco, hacer que luzca
atractivo y limpio durante un tiempo, como las muchachas jóvenes que se pintan
los labios y se dejan crecer las uñas, pero cuando llega la vejez todos estamos
en el mismo barco. Así es el cuerpo. No lo podemos hacer de otra manera. Sin
embargo, lo que podemos mejorar y embellecer es la mente.
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Si nuestro
cuerpo realmente nos perteneciera obedecería nuestras órdenes, Si le decimos:
"No envejezcas", o "Te prohíbo enfermarte" ¿nos obedecería?
¡No! No se da por aludido. Sólo alquilamos esta "casa", no la
poseemos. Si creemos que nos pertenece, sufriremos cuando tengamos que dejarla.
Pero en realidad, no existe tal cosa como un yo permanente, no hay nada
invariable o sólido a lo que nos podamos aferrar.
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