domingo, 13 de septiembre de 2020

Imitación de Cristo (Felicidad Espiritual)

  PARTE TERCERA

FELICIDAD ESPIRITUAL.


Capítulo XLIII
LIMITACIÓN DE LA
 CIENCIA HUMANA.


Jesucristo:
1. Hijo, no te dejes influenciar por las bellas y sutiles frases de las personas. El Reino de Dios no consiste en palabras sino en virtudes (1Co 4,20). Atiende más bien a mis palabras que encienden los corazones e iluminan las mentes, conducen al arrepentimiento que lleva a la conversión y proporcionan muchas consolaciones. Nunca leas cosas para aparentar erudición o sabiduría. Estudia cómo mortificar los vicios porque esto te será de mayor provecho que el conocimiento de muchas cuestiones difíciles.

2. Cuando hayas terminado de leer y conocer muchas cosas conviene siempre que regreses al principio: Soy Yo quien enseñó la verdadera ciencia a los hombres y doy más clara inteligencia a los pequeños que cualquier persona pueda enseñar. A quien Yo le hablo, pronto será sabio y aprovechará mucho espiritualmente. ¡Mal para los que inquieren muchas curiosidades y se ocupan poco del camino de servirme a Mí!. Llegará el tiempo cuando aparecerá Cristo, Maestro de todos los maestros, y Señor de los ángeles, a oír las lecciones de todos, es decir, a tomar examen a las conciencias, entonces, escudriñará a Jerusalén con linternas, se descubrirán los secretos de las tinieblas y callarán los argumentos verbales.

3. Yo soy quien elevo en un instante la mente humilde para que capte más razones de la verdad eterna que si hubiera estudiado diez años en centros docentes. Yo enseño sin estrépito de palabras, sin divergencia de opiniones, sin lucimientos personales, sin confrontación de argumentos. Yo soy quien enseño a despreciar lo contingente, a buscar lo eterno, a saborear lo eterno, a huir de los honores, a soportar los tropiezos, a poner toda la confianza en Mí, a nada desear fuera de Mí, y amarme ardorosamente sobre todo.

4. Y así, amándome uno íntimamente, aprendió cosas divinas y narraba maravillas. Se aprovecha más dejando todas las cosas que estudiando sutilezas. Pero a algunos les hablo de cosas comunes, a otros especiales; a algunos aparezco dulcemente en señales e imágenes, a otros les revelo los misterios en medio de gran luz. Una cosa dicen los libres, pero no enseñan a todos por igual porque interiormente, yo soy el Maestro de la verdad, Escudriñador del corazón, Conocedor de los pensamientos, Promotor de las acciones, distribuyendo a cada uno según juzgo conveniente.


Capítulo XLIV
NO DEJARSE INFLUENCIAR
 POR LAS COSAS EXTERIORES.


Jesucristo:
1. Hijo, te conviene ser ignorante en muchas cosas y considerarte como muerto en la Tierra, para quien todo el mundo está crucificado. Te conviene también hacerte el sordo en muchas cosas y pensar más lo que conviene para tu paz. Es más útil apartar la vista de lo que te desagrada y dejar a cada uno con su parecer que ocuparse en discutir. Si estás bien con Dios y miras su juicio fácilmente de darás por vencido.

Discípulo:
2. ¡Señor, a qué hemos llegado!. Nos lamentamos por los perjuicios temporales, por una pequeña ganancia trabajamos y corremos pero transcurre olvidado el daño espiritual y apenas rara vez vuelve a la memoria. Se presta atención a lo que poco o nada aprovecha y se posterga con negligencia lo que es sumamente necesario porque todo el hombre se derrama al exterior y si no recapacita pronto, con gusto se arroja fuera de sí.

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