PARTE TERCERA
FELICIDAD ESPIRITUAL.
Capítulo XXXV
EN LA VIDA NO HAY SEGURIDAD DE QUE FALTEN TENTACIONES.
Jesucristo:
1. Hijo, nunca te sientas seguro en esta vida porque mientras vivas necesitas siempre armas espirituales. Estás entre enemigos y te atacan a derecha e izquierda. Si no utilizas por todas partes el escudo de la paciencia y no fijas tu corazón en Mí con la voluntad dispuesta a padecer todo por Mí no podrás soportar este fuego ni obtener el premio de los Santos. Te conviene pues, atravesar todo valientemente y luchar con energía contra lo que se te oponga. Porque al vencedor se le dará el maná (Ap 2,17) y al flojo le quedará mucha miseria.
2. Si buscas descanso en esta vida, ¿cómo llegarás entonces al descanso eterno?. No te prepares a mucha tranquilidad sino a gran paciencia. Busca la auténtica paz en el Cielo, no en la Tierra, no en los seres humanos ni en las demás criaturas sino en Dios sólo. Por amor a Dios debes sobrellevar todo de buena gana, las pesadumbres y los dolores las tentaciones, ofensas, ansiedades, necesidades, enfermedades, injurias, murmuraciones, represensiones, humillaciones, equívocos, correcciones y menosprecios. Estas cosas ayudan a la virtud, prueban al soldado de Cristo y confeccionan la corona del Cielo. Yo otorgaré favores eternos por un pequeño trabajo y gloria infinita por un desconcierto pasajero.
3. ¿Piensas acaso que siempre tendrás consolaciones espirituales según tu voluntad?. Mis santos no las tuvieron siempre sino más bien muchas pesadumbres, variadas tentaciones y gran desolación. Pero las soportaron todas con paciencia y confiaron más en Dios que en sí mismos conocedores de que no son proporcionales los padecimientospresentes a la futura gloria prometida. ¿Pretendes tú tener al instante lo que muchos después de muchas lágrimas y grandes esfuerzos apenas consiguieron?. Espera en el Señor, trabaja vigorosamente y serás reconfortado; no desconfíes, no huyas sino ofrécete constantemente en cuerpo y alma por la gloria de Dios. Yo te recompensaré completamente; Yo estaré contigo en cualquier dificultad (Sal 91,15).
Capítulo XXXVI
LOS JUICIOS SIN VALOR DE LAS PERSONAS.
Jesucristo:
1. Hijo, arroja fuertemente tu corazón en el Señor y no temas los juicios humanos cuando la conciencia te declare bueno y sin falta. Es aceptable y bendito padecer estas cosas y no es intolerable al corazón humilde que confía más en Dios que en sí mismo. Muchos hablan demasiado y por eso se les debe creer poco; porque satisfacer a todo el mundo no es posible. Aunque San Pablo se esforzó por satisfacer a todos en el Señor, y se hizo todo para todos, sin embargo no dio la menor importancia al ser juzgado por ellos. Hizo cuanto estaba de su parte y podía por la edificación y la salvación ajena, pero no pudo librarse de ser juzgado o despreciado algunas veces. Por eso todo lo encomendó a Dios, que lo conoce todo y se defendió con paciencia y humildad de los que hablaban mal de él y le dirigían pensamientos infundados y mentirosos de la manera que querían. No obstante, respondió algunas veces para evitar que los débiles se escandalizaran de su silencio.
2. ¿Por qué les temes a seres mortales?. Hoy están, y mañana no aparecen. Teme a Dios y no te espantarás de los hombres. ¿Qué te pueden hacer con palabras e insultos?. A ellos les hace más daño que a ti porque, sean quienes sean, no podrán escaparse del juicio de Dios. Tú, ten a Dios presente y no combatas contra las palabras quejosas. Si ahora parece que sucumbes y padeces la humillación que no merecías no te indignes por eso no sea que por tu impaciencia disminuyas tu premio; mírame bien a Mí en el Cielo porque tengo poder para liberarte de toda confusión y ofensa y dar a cada uno según sus obras (Rm 2,3).
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