domingo, 6 de septiembre de 2020

Imitación de Cristo (Felicidad Espiritual)

PARTE TERCERA
FELICIDAD ESPIRITUAL.


Capítulo XXX
PETICIÓN DE AYUDA A
 DIOS Y CONFIANZA EN RECUPERAR SU GRACIA.


Jesucristo:
1. Hijo, Yo soy el Señor, que conforto en los momentos difíciles. Ven a Mí cuando no te encuentres bien. Lo que principalmente impide mi visita es tu tardanza en volver a la oración. Porque antes de rogar con atención buscas satisfacciones ajenas y te recreas en lo exterior. De ahí viene que todo te aproveche poco hasta que adviertas que Yo soy quien libro a los que esperan por Mí; fuera de Mí no hay auxilio que valga, ni consejo útil, ni remedio duradero. Pero ahora, con el espíritu recobrado después de la tempestad debes rehacerte a la luz de mi misericordia porque Yo estoy cerca para restaurar todas las cosas no sólo íntegramente sino abundante y sobradamente.

2. ¿Acaso hay algo difícil para Mí o voy a ser como los que dicen y no hacen?. ¿Dónde está tu fe?. Manténte firme y perseverante. Sé animoso y valiente que llegará a su tiempo la consolación. Espérame, espera que venga y te curaré (Mt 8,7). Es una prueba la que te atormenta y un miedo sin base el que te aterroriza. ¿Qué importa la preocupación sobre situaciones futuras sino para tener tristeza sobre tristeza?. Bástale a cada día su propia molestia (Mt 6,34). Es vano e inútil desconcertarse o alegrarse por el futuro que quizás nunca llegue.

3. Pero es propio del ser humano dejarse engañar por la imaginación y es signo de pusilanimidad dejarse llevar tan fácilmente por las sugestiones del enemigo. El no se cuida de que sea verdadero o falso lo que utiliza para engañarnos o distraernos y si nos derriba con el amor a lo inmediato o el temor al futuro. No vaya a confundirse tu corazón, ni se atemorice, cree en Mí y confía en mi misericordia. Cuando piensas que estás lejos de mí, con frecuencia estoy más cercano. Cuando consideras que casi todo está perdido entonces, muchas veces, se hace más presente la ganancia. No todo está perdido cuanto te sucede alguna cosa contraria. No debes juzgar según la impresión del momento ni dejarte molestar o angustiar con cualquier contrariedad que te venga como si se hubiera eliminado toda esperanza de surgir.

4. No pienses que has sido abandonado del todo aunque a veces te envíe una aflicción o también te sustraiga el consuelo deseado; así se camina al Reino de Dios. Y sin duda te conviene más a ti y a todos mis servidores ejercitarse en las adversidades que si todo sucediera a su gusto. Yo conozco el secreto, y sé que conviene mucho para tu aprovechamiento que a veces te quedes desconsolado para que no te envanezcas en la prosperidad ni quieras complacerte en ti mismo por lo que no eres. Lo que te di, te lo puedo quitar y restituírtelo cuando me agrade.

5. Cuando te lo dé, es mío: cuando te lo quite, no te quito lo tuyo porque es mío todo bien que se otorga y todo don perfecto (Stgo 1,17). Si te envío pesadumbre o cualquier contrariedad, no te indignes ni decaiga tu corazón. Yo pronto puedo levantarlo y convertir cualquier carga en gozo. Sin embargo, siempre soy justo y digno de reconocimiento cuando actúo así contigo.

6. Si entiendes bien y lo miras a la luz de la verdad nunca te debes entristecer ni decaer tanto por las adversidades sino más bien alegrarte y agradecer considerando como único motivo de gozo que afligiéndote con dolores, no te perdono(***). Como me amó mi Padre, así los amo a ustedes (Jn 15,9) dije a mis queridos discípulos: a los que, por supuesto, no los envié a gozar del mundo sino a grandes combates; no a ser reconocidos sino despreciados; no a la ociosidad sino al trabajo; no al descanso sino a cosechar mucho fruto de paciencia. Acuérdate, hijo mío, de estas palabras.


No hay comentarios:

Publicar un comentario