En Porto Romano, cerca del actual Fiumicino, santos Aconto, Nono, Herculano y Taurino, mártires.
En Capua, de la Campania, san Quinto, mártir.
En Nicomedia, de Bitinia, santos Urbano, Teodoro, Menedemo y otros compañeros, tanto clérigos como laicos, los cuales, por su fe católica, fueron embarcados en una pequeña nave y quemados en altamar por orden del emperador Valente.
En Tortona, región de Liguria, san Alperto, fundador y primer abad del monasterio de Butrium.
En Dalmacia, beato Juan Bueno de Siponto, abad y fundador del monasterio de San Miguel, ubicado en el litoral de Dalmacia, frente al monte Gargano.
En Ripon, en el condado de York, en Inglaterra, beato Guillermo Browne, mártir, que, condenado a pena capital bajo el reinado de Jacobo I por haber inducido a otros a abrazar la fe católica, fue ahorcado y cruelmente descuartizado.
En una vieja embarcación anclada en el mar, frente a Rochefort, en Francia, beato Florencio Dumontet de Cardaillac, presbítero y mártir, el cual, condenado durante la Revolución Francesa por ser sacerdote, completó el martirio víctima de enfermedad, y atendiendo con celo y caridad a los enfermos concautivos.
En Ninh Tai, en Tonkin, santos mártires Pedro Nguyen Van Tu, presbítero de la Orden de Predicadores, y José Hoang Luong Canh, médico, decapitados por quienes odiaban el nombre cristiano.
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