PARTE TERCERA
FELICIDAD ESPIRITUAL.
Capítulo XXXIII
LA INESTABILIDAD DEL CORAZÓN Y LA NECESIDAD DE DIRIGIR LA INTENCIÓN FINALMENTE A DIOS.
Jesucristo:
1. Hijo; no le creas al deseo que ahora tienes, muy pronto se cambiará en otro. Mientras vivas estarás sujeto al cambio aunque no quieras; porque a veces te encontrarás alegre, a veces triste, unas veces tranquilo, otras perturbado, unas veces devoto, otras sin devoción, a veces atento, a veces descuidado, a veces pesado, a veces liviano. Pero la persona sabia y bien instruida en el espíritu se mantiene firme por encima de todo lo cambiante. No atiende a lo que siente dentro de sí o de qué parte sopla el viento de la inestabilidad sino a dirigir toda la intención de su mente hacia el debido y deseado fin. Porque así puede uno permanecer siempre el mismo e ileso en medio de tan diversos sucesos dirigiendo a Mí sin cesar, la mirada de su incontaminada intención.
2. Mientras más pura sea su intención más constante irá entre tantas tempestades. En muchas cosas se oscurece la mirada de la pura intención porque se observa fácilmente lo que se presenta como agradable y así es raro quien se encuentra libre de la mancha de su propio interés. Así los judíos en otro tiempo, fueron a Betania donde Marta y María no solamente por Jesús sino más bien para ver a Lázaro (Jn 12,9).
Capítulo XXXIV
DIOS ES LO MEJOR DE TODO PARA QUIEN LO AMA
Discípulo:
1. ¡Aquí está mi Dios y mi Todo!. ¿Qué más quiero y qué mayor felicidad puedo desear?. Frase excelente y agradable para quienes aman al Señor no al mundo ni a lo que hay en el mundo. ¡Dios mío Tú eres todo para mí!. A quien entiende le basta lo dicho y repetirlo muchas veces es un gusto para los que aman. Porque cuando Tú estás presente, todo es agradable cuando Tú estás ausente todo causa fastidio. Tú das tranquilidad al corazón, gran paz y alegre festejo. Tú haces sentir bien de todos y alabarte por todos; nada puede causar placer sin Ti. Pero si debe agradecerse y sentirse bien es imprescindible que tu gracia esté presente y se sazone con tu propio sabor. A quien Tú agradas ¿qué no le sabrá bien?, y a quien no siente tu sabor ¿qué le podrá agradar?. Pero los sabios de este mundo y los que saborean los bajos placeres se pierden en tu sabiduría porque en eso hay un gran vacío y allí se encuentra la muerte. En cambio quienes te siguen, despreciando lo mundano y dominando sus instintos, son reconocidos como auténticos sabios porque pasan de la vanidad a la verdad y de lo material a lo espiritual. Estos aprecian a Dios y cualquier cosa buena que encuentran en la Creación toda la orientan en alabanza a su Creador. Sin embargo es diferente y muy diferente el sabor del Creador y de lo creado de la Eternidad y del tiempo limitado de la Luz no creada y de la luz reflejada.
3. ¡Luz perpetua que supera a todas las luces creadas envía desde lo alto el resplandor que penetre hasta lo más íntimo de mi corazón!. Purifica, alegra, ilumina y vivifica mi espíritu con todas mis facultades para que me una contigo con el máximo júbilo. ¿Cuándo llegará este bendito y deseado momento en que me sacie tu presencia y seas todo para mí?. Mientras esto no suceda no tendré felicidad completa. ¡Qué pena! Todavía vive en mí el hombre viejo no está del todo crucificado, no ha muerto definitivamente, todavía tiene fuertes deseos contrarios al espíritu, todavía pelea internamente y no soporta que esté en paz el gobierno del alma.
4. Pero Tú, que puedes dominar el mar y calmar el movimiento de sus olas dispersa a la gente que quiere la guerra, doblégala con tu poder, manifiesta tus maravillas para que tu Mano sea glorificada porque no hay otra esperanza ni refugio para mí sino en Ti, Señor Dios mío.
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